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México, sin el quinto partido fuera de casa
México.— La ansiedad está por terminar para la Selección Mexicana pues ya se encuentra concentrada y lista para comenzar su participación mundialista en Rusia 2018, frente al campeón defensor Alemania para mantener su participación en los últimos 24 años de manera consecutiva en esta justa internacional y la número 16 en su historia.
Desde la primera competencia en Uruguay 1930, México ha sido un viejo conocido de los mundiales de futbol, estando ausente sólo en cinco ocasiones.
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Una repesca contra Estados Unidos en 1934 que terminó a favor de los primeros; otra en protesta a la decisión de no llevar la Copa del Mundo al continente americano; dos eliminatorias fallidas en 1974 y 1982; y la suspensión de la FIFA en 1990 por una violación al reglamento, privaron al conjunto “Azteca” de asistir a esta fiesta, pero de ahí en fuera, su presencia lo ha consagrado como el grande de la zona del Norte, Centroamérica y el Caribe (Concacaf).
Nuestro país ha sido el anfitrión de dos Mundiales: el primero en 1970 y el segundo en 1986, siendo el Estadio Azteca el escenario de las legendarias finales entre Brasil e Italia, y Argentina contra Alemania, respectivamente.
En esos dos mundiales, frente a su público, han sido las únicas en las que el Tri ha avanzado a los cuartos de final, la instancia más lejana a la que han aspirado los seleccionados mexicanos en más de 80 años de Copas del Mundo.
Superar la fase de grupos parecía una misión imposible para el conjunto nacional hasta el Mundial de 1970, cuando avanzó a la segunda ronda donde se quedó a un paso de las semifinales al caer ante Italia en la ciudad de Toluca por 4 a 1.
En 1986, la localía nuevamente impulsó a los jugadores mexicanos para llegar al quinto partido ¡y lo jugaron!, pero perdieron con los alemanes desde el manchón penal. Desde entonces, el Tri no ha vuelto a tocar más alto y en las últimas dos décadas el objetivo se ha reducido a llegar al menos a ese nostálgico quinto juego, una misión siempre fallida.
El primer intento se hizo en el regreso de México en el Mundial de Estados Unidos 1994, con una selección que quedó en primer lugar de grupo, por encima incluso de Italia que terminó subcampeona ese año. Pero Bulgaria detuvo la marcha ascendente del tricolor desde los once pasos.
Cuatro años después, los mexicanos dieron batalla a un favorito como Holanda para amarrar los octavos de final donde se encontró con la Alemania de Jurgen Klisnmann, quien junto a Oliver Bierhoff mataron la alegría del Tri que se había puesto primero arriba en el marcador con un gol de Luis “el matador” Hernández.
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México olvidó una mala eliminatoria de la que fue rescatada de último momento y jugó el cuarto partido en el Mundial de Corea-Japón 2002, un duelo que parecía ser tan solo un trámite por la racha que sacó en la fase de grupos y por el conocido rival que le tocó: Estados Unidos. Pero las estadísticas no valieron esta vez y el cuadro de las barras y las estrellas golpeó el orgullo de los mexicanos con un 2-0 duelo que incrementaría la rivalidad de la zona.
La misma escena se repetiría en las siguientes dos ediciones en Alemania 2006 y Sudáfrica 2010, con Argentina como el verdugo en común. Primero con un gol de Maxi Rodríguez en tiempos extra donde el arquero Osvaldo Sánchez nada pudo hacer para detener el tanto que mataba la ilusión de los mexicanos, y en la segunda cita de nueva cuenta los argentinos pulverizaron al tricolor con un contundente marcador de 3-1.
JAHA