Celebridades

Alejandro Fernández hace confidente al Zócalo

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México.— El cantante Alejandro Fernández hizo confidentes a más de 120 mil personas en la plancha del Zócalo capitalino donde tras tres años de tour cerró su gira mundial.

En punto de las 20:30 horas se encendieron las ráfagas de luz del imponente escenario armado sobre la plancha de la Plaza de la Constitución, ahí varias pantallas reflejaban al artista para iniciar con el tema del maestro Roberto Carlos, Concavo y Convexo.

“Hace tres años inicié la gira “Confidencias” y qué mejor modo que cerrarla en un sitio histórico como lo es el Zócalo capitalino… acompañenme a pasarla bien y a cantar conmigo todas mis canciones”.

Ni la espera de horas, ni la baja temperatura que registró 14 grados enfriaron el ánimo de los fans de El Potrillo que corearon distintos temas como Estuve, Hoy tengo ganas de ti, Canta Corazón, Si tu supieras, Que voy a hacer sin tu amor y Me dediqué a perderte, entre otros temas del enorme catálogo musical del cantante.

Enfundado en un blazer tornasol rojo obscuro muy elegante y un pantalón azul marino, Alejandro agradeció a todos los fans por asistir a una plaza tan emblemática como la del Zócalo y tras varios canciones más a las 21:30 horas desapareció del escenario.

Mientras el charro se ponía su sombrero y su traje mexicano tras bambalinas, un ensamble lleno de adrenalina de algunos de sus músicos como su trompetista, un trombonista y su guitarrista interpretaban magistralmente el Huapango de Moncayo para minutos después dar paso y fusionarse en la misma canción con el mariachi.

La fiesta mexicana comenzaba, en las pantallas trajes y bailes típicos, en el escenario 11 mariachis y 9 músicos de la banda de Alejandro Fernández vibraban el corazón de la capital mexicana enmarcado por Palacio Nacional y el Asta Bandera cuando sonaba a todo lo alto el tema Guadalajara para abrir paso al cantante “Guadalajaaaaaara… Gudalajaaaara”.

Al culminar la gira “Confidencias World Tour” en la CDMX, Alejandro Fernández dijo que pondrá siempre en alto el nombre de México como le prometió al maestro Juan Gabriel y a su padre El Charro de Huentitán en su concierto de despedida hace unos meses en el Estadio Azteca.

Sin mencionar a Donald Trump por su nombre, El Potrillo dijo “quiero decirles esta noche, en este lugar lleno de historia que está en el corazón de México, que hoy nuestro país vive un momento de grandes cambios y hay que decirle al mundo que somos gente buena y muy unida, con una gran cultura y muchos valores. A todo los mexicanos, los que están aquí y los que viven en el extranjero, les digo que no estamos solos, todos somos uno y ¡que viva México!”.

Siguieron temas inmortales de la música vérnacula y del catálogo del artista como México Lindo, Mátalas, No, Cascos ligeros y Abrázame.

A las 22:30 horas Alejandro Fernández culminó la segunda parte del concierto con Cómo quién pierde una estrella, tema que lo consagró e internacionalizó como interprete de rancheras en la década de los 90, se apagó el escenario y el artista desapareció.

Los miles de asistentes entre rechiflas, aplausos y al grito de ¡otra! ¡otra! ¡otra! lograron que regresará al escenario para cerrar con un homenaje “a uno de los más grandes artistas que ha dado México, el maestro Juan Gabriel”. El Potrillo recordó que esa noche hubiera sido la presentación en el Zócalo del fallecido compositor de Querida por lo que aceptó cantar para rendirle un homenaje

Temas de la talla de Ya lo se que tu te vas, Te sigo amando y La diferencia encendieron el ánimo nuevamente mientras el coro al unísono retumbaba en las paredes de las viejos palacios coloniales aledaños.

Finalmente como el gran postre, Alejandro dijo no me puedo ir de este escenario sin recordar los temas de mi maestro, mi amigo, mi mentor, al tiempo que se le humedecían los ojos “quiero recordar a mi padre el señor Vicente Fernández”, aplausos y gritos abrieron el preámbulo a Las llaves de mi alma, Mujeres Divinas, Hermoso Cariño, Estos Celos, Si acaso vuelves, Acá entre nos y otras que Chente deja para la posteridad.

A las 23 horas como reloj de arena, 2 horas con 30 minutos después, se despidió agradeciendo y saludando desde el escenario mientras al fondo nuevamente el tema Como quien pierde una estrella marcaba el adiós.

emc

 

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