Celebridades
¿Eres la tía quedada… perdón soltera?
México.— Después de su exitoso libro Treintona, soltera y fantástica (ahora en cines con Bárbara Mori como protagonista), vuelve Juana Inés Dehesa con una nueva novela sobre las implicaciones y complicaciones de ser una tía soltera.
Pues claro que una no quiere que la tachen de tía. Al menos según el inconsciente colectivo, las tías son unos seres peinados con base ligerita, ataviados y amplios vestidos de flores, y expiden perennemente un olorcito peculiar, mezcla de naftalina y crema Nivea.
Así son, al menos, las que aparecen en las caricaturas, películas y novelas, y así se instalaron en nuestra imaginación, sin importar que en la vida real nuestras tías hayan sido unas mujeres dinámicas que andaban todo el día en shorts y chanclas, mientras planeaban su próximo viaje al Amazonas, ni que hayan aborrecido —con toda razón— la crema Nivea.
Porque hay de tías a tías
Hoy, ser tía soltera es un proceso complicado que nos obliga a navegar entre pañales, pokemones y otras linduras, mientras intentamos llegar a tiempo al recital de ballet y somos bombardeadas con preguntas incómodas. Un trabajo difícil, pero si sabemos enfrentarlo nos dará, además de muchas enseñanzas, una larga lista de satisfacciones.
Este libro te ayudará a dejar atrás a la tía anticuada que todavía tiene que poner a calentar los tubos y se guarda los pañuelos desechables en la manga de su suetercito, para darle espacio a una nueva generación de mujeres independientes, libres de los condicionamientos sociales. Así, la próxima vez que te llamen tía, podrás responder: “Sí, soy orgullosamente SuperTía”.
Fragmento del libro
“Claro, hasta que alguien te hace la mala obra de romperte la burbuja, como cuando tu mejor amiga —o hermana, prima o pareja de tu mejor amigo— sale con su batea de babas de: ‘¿qué crees?, ¡estoy embarazada!’ ¿Embarazada? ¿Tan joven? No contenta con eso, aquélla sigue, mes tras mes, en la necia, y crece y crece hasta que, ni modo, no hay plazo que no se cumpla, todo tiene un feliz desenlace.
De esos días en que quieres venderte como fierro viejo y a ver si te reciclan…
— JUANA INES DEHESA (@jdehesa) 10 de octubre de 2016
Tú, que llevas meses en la negación absoluta, jugando a que eso no está sucediendo y a que todo es cosa de ignorar el hecho con el suficiente ahínco para que la fémina en cuestión recupere su figura habitual y se quite de fantasías maternales, te topas con que el niño ya llegó y no hay vuelta atrás.
Tras remolonear bastante, te presentas con el regalito de rigor en el hospital, con cara de que estarías mucho más feliz en una camilla de urgencias y con las tripas de fuera, sonriendo sin mucho éxito y tratando de poner cara de emoción sin conseguirlo. En cierto momento, sin enterarte de cómo ni por qué, de pronto te ves con el bultito en los brazos y sólo alcanzas a fingir contento los diez segundos que dura el flashazo y el ‘¡Sonríe, Gumersindo!, ¡sonríele a tu tía!’
Si tuvieras que ser absolutamente sincera; si, como dijera Agustín Lara, tuvieras que poner la mano en el corazón, tendrías que reconocer que el numerito de aceptar la condición de tía tampoco te cayó tan de sorpresa. ¿A quién quieres engañar? Era evidente que habría de suceder algún día, puesto que somos seres humanos y los seres humanos tienen el mandato genético de reproducirse como si el petróleo no se fuera a acabar nunca (quien lo dude, que se asome al metro en hora pico).
El problema fue que no hubo una señal clara de que era el momento y de que, en sus marcas, listos, fuera, había que ponerse a parir. No. Eso hubiera sido más sencillo y te hubiera permitido prepararte psicológicamente o, de perdis, comprar un boleto de avión a Camerún. Pero no.
El proceso que terminó convirtiéndote en tía avanzó lento y rastrero, como sabueso que persigue presa, y eso, unido a un franco proceso de negación de tu parte, te permitió ignorar el hecho de que tu vida como la conocías —bueno, y la de las madres en cuestión, ésa también— estaba a punto de desaparecer irremisiblemente para transformarse en otra cosa.
Juana Ines Dehesa nació en la Ciudad de México en 1977. Admite haber hecho todo lo que se relaciona con los libros: escribirlos, traducirlos, editarlos, comentarlos, promoverlos y mil cosas más.
Su formación abarca numerosos cursos, talleres y asesorías en materia de lectura y escritura infantil y juvenil. Entre sus libros destacan Pink Doll, Rebel Doll y Treintona, soltera y fantástica (ahora en cines con Bárbara Mori como protagonista). Es también jefa de información en Radio UNAM y columnista semanal en el periódico Reforma.
emc