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Ofrenda de lobo de oro azteca permaneció intacta 500 años

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México.— Hace apenas unas semanas arqueólogos mexicanos hallaron una bóveda debajo del Templo Mayor cubierta con varios trozos de coral rojo, y debajo ¡oh sorpresa!, 22 piezas de oro, finas láminas labradas, se trata de una ofrenda azteca con los restos de un lobo que al morir tenía unos ocho meses de edad y fue vestido en oro.

Ahí su ofrenda estaba revestida con varios cuchillos de pedernal, conchas, caracoles y la mandíbula de un pez sierra. El lobo está colocado mirando hacia el oeste, de cara a la puesta del sol. Una de las piezas llamó mucho la atención de los arqueólogos se trata de un chimali, escudo de guerra de los aztecas.

Estiman los primeros avances que la ofrenda fue colocada hacia finales del siglo XV, bajo el reinado de Ahuitzotl, predecesor de Moctezuma, por lo que nadie descubrió la ofrenda en 500 años.

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El diario español El País, hizo una breve línea de tiempo de todos los acontecimientos que sucedieron en México antes de que la ofrenda viera de nuevo la luz de día al estar en el entierro. “Pasó una guerra con los españoles y sus aliados, una colonia, otra guerra- de independencia-, la mano férrea de Porfirio Díaz, la Revolución y casi un siglo de priismo, sin que nadie la encontrara”.

En el año de 1900 un arquitecto mexicano ilustre, Guillermo de Heredia llego a vivir a la calle de Guatemala junto a su esposa y su familia, justo arriba del Templo Mayor y a unos metros de la ofrenda, incluso instalaron un tubo hacia un colector de aguas negras de aquella época que atravesó la ofrenda, pero nadie ni los albañiles se percataron del hecho.

Ese arquiteco relata el diario español, construyó el Hemiciclo a Juárez mandado a edificar por Porfirio Díaz.

La forma en que fueron hallados los restos del lobo vestido con algunas de las joyas, el caso del chimali y el disco sobre el pecho orientan a los científicos que podría tratarse de un gran homenaje al dios azteza del Sol, Huitzilopochtli.

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De acuerdo a la cosmovisión mexica, al principio todo fue oscuridad, una gran noche. Un día Coatlicue, diosa de la vida y la muerte, quedó embarazada por acción y gracia de una bola de plumas. El gran dios Sol empezó a crecer en su panza, aguardando el momento de traer la luz al mundo.

Enteradas, las hijas de Coatlicue -la Luna y las estrellas- corrieron celosas a impedir su nacimiento. Pero Coatlicue dio a luz y Huitzilopochtli llegó al mundo ya crecido. El dios Sol mató a la Luna y desterró a las estrellas, dando equilibrio a las tinieblas y creando así el día.

emc

 

 

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