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Asesinato del padre Marcelo Pérez, mártir de la paz en un estado sumido en el miedo

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Foto Cuartoscuro

Ciudad de México.— Chiapas es uno de los estados más pacíficos según el Índice de Paz en México 2024, pero vive una paradoja dolorosa: los habitantes de sus principales municipios, Tapachula y Tuxtla Gutiérrez, experimentan un profundo temor ante el aumento de la criminalidad.

Aunque las estadísticas colocan a Chiapas en los primeros lugares de tranquilidad, la percepción de inseguridad es alarmante. La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), publicada por el INEGI, señala que estas ciudades figuran entre las más inseguras del país.

La situación de violencia en la región no es nueva. Desde 2021, más de 10 mil personas han sido desplazadas en la Sierra Fronteriza debido a los enfrentamientos entre grupos criminales que se disputan el control de territorios. La creciente presencia de migrantes, provenientes de Centroamérica, Sudamérica y el Caribe, ha agudizado la problemática, convirtiendo la frontera sur de México en una zona de alto riesgo.

El padre Marcelo Pérez: una vida de lucha y esperanza

En medio de esta crisis, la figura del sacerdote Marcelo Pérez Pérez emergió como una luz de esperanza para las comunidades más vulnerables. Originario de San Andrés Larráinzar, Chiapas, el padre Marcelo dedicó su vida a defender los derechos humanos y a buscar la paz en una tierra marcada por la violencia. Sin embargo, su compromiso lo puso en peligro.

El 20 de octubre, tras oficiar misa en San Cristóbal de las Casas, el padre Marcelo fue asesinado por dos hombres que lo atacaron mientras se dirigía a la iglesia de Guadalupe. Este crimen no conmovió a la comunidad católica y despertó la indignación de múltiples sectores, tanto nacionales como internacionales.

El sacerdote llevaba años enfrentando amenazas de muerte. Desde 2015, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) le otorgó medidas cautelares debido al riesgo que corría su vida. A pesar de ello, Marcelo Pérez nunca dejó de denunciar la violencia en Chiapas, convirtiéndose en un símbolo de resistencia.

En una de sus últimas marchas por la paz, realizada el 13 de septiembre en Tuxtla Gutiérrez, expresó su frustración por la contradicción de que el gobierno lo protegiera mientras emitía órdenes de aprehensión en su contra.

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Un padre le llora a su hijo

En la despedida al Padre Marcelo Pérez Pérez, el Cardenal Felipe Arizmendi Esquivel, junto a obispos y centos de feligreses, presidió la Misa de exequias del Padre Marcelo en San Andrés Larráinzar. “Fue un regalo de Dios, siempre buscó la paz y ayudó a los más necesitados”, dijo y su legado de paz y servicio permanecerá entre sus feligreses.

Don Miguel Pérez Santiz, exigió justicia y lloró frente al féretro de su hijo, el sacerdote y defensor de derechos humanos Marcelo Pérez.

Reacciones ante el asesinato

El homicidio del sacerdote Pérez ha generado una oleada de condenas y pronunciamientos. La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) lamentó profundamente la pérdida de un “pastor dedicado” y una “voz profética” que luchaba por la paz en Chiapas. El Episcopado recordó su incansable labor en favor de los más necesitados y vulnerables, dejando un legado de amor y servicio que permanecerá en el corazón de quienes lo conocieron.

Por su parte, la Compañía de Jesús en México, organización con la que compartía ideales de justicia social, expresó su enérgica condena por el asesinato del padre Marcelo. La Compañía destacó que este acto no debía ser visto como un caso aislado, sino como parte de una problemática estructural de violencia en Chiapas.

En su comunicado, señalaron que la región enfrenta un colapso de seguridad debido al crimen organizado, que ha causado no solo asesinatos, sino también reclutamiento forzado, secuestros y saqueos de recursos naturales.

A nivel internacional, la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) también se pronunció, calificando el asesinato del sacerdote como “inaceptable”.

Jesús Peña Palacios, representante adjunto en México de la ONU-DH, resaltó la importancia del padre Marcelo como referente en la búsqueda de paz, verdad y justicia para Chiapas. Exigió una investigación pronta y eficaz, subrayando que el contexto de violencia en la región requiere cambios estructurales urgentes.

El gobierno responde

Las autoridades federales y estatales prometieron justicia. La presidenta Claudia Sheinbaum afirmó que su gobierno trabaja para que el crimen no quede impune. Señaló que la Fiscalía General de la República (FGR) podría atraer el caso, mientras que la Secretaría de Gobernación ya está en contacto con el gobierno de Chiapas y la diócesis local para avanzar en las investigaciones.

Sin embargo, las declaraciones de Sheinbaum han sido recibidas con escepticismo. Amado Avendaño, periodista chiapaneco y promotor del Frente Cívico Nacional, criticó la respuesta de la presidenta, calificándola de fría y carente de empatía. Según Avendaño, el gobierno sigue sin comprender la gravedad del problema, y las respuestas formales no ofrecen consuelo a una población que vive bajo el yugo del crimen.

El gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón, también condenó el asesinato, comprometiéndose a que los responsables enfrenten la justicia y reciban todo el peso de la ley.

En su mensaje, Escandón prometió resultados inmediatos, asegurando que nadie está por encima de la ley. A pesar de estas promesas, la desconfianza en las instituciones sigue presente entre los habitantes de Chiapas, quienes ven cómo la violencia se ha vuelto cotidiana en sus comunidades.

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ebv

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