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Autoconstrucción y tejas propiciaron daños mayores en Juchitán

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Juchitán de Zaragoza.— La autoconstrucción y la falta de planificación, sumada a la edad de las casas y a materiales inadecuados para hacer frente a un terremoto, propiciaron la catástrofe en el municipio mexicano de Juchitán, señaló hoy el arquitecto Carlos Daniel León.

“En los estados hay mucha cultura de la autoconstrucción. Y no hay un proyecto arquitectónico ni estructural en el cual se basen para realizar las viviendas”, explicó este arquitecto del Instituto Politécnico Nacional (IPN) de la Ciudad de México, residente en Juchitán de Zaragoza desde hace varios años.

Esta localidad del sureño estado de Oaxaca ha sido la más afectada por el sismo del pasado jueves noche, de 8,2 en la escala de Richter, que ha segado la vida de al menos 95 personas, 37 de ellas en Juchitán, según reportes preliminares.

Para León, una multiplicidad de factores llevaron al derrumbe o daño en la infraestructura de unas 7.000 viviendas, muchas de ellos en el zócalo de esta ciudad de alrededor de 100.000 habitantes.

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“El estudio de mecánica del suelo es indispensable para la ejecución de la obra”, resaltó.

A la autoconstrucción -a menudo por motivos económicos- y a la falta de un proyecto, se le suma el material utilizado.

En Juchitán, tal y como ha constatado Efe sobre el terreno, buena parte de las casas derruidas son de teja y fueron construidas hace ya varias décadas.

“En las construcciones de hace más de 50 años se manejaba materiales de la zona. Estamos hablando de piedras de barro, teja de barro, precocido, y mezcla de barro. No se consideraba acero de refuerzo”, lamentó el experto.

Pese a estar ubicado en el Istmo de Tehuantepec, una zona sísmica, en Juchitán muchas casas son de “pura mampostería”, un sistema tradicional de construcción en el que se colocan a mano los ladrillos o bloques.

“Por la edad de la vivienda, no estaba calculado para un movimiento de esta magnitud”, agregó.

No obstante, hay edificios más modernos que también sufrieron los estragos de este sismo que ha dejado 2,3 millones de damnificados entre Chiapas y Oaxaca, los estados más afectados.

El problema radica en que, si bien se usa hormigón y acero en las nuevas construcciones, muchas veces ni la “ejecución” es correcta ni se usan “las cantidades exactas” de cada elemento.

En Juchitán, sorprende también que varios establecimientos comerciales, algunos de grandes cadenas, hayan resultado dañados por el movimiento telúrico.

León considera que lo más probable es que las compañías tengan un prototipo definido de obra, que reproducen a lo largo del país.

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“Pero no es lo mismo construir en Oaxaca que en Yucatán (sureste), donde el nivel sísmico es casi nulo”, explicó.

Para prevenir este tipo de catástrofes, la autoridad municipal debería haber sido mucho más estricta. “Se han de tener permisos de construcción debidamente respaldados, con proyectos estructurales y una mecánica de suelos para evitar este tipo de desastres”, aseveró.

Así, deseó que, acontecida la tragedia, sirva por lo menos para que se adopten mayores controles y medidas similares a las implementadas en la Ciudad de México tras el terremoto de 1985, que dejó miles de muertos y desaparecidos en la capital.

“Que sea un parteaguas para las nuevas construcciones”, confió.

Estos días, León recorre varias localidades del Istmo de Tehuantepec, revisando viviendas y asesorando gratuitamente a familiares y amigos.

Se empieza con un análisis visual, pero idealmente ha de realizarse un examen completo que requiere un peritaje y una evaluación de daños, para determinar si la estructura es confiable y de qué manera se pueden aminorar los peligros de fallas.

“La gente lo que necesita es que les digamos qué tan segura es su vivienda”, explicó.

Pero el temor es tan grande que ni él ha conseguido que su familia vuelva a dormir entre cuatro paredes, y eso que su esposa también es arquitecta y comparten el estudio León-Saynes.

“Es algo que nunca habían vivido pese a ser de acá. En la parte emocional, un ‘shock’ así afecta”, concluyó mientras que en el jardín de su casa, unos diez allegados se preparaban para pasar una noche más a la intemperie.

 

emc

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