CDMX
“No nos vamos a rendir, queremos paz”, advierte la Arquidiócesis de México
Ciudad de México.— En víspera de la Navidad, la Iglesia Católica reiteró su llamado para alcanzar la paz, al considerar que no es un sueño lejano, sino una misión permanente.
“No nos rendiremos, no cesaremos en nuestro llamado”, enfatizó la Arquidiócesis Primada de México, en ese sentido, subrayó la necesidad de justicia y reconciliación en un mundo cada vez más golpeado por la violencia.
La perseverancia, incluso en medio de adversidades, es el camino que propone la fe cristiana. A pesar del dolor de los asesinatos y el aumento de la violencia, la enseñanza de Jesús invita a mantenernos firmes en aquello que realmente importa. “Estar cerca de Jesús nos llena de esperanza, transformando corazones y alejando el temor al mal”.
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En este contexto, la Arquidiócesis de México señaló que la Navidad se presenta como un momento especial para la reflexión y el encuentro espiritual. Por ello, invita a acercarse al pesebre y, en el silencio, escuchar las palabras que Jesús dirige a cada corazón. Desde este lugar de humildad, se busca atender lo que verdaderamente necesitamos como personas y como sociedad.
Recordó que el Papa Francisco, con su mensaje esperanzador, anima a “contagiar felicidad, confianza y consuelo” desde lo más cercano hasta lo más lejano. En sus palabras resuena el llamado a vivir una fe activa y transformadora, capaz de unir corazones y construir un mundo más justo.
Este año, además, la celebración de la Navidad coincide con el inicio del Año Jubilar de la Iglesia Universal, convocado por el Papa. Este tiempo especial busca renovar corazones y fortalecer la esperanza.
La Arquidiócesis Primada de México invita a aprovechar esta oportunidad para sanar relaciones, fomentar la reconciliación y ser constructores de paz en el entorno cotidiano.
La Navidad, señalan, es también un momento para mirar nuestras propias heridas y dejarlas en manos de Jesús, cuya llegada simboliza amor y ternura infinita. Frente al pesebre, la oración se convierte en un acto liberador, un medio para agradecer y pedir con humildad lo que anhelamos en lo más profundo de nuestro ser.
Finalmente, la Iglesia reiteró su mensaje: “¡Basta de violencia, queremos paz!”. Este grito busca unir corazones y sumar voluntades para que la Navidad sea, más que una celebración, un verdadero encuentro con la esperanza.
ebv