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Corrupción a la mexicana

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Ciudad de México.— La corrupción es un lastre por los enormes costos económicos, políticos y sociales que ocasiona en los países que la padecen con mayor agudeza. Identificar y cuantificar dichos costos es indispensable para conocer la dimensión del problema y diseñar políticas públicas adecuadas para su prevención y erradicación.

En México, la corrupción es uno de los principales problemas. Si bien la corrupción es una acción universal, al referirnos al caso mexicano podemos hablar de un fenómeno que adquiere características especiales, más aún cuando se trata de política y sus procesos a lo largo de la historia del país.
 
De acuerdo con la doctora Nubia Nieto en su artículo, La corrupción política en México: del pasado a la transición democrática, la corrupción en México viene desde la época de la Colonia, usada como una estrategia cultural de resistencia, producto del choque entre el México indígena y el México mestizo.
 
El México indígena aceptó y participó en la corrupción criolla, lo que le permitió sobrevivir y hacer frente al sistema político y cultural del México mestizo. El México indígena, señala la doctora Nubia Nieto, mantuvo una actitud de “indio sumiso” mientras tuvo que sufrir las consecuencias de la corrupción criolla, pero al mismo tiempo adquirió una actitud de “indio ladino” para poder sobrevivir.

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Esta misma situación se replicó en la época del Porfiriato, entre 1877 y 1911. Basta decir que se trató de una dictadura de más de 30 años que se quiso hacer ver como una democracia, con elecciones que eran un mero trámite pues no existía oposición que diera la cara al régimen militar de Porfirio Díaz.
 
En 1929 vino la fundación del Partido Nacional Revolucionario (PNR), el antecedente del hoy Partido Revolucionario Institucional (PRI). Esta fue la forma de imponer a los militares su retiro de la política, no obstante que sus dos primeros jefes fueron Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas, ambos habían sido generales. Fue entonces que el partido revolucionario demostró uno de sus logros iniciales más contundentes: la sucesión pacífica del poder.
 
La corrupción fue herramienta para institucionalizar el poder político. El sistema político mexicano de esta época, se fundó principalmente en el presidencialismo, ampliamente detallado por Jorge Carpizo con las llamadas facultades metaconstitucionales, que eran las facultades no explícitas del Presidente de México, como designar a su sucesor, ser de facto el presidente nacional del PRI, así como influir en forma importante en las decisiones de los poderes Legislativo y Judicial, por mencionar algunas.
 
El sistema político que controló la vida política del país de 1929 al año 2000, descansaba en su estabilidad lograda a base de la corrupción, que era esencial para el funcionamiento del sistema político, en la medida que creaba lealtades y complicidades.
 
El periodista y escritor Alan Riding, señaló que la corrupción tiene su propio modus operandi en el ejercicio del poder político mexicano, pues los cargos políticos son considerados como la oportunidad para enriquecerse y como un premio a la lealtad. Riding denominó a la corrupción como el aceite que mueve al sistema político mexicano, pues permite que la maquinaria política funcione en todos los niveles del sistema. En las élites políticas, la corrupción integra a sus miembros a través de mecanismos de complicidad.
 
Tello señala que existía un acuerdo en el que el Estado no gravaba “en exceso” las utilidades de las empresas y los dividendos mantendrían su carácter de ingreso personal anónimo para fines tributarios. Este acuerdo también comprendía la industrialización del país, llevada a cabo principalmente por los particulares con el apoyo del sector público bajo un rígido sistema de protección frente al exterior.

A cambio de todo esto, los empresarios se comprometían a dejar en manos del gobierno todo lo relacionado a la política económica y social y ciertas actividades clave parta el desarrollo nacional, y de surgir algún conflicto, el compromiso era que éste se resolvería en los corredores de Palacio Nacional. De no llegar a un acuerdo, se acudiría al árbitro de última instancia que era ni más ni menos que el Presidente de la República.

Del proteccionismo vino el modelo neoliberal con los tecnócratas y el presidente Carlos Salinas de Gortari. Al respecto la doctora Nubia Nieto señala sobre la corrupción política en México que en 1987 la revista Forbes entre los hombres más ricos del mundo citaba sólo a un mexicano. En 1994, cuando Salinas de Gortari terminó su cargo, había 24 multimillonarios mexicanos en la lista de la revista, lo interesante sería saber de dónde salió tanto dinero en tan sólo un periodo presidencial de seis años.
 
En la etapa más reciente del país, ya con la alternancia política que se dio en el año 2000 con la llegada de Vicente Fox al poder, también hay muestras fehacientes de la corrupción en el país. Sólo que en este lapso la corrupción viene de la mano con el aumento en los índices de violencia y la presencia de diferentes poderosos grupos de narcotraficantes.

Sobre la corrupción en esta etapa reciente de alternancia política la doctora Nubia Nieto señala que con los gobiernos regidos por el PRI, los grupos mafiosos así como el resto de la sociedad eran sometidos a la voluntad política, dependiendo de la jerarquía del funcionario y la corrupción actuaba como el pegamento que permitía tanto mantener la paz social como la lealtad a sus líderes inmediatos, que desembocaban en una lealtad superior al Presidente de México.
 
La corrupción, en este sentido, estaba al servicio del Estado. La corrupción también era más estable, pues los ejes de decisión política provenían de un solo partido político, el PRI. En tanto, en los tiempos del “México democrático”, la corrupción deja de tener un eje central de lealtad hacia el Presidente, y surgen varios ejes de lealtades, dependiendo de los recursos financieros predominantes.
 
Ahora la corrupción es más inestable, pues hay más movilidad de élites políticas.

La doble fuga de Joaquín “El Chapo” Guzmán de dos penales de máxima seguridad, la primera en el sexenio de Vicente Fox (PAN) y la segunda con Enrique Peña Nieto (PRI), son muestras claras de esto. El apoderamiento del crimen organizado de municipios y regiones enteras no es un caso ajeno para los mexicanos. Sin embargo, en el tema político específicamente, inundados estamos de casos de políticos corruptos, algunos pocos encarcelados por ello, la mayoría no.

ebv

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