Asume López Plaza cátedra como décimo Obispo de Querétaro

Querétaro.— “En la misionaridad se encuentra la verdadera reforma de la Iglesia” exclamó el décimo obispo de Querétaro, Fidencio López Plaza en la ceremonia eucarística de su inicio de ministerio episcopal en la diócesis de lo vio nacer y formarse realizada en el patio del Seminario Conciliar Diocesano.

El obispo presidió la misa de acción de gracias e inicio de su servicio como obispo diocesano para enseñar, consagrar y gobernar los territorios de la céntrica diócesis mexicana. López Plaza realizó sus estudios en la diócesis y, tras ser enviado al sureste veracruzano, vuelve a su casa y alma mater pero ahora como obispo titular, por ello mencionó en su primer mensaje a su pueblo: “Animado, llego a casa sorprendido y despacito… Ser pastor es un don que no se lleva con ningún tipo de arrogancia; no somos dueños de la casa, somos simples administradores y Dios nos pedirá cuentas […] Obispo es el nombre de una carga que se asume, cristiano es un nombre de una gracia que se recibe.

Tras haber realizado la profesión de fe en la Catedral de Querétaro el lunes 19 de octubre, el obispo Fidencio López fue recibido en el Seminario para la celebración eucarística con el que da inicio a su ministerio episcopal. Ambas celebraciones reunieron a un par de centenares de invitados.

El nuncio apostólico en México, Franco Coppola, hizo entrega de las letras apostólicas con las que el papa Francisco desligó a López Plaza como obispo de San Andrés Tuxtla (Veracruz) y lo traslada a la diócesis de Querétaro.

“Nos encontramos inicio del ministerio episcopal del obispo de Querétaro, nuestro hermano Fidencio… antes de la celebración tenemos que dar cuenta del envío del Santo Padre Francisco”, dijo Coppola al entregar la bula pontificia que el obispo López Plaza mostró al colegio de consultores, a los obispos testigos presentes en la Eucaristía y a los fieles. Posteriormente, el décimo obispo de Querétaro tomó promesa de la renovación de fidelidad de los sacerdotes locales a su pastor y recibió las salutaciones de miembros representativos del presbiterio, seminaristas, congregaciones religiosas y fieles laicos.

Coppola, durante la homilía, reflexionó sobre el ejemplo de los católicos en medio de la sociedad y pidió recordar “la conciencia de que el Señor me está mirando; y que no sólo mira, sino que ha entrado en mi corazón [pues] me ha enviado para curar a los de corazón quebrantado, a consolar a los afligidos. Debemos tener paciencia en esta realidad”.

“Estamos en un mundo lleno de luces y alegrías, pero también de la realidad de que estamos solos… La pandemia nos hace ver concretamente cómo estamos solos, aislados y que estamos cada vez más desamparados. El señor nos envía a esto: a consolar a los afligidos, a estar cerca de los desamparados… Los afligidos no siempre van a los templos, muchas veces están en sus casas, no se hacen ver. Por ello tenemos que ir a encontrarlos. En este tiempo estamos obligados, por caridad, a una cierta distancia y confinamiento; pero debe ser nuestro deber -guardando las medidas sanitarias- el visitar a las personas que están solas y hacer presente al Señor”, dijo el Nuncio.

Coppola insistió en que la Iglesia haga protagonistas a los matrimonios, a los jóvenes y a los niños; lamentó que la cultura del mundo contemporáneo fomenta la división. Por ello convocó al nuevo obispo de Querétaro a promover el encuentro y la unión entre los hermanos.

A la ceremonia del inicio del ministerio episcopal del décimo obispo de Querétaro acudieron una veintena de obispos mexicanos; entre los que destacan los arzobispos metropolitanos de León, Alfonso Cortés; de Xalapa, Hipólito Reyes; de Monterrey y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Rogelio Cabrera López.

Al finalizar la ceremonia, Fidencio López Plaza reflexionó sobre la crisis antropológica y cultural que pone en riesgo la propia estabilidad de la especie humana: “Estamos ante la disyuntiva de seguir viviendo o escoger nuestra propia destrucción […] La casita sagrada ha sido profanada, tenemos que convencernos de que viajamos en la misma barca. Que sólo unidos podemos restaurar el tejido social”.

El obispo llamó a toda la iglesia queretana a caminar junta. Aseguró que en el tercer milenio, la Iglesia católica deberá estar marcada por el paradigma de la sinodalidad y la misión. Convocó a que “toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización”; y afirmó que “en la misionariedad está la clave para la reforma de la Iglesia… implica poner en clave misionera toda la actividad habitual de las parroquias”.

Finalmente recordó las palabras del papa Francisco sobre la sinodalidad y la misión. “Para explicar la urgencia de la Iglesia misionera, el Papa ha usado la parábola de la bicicleta; que sólo puede estar de pie y en equilibrio si se encuentra en camino”.

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