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“Nos enfocamos en conductas, pero no escuchamos emociones”: Iglesia

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Ciudad de México.— Los trágicos acontecimientos en el Colegio Cervantes en Torreón, Coahuila, pusieron nuevamente en la agenda pública nacional la gravedad de la desarticulación del tejido social y la verdadera ‘emergencia educativa’ que padece México. Desde 2012, la Iglesia católica convocó a una extensa reflexión y a construir nuevos caminos educativos para transformar la sociedad.

Por ello, el sitio VCNoticias, entrevistó al Obispo Enrique Díaz Díaz, titular de la Dimensión de Pastoral Educativa y de Cultura de la Conferencia del Episcopado Mexicano.

VCNoticias.- Una de las preocupaciones de los obispos sobre la educación de la sociedad es la carencia de una vida interior en las personas: ¿Cómo trabajar la vida interior de las personas? ¿La violencia surge de no educar las capacidades espirituales de la persona?

Esta es una pregunta muy interesante. La persona humana se distingue por su vida espiritual. Cuando señalo lo anterior, no me estoy refiriendo sólo al aspecto religioso, a nuestra capacidad de encuentro con Dios, sino también a la parte no corporal de nuestro ser: la inteligencia y razón, los afectos y pasiones, la memoria, la imaginación/intuición, y por supuesto, lo que sintetiza a todas ellas que muchos estudiosos llaman “sentido común”.

Tanto en las familias como en las escuelas, estamos muy concentrados en las conductas, en los efectos: “haz esto”, “no digas lo otro”, “pórtate bien”, pero pocas veces escuchamos las razones, los porqués. Sin mirar las causas, ni el interior de las personas. No estamos educando la vida afectiva, la emociones: “corrige tus afectos”, “estás sintiendo mal”, “modera tus pasiones”, “deja ya ese recuerdo negativo”, etc. La educación está más concentrada en las consecuencias de nuestros actos, que en las facultades internas que debemos modelar, integrar con relación al sentido, circunstancias y razón de ser de nuestra vida.

Es urgente, como dice el Papa Francisco, y también los obispos mexicanos en ‘Educar para una Nueva Sociedad’, saber quién es el ser humano, para poderlo educar integralmente. Conozco a uno que otro seminarista, que es brillante dentro del seminario, pues ahí tienen marcado absolutamente qué hacer y qué no hacer, qué decir y qué no decir, pero cuando lo ponemos en una realidad concreta de una comunidad parroquial, se pierde, pues no sabe discernir, es decir cernir la realidad con sus facultades internas, para descubrir cuál es la voluntad de Dios, con relación a una comunidad o situación.

Hoy, la educación debe estar más centrada en las realidades, que en las ideas; debe saber leer el todo y no sólo quedarse con ciertas partes; debe ayudar a construir la unidad, y no sólo el conflicto; debe ver lo dinámico del tiempo, y no quedarse con cuestiones rígidas o estáticas, según señala el Papa Francisco en ‘Evangelii Gaudium’.

Por supuesto que la violencia surge cuando no hemos integrado nuestra vida, y queremos vivir sólo de nuestras pasiones -mismas que son muy positivas cuando las ponemos al servicio de nuestra misión y sentido, pero muy negativas cuando chocan con éstas-. La violencia surge cuando no sabemos distinguir entre realidad e imaginación; cuando no pensamos o sentimos correctamente integrando el todo de nuestra vida, sino que damos cauce a ciertas circunstancias o situaciones. Pero lo más grave -y lo dice el papa Francisco en ‘Evangelii Gaudium’- es cuando nos encerramos en nosotros mismos en una “conciencia aislada” o “autorreferencial”, perdiendo la capacidad de vernos, de comprendernos con otros referentes más elevados que los propios, ignorando a nuestro Creador, la realidad histórica y cultural que nos acompaña, o el entorno natural y social que estamos llamados a cultivar en todo momento.

El desafío educativo y cultural es muy alto. Hoy, según nuestro Proyecto Global de Pastoral 2031-2033, no sólo está en juego la vida humana, sino principalmente todo aquello que lo sustenta. Por ello, el Papa Emérito Benedicto XVI nos llamó a responder a una “emergencia educativa”.

Hay un reto grande para todos, pero fundamentalmente para el ambiente familiar. Los padres y madres de familia son los primeros responsables de la educación de los hijos; sin embargo, la sociedad en su conjunto debe promoverles, ayudarles y cultivarlos.

VCNoticias.- En el documento del 2012, los Obispos de México ya hablaban de una ‘emergencia educativa’ y lamentaban procesos de desigualdad social, exclusión, desempleo y pobreza. ¿Estos siguen siendo factores de la emergencia educativa en México? ¿Se han agregado otros factores como el relativismo y la indiferencia en la sociedad mexicana?

La desigualdad social, la exclusión, el desempleo y la pobreza, creo que son efectos de una mala formación de la conciencia, que reclaman una acción emergente, prioritaria de parte de todos, para responder ante la realidad, con otros criterios y actitudes. Dado que el ser humano no sabe quién es, cómo vivir corresponsablemente con las demás personas, la creación y su Creador, puede caer en sentidos equívocos de la vida, generando dichos fenómenos que recortan la realidad en el propio interés, en la avaricia, en la indiferencia o superficialidad, el consumo desenfrenado o la acumulación desmedida.

En las escuelas, como pide el Papa Francisco, debemos educar para “un humanismo solidario”. No sólo es triunfar, no sólo es ganar dinero, no sólo es ser excelente, sino sobre todo, enseñar a vivir en sociedad: comprendiendo, cuidando, desarrollando integralmente al ser humano y su hábitat; cultivando el respeto, la belleza, la bondad.

La indiferencia y el relativismo, ya son temas mucho más profundos que caen en el terreno de cómo conocemos. El relativismo niega la posibilidad de conocer la verdad, al encerrarse en el propio pensamiento. Se hace imposible el juicio, la adecuación entre lo que “es”, con lo que “pienso”. Nadie puede encerrarse en su propia verdad, en su propio juicio, en su propio criterio. Quizá de ahí salga el más peligroso de los individualismos. Este es uno de los grandes dramas de la humanidad, no saber “inteligir”, leer conjuntamente la realidad, y vivir de acuerdo con ella. ¿Si no podemos conocer la realidad, cómo podemos enseñarla o vivir correctamente en ella? La emergencia educativa tiene una visión muy clara sobre las grandes problemáticas de nuestra cultura. Es uno de los grandes temas que estoy seguro nos acompañarán durante mucho tiempo.

VCNoticias.- Una de las preocupaciones y prioridades del Episcopado Mexicano es la juventud, les inquieta cuáles y cómo obtienen sus expectativas de vida futura ¿Qué siente que los jóvenes están buscando? ¿Qué deberían buscar en su vida y a qué deberían aspirar para tener plenitud?

Efectivamente. En el Proyecto Global de Pastoral 2031-2033, una de las seis prioridades pastorales que señalamos es la atención a los adolescentes y jóvenes. Por otra parte, en el desarrollo de la citada emergencia educativa, se ha dicho repetidamente que la actitud más acertada con ellos es buscar siempre comprenderlos, y ser sensibles a sus búsquedas, preocupaciones y caminos. Ellos expresan el Cambio de Época que vivimos, y el desafío, es lograr comunicarse con ellos para transmitirles la experiencia de Jesús, quien revela al ser humano lo que éste es y la grandeza de su propia vocación.

Creo que en este momento tenemos el gran desafío de ser creativos con esta población. Buscar caminos para anunciar con ellos, y entre ellos, la Buena Noticia. Hoy sus lenguajes, sus medios y formas de vida son distintos a los nuestros, pero ello no nos debe alejar, sino animar a encontrarnos y dialogar con ellos.

La emergencia educativa nos llama a “emerger”, a salir, a estar y a hacer camino con ellos.

Nosotros, los adultos, debemos reeducarnos para saber leer sus inquietudes y poder anunciarles vivamente el Evangelio de Jesús. No se trata de hacernos como ellos en las cuestiones accidentales. Se trata de compartir la vida, definiendo las cuestiones esenciales de lo que implica ser seres humanos, sin caer en dinámicas autorreferenciales, intolerantes o cerradas. Hay que hacer camino con ellos.

La evangelización de los adolescentes y jóvenes, sin duda alguna pone a prueba nuestra virtud, fidelidad y congruencia.

Finalmente, el Papa Francisco ha convocado a un Pacto Educativo Global, ¿cómo se imagina el desarrollo de este pacto en México y cuáles serían los primeros pasos para lograr este acuerdo social?

La noche del 12 de septiembre pasado, después de ver el video del papa Francisco sobre la convocatoria al Pacto Educativo Global -mismo que se puede ver en YouTube-, recordé aquellas palabras de santo Tomás de Aquino que dicen que la imaginación “la tenemos para hacer el bien futuro que podemos hacer”.

Esta pregunta la hemos tenido en el equipo de la Dimensión de Pastoral Educativa y de Cultura de la CEM durante estos meses. Incluso, para ayudar un poco al discernimiento, organizamos a mediados de noviembre, un II Encuentro Nacional de Educación, para reunir a algunos actores educativos de la Iglesia, la academia, el gobierno y la sociedad, con el fin de reflexionar sobre nuestro momento educativo histórico, así como para asimilar la Convocatoria del Papa Francisco. Buscamos, en síntesis, hacer un ejercicio sinodal, en donde todos nos escuchemos, y caminemos juntos, socializando y confrontándonos con los signos de los tiempos.

Por otro lado, la siguiente semana, los días 20, 21 y 22 de enero, llevaremos a cabo nuestra Reunión Nacional de Responsables de Provincia y Diocesanos de Pastoral Educativa y de Cultura, con el fin de seguir reflexionando, con propuestas un poco más elaboradas, de posibles proyectos que nos hagan “salir”, ofrecer caminos no sólo al interior de la Iglesia, sino también en conjunto con la sociedad, en algunos temas educativos estratégicos.

Le adelanto: educar a los padres y cuidadores de la primera infancia, así como promover la cultura del perdón y la reconciliación, a través de las Escuelas de Perdón y Reconciliación.
Estos dos proyectos nos pueden ayudar a articular una especie de misión con múltiples sectores de la Iglesia y la sociedad. Un poco más adelante, quizá le pueda compartir con mucho más detalle la importancia y trascendencia de estas dos iniciativas, mismas que las hemos ido trabajando con mucho discernimiento y cuidado.

También queremos seguir compartiendo y dando a conocer fuertemente la riqueza del Magisterio de la Iglesia, mismo que ha ido evolucionando velozmente con categorías del todo interesantes: emergencia educativa, emergencia antropológica, educar para un humanismo solidario y finalmente el Pacto Educativo Global. No podemos dejar de mencionar, los esfuerzos de la Iglesia en México, que desarrolló el valioso documento “Educar para una Nueva Sociedad”.

Información de VCNoticias

Siete24.mx

ebv

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