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“La historia los juzgará por su indolencia”; Iglesia católica y sociedad civil marchan por la paz en Chiapas
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas – La creciente ola de violencia que azota a Chiapas, motivó a a la Iglesia Católica y a la sociedad civil alzar la voz mediante una peregrinación por la paz.
Este evento, que tuvo lugar desde el Santuario San Juan Pablo II hasta el Parque Central, fue un llamado colectivo para visibilizar la crisis humanitaria que atraviesa el estado, caracterizada por los altos índices de desplazamiento forzado, asesinatos y desapariciones.
La peregrinación, acompañada de una oración ecuménica, no sólo fue un acto de fe, sino un manifiesto de solidaridad con las miles de víctimas silenciadas por la violencia.
El mensaje de los participantes fue contundente: “Aún están a tiempo de dar respuestas que eliminen las raíces de este sistema de muerte. La sangre de los inocentes, ante su indiferencia, los perseguirá”.
Las palabras pronunciadas durante el recorrido reflejaron el dolor por la impunidad, en especial tras la masacre de 11 personas en el Ejido Nuevo Morelia el pasado 11 de mayo de 2024. Este trágico suceso es solo uno de los muchos actos violentos que han afectado a diversas comunidades en el estado.
El evento comenzó con un discurso del padre José Luis Bezares, de la vicaría de justicia y paz en San Cristóbal de las Casas.
Bezares expresó que la marcha es una respuesta a la violencia en Chiapas y pidió a las autoridades gubernamentales actuar con urgencia.
“Nosotros hemos acogido a las familias desplazadas, muchas de las cuales han recibido apoyo tanto de católicos como no católicos. Algunas ya se han trasladado a Estados Unidos”, afirmó Bezares.
Por su parte, el padre Gilberto Hernández García, de la parroquia de San Marcos y presidente de la Asociación Cáritas en Tuxtla Gutiérrez, hizo un llamado a las autoridades para que se acerquen a las comunidades y dialoguen con las víctimas de la delincuencia.
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“Podemos llevarlos a las víctimas para que comprueben la situación y dejen de lado la indolencia e indiferencia. Es necesario atender de manera integral el retorno de las comunidades”, subrayó Hernández García.
De acuerdo con los organizadores, desde finales de 2023, la violencia en Chiapas ha aumentado significativamente, producto de la lucha de los cárteles por el control territorial, principalmente en la frontera con Guatemala. El conflicto ha obligado a cientos de familias a abandonar sus hogares, desplazándose hacia otras zonas del estado, o incluso buscando refugio en Guatemala.
Los municipios más afectados incluyen Frontera Comalapa, Chicomuselo, Siltepec, y Ocosingo, entre otros. En estas zonas, los enfrentamientos son constantes, dejando a los pobladores en una situación de terror permanente.
Autoridades eclesiásticas y civiles han señalado que, además del narcotráfico, existen intereses económicos detrás de esta violencia, como la implementación de megaproyectos que buscan despojar a las comunidades de sus tierras.
La minería, la privatización del agua y la construcción de infraestructuras masivas son algunos de los elementos que, según denuncian, contribuyen a la crisis, favoreciendo un entorno propicio para el tráfico de drogas, armas y migrantes.
Los desplazados, que el gobierno se limita a clasificar como personas “en situación de vulnerabilidad”, sufren en silencio la esclavitud impuesta por los grupos criminales. Estas personas no pueden circular libremente, enfrentan la falta de alimentos y servicios básicos, y son obligadas a colaborar con los carteles, ya sea participando en retenes o pagando cuotas. Ante esta situación desesperada, muchos huyen, abandonando sus tierras y todo lo que poseen, mientras lloran la desaparición o asesinato de sus seres queridos.
Durante la peregrinación, se escucharon fuertes críticas hacia la inacción de las autoridades. “La historia los juzgará por su indolencia”, se pronunció, en referencia a aquellos que tienen el poder de detener esta tragedia, pero que permanecen pasivos ante el sufrimiento de las comunidades.
El clamor general fue claro: detener la violencia, desmantelar a los grupos criminales y recuperar los territorios para que las familias puedan vivir en paz.
La provincia eclesiástica de Chiapas, compuesta por la Arquidiócesis de Tuxtla y las Diócesis de Tapachula y San Cristóbal de Las Casas, se ha comprometido a seguir trabajando en la reconstrucción del tejido social.
“Seguiremos denunciando la cultura de la muerte”, afirmaron los participantes de la peregrinación, mientras resaltaban la esperanza que encuentran en el proyecto del Reino anunciado por Jesús.
ARH