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Las olvidadas masacres de chinos en México

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México.— “Las calles de Torreón a las tres de la tarde estaban cubiertas de cadáveres… La consternación en que quedó la ciudad es indescriptible, no hay palabras con que expresarla”, escribió el 15 de mayo de 1911 el periodista Delfino Ríos, testigo de la masacre de 303 chinos en esa ciudad mexicana.

Es parte de la historia oculta de las masacres protagonizadas por “próceres” de la Revolución Mexicana. Desde 1907, en la Comarca Lagunera se asentaron grupos anarquistas identificados con el periodista Ricardo Flores Magón.

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Los “magonistas” como se les identificaba, estaban en contra de la migración de chinos a México ya que decían que eran una competencia desleal para los trabajadores mexicanos. No eran los únicos, en algunos estados como Sonora se prohibía en la ley, los matrimonio entre mexicanas y chinos.

Como la mayoría de las revoluciones, la ocurrida en México comienzos del siglo XX fue brutal. Más de un millón de personas, tanto civiles como revolucionarias, murieron en el lapso de diez años. Y aunque, a su fin, se promulgó una nueva Constitución que garantizaba los derechos civiles indígenas, la vida aún no era mejor: el asesinato, la enfermedad y la violencia dejaron al estado mexicano casi arruinado.

Sin embargo, incluso la Revolución más sangrienta tiene sus iconos. Los revolucionarios por excelencia de México, como Pancho Villa, son tan reconocidos, que es muy fácil idealizarlos.

Jason Oliver Chang, un profesor asistente en la Universidad de Connecticut, quiere cambiar esa narrativa de lo que ocurrió en México en esos años de la Revolución y publicó por ello el libro: El Racismo Anti Chino en México, 1880-1940.

En la investigación revela lo que pocos historiadores mexicanos se han atrevido. Expone y documenta la propaganda anti-China y la violencia documentada en los años alrededor de la Revolución Mexicana.

Tiene ejemplos escalofriantes de cómo Pancho Villa dio órdenes de ejecutar a 60 prisioneros chinos en una mina o como los llamados “Magonistas”, seguidores de Ricardo Flores Magón, junto con muchos otros partidos revolucionarios de izquierda y derecha, usaban el anti chinismo para popularizar sus propios movimientos.

El autor agrega que estos incidentes palidecen en comparación con la masacre ocurrida en Torreón, Coahuila, durante una de las primeras batallas de la Revolución Mexicana. Allí, 303 hombres, mujeres y niños chinos fueron asesinados — algunos incluso masacrados — por civiles y soldados, lo que marcó el incidente más sangriento de la violencia anti-China jamás registrada en América.

Chang, quien pasó los últimos diez años en esta investigación, argumenta que no sólo revolucionarios como Pancho Villa estuvieron implicados en las prácticas racistas, xenofóbicas, antiinmigrantes, anti chinas y propagandista que le sirvió al Estado mexicano establecer la identidad nacionalista mestiza en los años 20´s y 30´s.

“¿Qué mejor manera, entonces, de integrar una comunidad indígena rebelde que establecer una identidad colectiva hecha en oposición a los chinos mexicanos? Además, los chinos eran blancos fáciles”, añade el autor.

Agrega que el anti chinismo empañó a la Revolución Mexicana y también al origen de la identidad mestiza y dijo que estos capítulos terribles de los que ocurrió en México se han ocultado por más de un siglo por no es una historia edificante de unidad.

El investigador y académico de la Universidad de Connecticut, expone que en la década de 1920, la gente en el terreno todavía no veía los beneficios de la Revolución. La vida seguía siendo jodidamente dura. El gobierno se derrumbó. En algunos aspectos, creo que la política anti-China se convirtió en una estrategia elitista para hacer que el Estado, el gobierno, fuera relevante para la vida de las personas, especialmente cuando el estado no podía ofrecer nada más.

Es decir, los chinos fueron los “chivos expiatorios” de la ineficacia de esos primeros gobiernos de la Revolución. “Bien, el gobierno no puede hacer trabajos para ti, no te traerá caminos, no traerá agua al vecindario, pero podría sacar a estos malditos chinos de aquí”.

Como una estrategia del gobierno, de los aún líderes y jefes de la Revolución, sobre todo en el norte de México, se decía “oye, los chinos están arruinando nuestros negocios, destruyen nuestras comunidades, y están llevando a nuestras mujeres, así que tenemos que segregar, y luego tenemos que sacarlos de aquí”.

El autor trata de desentrañar esta historia del México Revolucionario, que los ciudadanos mexico-chinos conozcan y encuentren una explicación sobre estas masacres y que también los mexicanos que viven en Estados Unidos conozcan esta historia de racismo, de xenofobia, de antinmigración que protagonizaron algunos de los llamados próceres de la historia de México.

El éxodo de chinos en México se remonta a los barcos conocidos como la Nao de China que inició sus travesías entre Manila y Acapulco en el Siglo XVI. A comienzos del siglo XX, terminada la construcción de ferrocarriles en Estados Unidos se quedaron sin empleo.

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Además, un decreto aprobado en los Estados Unidos contra los emigrantes chinos por lo que muchos de ellos llegaron al norte de México provenientes de San Francisco. En 1910, el número de los chinos en México alcanzó a 13 mil personas.

Los chinos se establecieron en Baja California, Coahuila, Chihuahua, Sonora, Nuevo León, Sinaloa y Tamaulipas, eran empleados en la construcción de los ferrocarriles y carreteras, o trabajaban en el campo para los cultivos y en las minas. Esta población contribuyó a la fundación y a la prosperidad de algunas ciudades fronterizas como Mexicali y otras.

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agch

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