Episcopado aboga por expresiones populares de libertad religiosa en México

Ciudad de México.— Luego de que se adelantaran los pormenores de un juicio que llegará a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) que relata la queja interpuesta por un ciudadano contra el municipio de Chocholá, Yucatán, porque presuntamente la instalación de un Nacimiento Navideño en la plaza pública vulnera la identidad religiosa del quejoso y al mismo Estado laico, los obispos de México argumentaron posiciones en favor de un “verdadero Estado laico” con laicidad positiva y colaborativa.

A través de un comunicado, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) enumeró nueve argumentos “con ánimo de colaborar en el diálogo social constructivo” para que los ministros de la SCJN tomen en cuenta frente al resolutivo respecto al juicio contra la instalación del Nacimiento en el espacio público de Chocholá.

Los obispos apelaron a la Declaración Universal de los Derechos Humanos (firmada por México y, por tanto, vinculante en materia constitucional) según la cual se garantiza a toda persona al “derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión”: así como a todo ciudadano “la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”.

Para los obispos de México, es importante que la libertad religiosa como derecho humano continúe siendo respetada por las autoridades civiles tanto en expresiones privadas como en manifestaciones públicas; tal como son la instalación de Nacimientos y otras expresiones de la cultura popular y religiosa en México.

Los obispos defienden el derecho humano de los mexicanos a “generar cultura” y recuerdan que el Concilio Vaticano II sugiere a las naciones (y a la propia Iglesia católica) a reconocer que los valores y la práctica religiosa “no pueden nunca imponerse; pero tampoco pueden dejar de ofrecerse pues su ejercicio radica en el valor de la dignidad humana”.

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Si bien parte de la demanda del querellante contra las autoridades civiles se fundamenta en lo que se supone es un “Estado laico”, el episcopado recuerda que un “verdadero Estado laico” permite la libertad de creer o no creer de sus ciudadanos al tiempo que, institucionalmente, no asume una corriente religiosa ni a favor ni en contra de las expresiones religiosas de sus gobernados.

“Es absurdo buscar eliminar toda manifestación pública de la vida religiosa. El erario, incluso y como es en los países democráticos, debe estar al servicio de las personas, y éstas, tienen orientaciones religiosas”, argumentan los obispos.

El episcopado aboga por las expresiones populares y culturales emanadas de diferentes expresiones religiosas puesto que, no respetarlas, constituiría una acción discriminatoria contra los ciudadanos que tienen derecho a vivirlas y expresarlas: “Reconocemos que nuestra identidad tiene múltiples aspectos positivos, que han enriquecido a la cultura y tradición de nuestro Pueblo Mexicano”, dicen los pastores católicos.

En el documento -firmado por el arzobispo presidente de la CEM, el arzobispo responsable de Educación y Cultura, y el obispo secretario general del organismo-, la Iglesia católica recuerda que hace 100 años (durante la persecución religiosa realizada por el gobierno contra ministros y fieles católicos) hubo “una corriente política sumamente intolerante que quiso prohibir el ejercicio no sólo público, sino también privado de la libertad religiosa, así como de culto”.

“La persecución (religiosa) fue una manifestación de una visión autoritaria y equívoca de la función del Estado, que no puede regir el fuero interno de las personas, es decir, su conciencia”; por ello aseguran que en la actualidad, el Estado Laico no puede ser comprendido como la ausencia de lo religioso apelando a una “falsa neutralidad” porque “la eliminación de cualquier signo religioso, supone ya la afirmación ‘de la increencia”.

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En el comunicado, los obispos de México proponen recorrer el camino de la laicidad positiva o de la laicidad colaborativa que actualmente aceptan y abrazan diferentes naciones modernas, democráticas y respetuosas de los derechos humanos.

“Las creencias religiosas tienen manifestaciones concretas que no se pueden negar. La creencia, no es una idea, sino una opción, una forma de vida que va haciéndose cultura… El ejercicio de una expresión religiosa, individual o colectiva, no implica el buscar imponerla a los demás”, explican.

Los jerarcas de la Iglesia católica argumentan que si las instituciones políticas pretenden alcanzar una sociedad sin referentes religiosos sólo lo lograrán mediante la imposición de un estilo de vida arreligioso “donde prevalezca la negación de las creencias religiosas” y donde se discrimine a toda persona humana que sí tenga opciones religiosas.

“Pedimos a nuestros Ministros de la Suprema Corte, valorar estos puntos y pensar en las terribles contradicciones que se generarían al votar positivamente un asunto de esta naturaleza”, concluyen su posicionamiento.

Información de VCNoticias

ebv