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Firman obispos de México convenio para fomentar ‘Escuelas para la Paz’

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Ciudad de México.— La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y la Fundación para la Reconciliación han concretado la firma de un convenio bilateral para ofrecer las Escuelas de Perdón y Reconciliación (ESPRE) como un servicio para la sociedad mexicana atravesada en diferentes realidades por el flagelo de la violencia, la agresión y los conflictos.

El convenio subraya la participación de todos los obispos de México en el compromiso para que las 98 diócesis del país puedan proveer servicios de ‘Escuelas de paz’ bajo la metodología probada de la Fundación para la Reconciliación nacida en Colombia en medio de los conflictos internos de la nación sudamericana. Hasta el momento, sólo hay 39 sedes de las ESPRE distribuidas en México y cerca de mil facilitadores; el convenio favorecerá la creación de nuevas experiencias tanto en territorios diocesanos como a través de plataformas digitales.

El fundador de esta iniciativa, el sacerdote Leonel Narváez Gómez, compartió la historia de las ESPRE en Colombia desde 2005 y que, hasta el momento, han podido dar servicio a más de un millón 800 mil personas: “Mi experiencia más fuerte del perdón, en estos veinte años ha sido comprobar que, cuando se da el perdón, se da siempre, setenta veces siete, se da a quien ni siquiera lo pide y ni siquiera lo merece”.

Por su parte, Enrique Díaz Díaz, obispo de Irapuato y titular de a Pastoral Educativa de la CEM, explicó que este convenio busca “abrir un camino concreto para atender algo que nos preocupa: la educación, la violencia, reconciliación queremos un camino de paz y reconciliación que ponga en el centro la lógica del don y de la gratuidad”.

“Hoy tenemos un convenio que reconoce la aportación metodológica de las Escuelas de Perdón y Reconciliación para llegar a más gente; porque además de los problemas de seguridad, hoy se requiere reconciliar a muchas víctimas de la pandemia, no sólo por los efectos con su salud, sino en sus efectos económicos y sociales”.

Por su parte, Carlos Garfias Merlos, arzobispo de Morelia y responsable de la articulación de los procesos de paz y reconciliación entre la Iglesia católica mexicana y las instituciones de gobierno, celebró el convenio que “abre un camino importante para el perdón y la reconciliación en México, un camino para reconstruir a la persona y el tejido social”.

El arzobispo de Monterrey y presidente de la CEM, Rogelio Cabrera López, aportó una reflexión sobre el proceso de construir la paz. “Hay que reconocer que es una tarea inacabada que hay que estarla siempre construyendo, dijo. Pero primero hay que verla como un don, la paz viene de Dios, porque él nos permite perdonar. Así inicia la labor de la Iglesia, cuando se celebró Pentecostés y Dios les llevó a los discípulos al Espíritu Santo les dijo que era para perdonar y llevar la paz. No hay paz si no hay perdón ni reconciliación”.

Cabrera aseguró que la educación para la paz promueve actividades pacíficas de reconciliación: “que aprenda uno a no mirar al otro como oponente, ni como adversario, sino como parte de aquel que debe colaborar con nosotros en la construcción de la paz”.

El arzobispo de Monterrey reflexionó sobre “el conflicto de las preferencias, de las visiones de lo que es y lo que debe ser” entre las personas y los proyectos. Por ello exhortó a buscar la paz mediante un pensamiento: “¿Cómo se logra reconciliar, lograr estar en paz? Cuando uno siente que es parte del otro. Por el contrario, cuando uno siente que está encima del otro es imposible el proceso de reconciliación y perdón. El problema de la agresión está fundamentada en el poder. Lo primero que debemos promover es una actitud de estar al servicio de los demás. Lo segundo, reconocer que todos tenemos una tarea: la sociedad es un organismo y cada quien tiene que hacer su parte”.

“Sólo cuando la actitud es de servicio se puede salir adelante y se reconoce que cada uno tiene una tarea. La lucha social parece surgir de la búsqueda de querer el lugar de otro, suplantarlo. Recordemos lo que escuchamos esta mañana: Que de un diálogo no esperemos que se solucione todo, pero sí que se marca un camino hacia la reconciliación”.

Todos somos colaboradores, cuando un ciudadano creyente, discípulo, cuando se reconoce como colaborador y no dueño es cuando se puede construir reconciliación. Cabrera concluyó: “Debemos entender que hay una interconexión, que hay esfuerzos, que estamos conectados en el alma y el corazón. Pues cuando hay una mentalidad de enemistad, de contrapartes, no hay reconciliación. No hay manera de caminar o transitar”.

El convenio tiene cuatro objetivos: impulsar un esfuerzo que se adecue en la Iglesia de trabajo sinodal; promover el método de las ESPRE bajo signos evangélicos (la fundación tiene una dimensión secular y otra católica); ofrecer la experiencia a un costo accesible con una plataforma digital; y fomentar la colaboración entre las instituciones para llegar a más organizaciones eclesiales.

En nombre del episcopado mexicano firmaron el convenio: el presidente de la CEM, el obispo secretario general; los titulares de la Pastoral Profética y Dimensión Educativa y el arzobispo encargado de la vinculación hacia la reconciliación y la paz; por la Fundación por la Reconciliación firmaron el fundador de las ESPRE, Leonel Narváez, y el licenciado Pedro Federico Rodríguez Giacintti, presidente de la Fundación para la Reconciliación México.

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Información de VC Noticias

ebv

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