México
Halloween y su trasfondo espiritual: ¿Qué enseñamos a los niños con cada disfraz?
Ciudad de México.— El final de octubre y los primeros días de noviembre trae consigo una atmósfera única, cargada de misticismo y celebraciones que se funden en torno a Halloween y el Día de Todos los Santos.
Estas festividades son diferentes en su origen y propósito. Desde las decoraciones tenebrosas y los disfraces creativos de Halloween hasta las ofrendas y oraciones de Todos los Santos.
La fiebre de los disfraces es, sin duda, uno de los aspectos más emocionantes de esta temporada. Para muchos, Halloween es la excusa perfecta para explorar una identidad distinta, lucir trajes impresionantes y dar rienda suelta a su imaginación. Desde los clásicos disfraces de bruja, vampiro y fantasma, hasta personajes de películas y figuras históricas, la variedad es infinita.
El 31 de octubre, víspera de Todos los Santos, plantea una disyuntiva entre celebrar la vida y la santidad o entregarse a la fantasía de Halloween. Para el sacerdote Javier Ortega Martín, párroco en San Juan Evangelista de Torrejón de Ardoz, España, el reto es claro: educar a los niños en valores que promuevan la belleza y el bien.
En entrevista para el programa “El Espejo de la diócesis de Alcalá”, el Padre Ortega profundizó en la importancia de proteger el imaginario infantil y ofrecer alternativas que reflejen la fe y la bondad.
El origen de Halloween: Fiesta pagana con riesgos espirituales
Halloween, según explicó el sacerdote, se originó como una celebración pagana celta que marcaba el final del verano y el contacto entre el mundo de los vivos y los muertos. Esta práctica, llena de simbolismo oscuro, ha sido absorbida y transformada en una celebración superficial, pero no sin riesgos.
“El disfrazarse de brujas, zombis o espíritus no es inocuo”, advirtió Ortega. Aunque muchos lo perciben como una actividad inofensiva, afirma que estas representaciones pueden abrir puertas espirituales hacia el mal.
En ese sentido, la Iglesia celebra Todos los Santos precisamente como una alternativa que celebra la vida y la trascendencia del alma en el cielo, alejando de este modo a los fieles de prácticas que promueven el temor y el esoterismo.
Educación en la belleza y el bien: la responsabilidad de los padres
El Padre Ortega subrayó la importancia de proteger la pureza y la imaginación de los niños, algo que considera fundamental para su formación espiritual y moral. “Hay que cuidar lo que es la imaginación de los niños, que tengan en su entorno cosas hermosas y bellas”, comentó.
Asimismo Ortega recomendó que los padres eviten disfraces o decoraciones con connotaciones sombrías, sugiriendo en su lugar imágenes o elementos que inspiren la esperanza y la paz.
“La belleza salvará al mundo”, afirmó que educar a los niños en un entorno bello y lleno de amor fortalece sus corazones y sus mentes frente a una cultura que, a menudo, celebra la fealdad y el caos. Para el sacerdote, los padres tienen la responsabilidad de vigilar no solo la seguridad física de sus hijos, sino también su bienestar espiritual, cuidando lo que ven, oyen y experimentan desde pequeños.
Alternativas para celebrar: vestirse de luz, no de sombra
Frente a la tendencia de Halloween, el Padre Ortega aconsejó a los padres que animen a sus hijos a vestirse de figuras santas o personajes de la Biblia en lugar de criaturas terroríficas.
Además, advirtió sobre los peligros de normalizar el contacto con lo esotérico y lo oculto, una industria en auge que ve como una amenaza sutil y constante para las nuevas generaciones.
Formación y discernimiento: herramientas para identificar el bien y el mal
Finalmente, Ortega resaltó la necesidad de formarse bien en la fe, ya que esto brinda a los cristianos la claridad para discernir cuando algo no es adecuado, aun cuando pueda parecer inofensivo. “Hay cosas que el Mal disfraza de luz para confundirnos”, alertó.
Además, mencionó que actividades aparentemente inocuas, como la ouija o prácticas de la Nueva Era, pueden abrir puertas peligrosas.
ebv