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La comida del futuro: ¿una revolución alimentaria?
Ciudad de México.— Somos lo que comemos; y el futuro parece que nos alimentará con platillos que jamás hubiéramos imaginado. Una nueva receta de nutrición para la raza humana parece estar cocinándose junto a avances tecnológicos que intentan responder a los desafíos en la producción de alimentos debido a la digitalización y los grandes cambios climáticos. ¿Cómo es el escenario alimenticio que prevén los científicos para los próximos años?
A través de un innovador estudio publicado este año en la revista Foods , investigadores de todo el mundo han dibujado una imagen vívida de cómo podrían ser nuestras comidas en las próximas décadas. El Dr. Charis M. Galanakis ha liderado un equipo de expertos internacionales para revelar que el futuro de la alimentación no se trata sólo de lo que hay en nuestros platos, sino de una completa reinvención respecto a cómo cultivamos, procesamos y consumimos nuestro diario sustento.
Granjas verticales y robots campesinos
Un problema actual de la producción de alimentos es el uso de vastos campos para el cultivo, no sólo para el consumo humano sino para la alimentación de los miles de millones de animales de sacrificio; por ello, tanto las políticas de los países como las estrategias de cultivo están intentando dejar atrás los extensos campos y los métodos agrícolas tradicionales.
El estudio sugiere que las granjas del mañana podrían ser “rascacielos” en el corazón de las grandes urbes: “La agricultura vertical está diseñada para optimizar el rendimiento de los cultivos en espacios confinados”, explica el Dr. Galanakis. “Esta práctica beneficia a las áreas urbanas y regiones densamente pobladas asegurando un suministro constante de productos frescos y nutritivos”.
Además de “cultivar hacia el cielo”, los ingenieros aseguran que los avances en la robótica y la inteligencia artificial podrían automatizar el trabajo agricultor. Es decir, que drones y robots autónomos podrán ser los principales cuidadores de los cultivos con una precisión y dedicación mayor que los agricultores humanos. La investigación destaca cómo la Inteligencia Artificial y el Internet de las Cosas están destinados a revolucionar la agricultura, con “el aprendizaje automático crucial para procesar grandes conjuntos de datos para el monitoreo de cultivos”.
Comida desde tu impresora
Otro de los avances planteado por los investigadores (el cual ya está en fases muy avanzadas de evaluación de prototipos) es la impresión de nutrientes en fibras o tejidos muy semejantes a los de la carne o los vegetales. Los autores reconocen que parece un relato de ciencia ficción pensar que una familia podría imprimir cualquier platillo en cuestión de minutos; sin embargo, el estudio revela que la tecnología de impresión 3D pronto podría estar produciendo comida real, nutritiva y segura; eso sí, quizá sin un sazón tradicional. Aunque los investigadores no profundizan en los detalles, insinúan un futuro donde la nutrición personalizada podría ser tan simple como presionar un botón.
El auge de la “Bioeconomía Azul”
Una de las predicciones más intrigantes es el énfasis en lo que el Dr. Galanakis llama la “bioeconomía azul”. Este concepto implica un cambio hacia la acuicultura y los sistemas multitróficos , potencialmente transformando nuestros océanos en la nueva frontera de la producción de alimentos. Los océanos del mundo representan la mayor extensión de la superficie del planeta y hoy representan un riesgo por los niveles de contaminación por los desperdicios industriales y humanos arrojados en sus profundidades; sin embargo, la acuicultura podría representar no sólo una mayor productividad de alimentos sino una oportunidad de legislar con más responsabilidad global para mantener los océanos limpios y seguros.
El cambio climático: un ‘chef’ invisible
En la investigación, los especialistas también reflexionan sobre el papel del cambio climático en la alimentación global. Como el resto de investigadores en el tema, prevén que los cambios en los temporales, el potencial alargamiento de las sequías y los más destructivos fenómenos meteorológicos terminarán modificando la estabilidad estacionaria y, por ende, los ciclos de siembra y cosecha, así como los de veda y reproducción animal.
El cambio climático, dicen los autores, no solo afecta el clima, sino que alterará radicalmente el menú de la raza humana. El estudio enfatiza la necesidad urgente de “sistemas agrícolas resistentes al clima” y un cambio hacia el consumo sostenible. “Tener objetivos científicos claros como un cambio hacia dietas saludables y un consumo sostenible (reducción de carne roja y azúcar) son cruciales para guiar esta transformación”, señalan los investigadores. No obstante, otros estudios recientes aseguran que, como jamás en la historia de la humanidad, los pueblos están consumiendo más carne roja y otros animales de sacrificio.
¿Carne transgénica de laboratorio?
Quizás el aspecto más controvertido de la futura producción de alimentos es el uso de herramientas de edición genética como el CRISPR-Cas9. En efecto, estas tecnologías prometen mejorar la productividad de los cultivos y la seguridad alimentaria; sin embargo, los investigadores reconocen que estos alimentos desarrollados con tecnología transgénica “pueden plantear preocupaciones sobre la seguridad y la percepción pública”.
Sobre esto, hay todo un debate ético actual porque en algunos laboratorios ya se ha logrado ‘sintetizar’ tejido muscular artificial. Se trata de “carne cultivada en laboratorio” y se cree que, por un lado, es una posible solución a las preocupaciones éticas y ambientales que rodean la ganadería tradicional. Es decir, porque se dejaría de sacrificar animales para el consumo humano. Sin embargo, el veredicto sobre la aceptación del consumidor de estos alimentos futuristas o el destino de los miles de millones de animales criados y sacrificados exclusivamente para el consumo humano aún está por verse.
Un equilibrio entre lo humano y lo tecnológico
El Dr. Galanakis y su equipo concluyen a favor de la innovación y la sostenibilidad: “Nuestro compromiso colectivo con la innovación, la sostenibilidad y el bienestar tanto de las personas como del planeta dará forma a un futuro donde los alimentos inspiren un cambio positivo y resiliencia para las generaciones futuras”, declaran; sin embargo, como se ha experimentado en otros avances tecnológicos en la historia, es evidente que no todos los pueblos llegan al mismo tiempo a normalizar su uso y, de hecho, son las riquezas tradicionales y culturales de esas naciones las que nos recuerdan nuestra dimensión humana más ancestral, natural y primigenia.
Así que mientras nos encontramos al borde de esta revolución alimentaria, una cosa está clara: las comidas del mañana serán diferentes a todo lo que hemos probado antes. La pregunta es, ¿estaremos listos para ello?
ebv