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Pandemia acrecienta el riesgo de abandono escolar en México

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Ciudad de México.— En México, las escuelas han permanecido cerradas desde de marzo de 2020, cifra superior al promedio en América Latina y el Caribe (158 días) y el doble de la estimación global (95 días); situación que además coloca al país en octavo lugar entre los países donde las escuelas han permanecido cerradas por mayor tiempo.

Así lo revelan datos publicados por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), sobre la base de un monitoreo de 200 países.

“La reapertura escolar debe basarse en una evaluación local del riesgo de transmisión del virus en la comunidad y un análisis de beneficios y riesgos en materia de educación, salud pública, protección de la infancia”, señaló Christian Skoog, representante de UNICEF en México.

Explicó que desde antes de la pandemia, México ya enfrentaba una crisis de aprendizaje, puesto que alrededor del 80% de las niñas y los niños en primaria no alcanzaban los conocimientos esperados en comprensión de lectura y en matemáticas; cifra que podría agravarse dada la dificultad de mantener la calidad educativa con los recursos disponibles en casa.

Si bien en México se han hecho esfuerzos para lograr la continuidad educativa a través de “Aprende en casa”, de acuerdo a la UNICEF aún persisten grandes retos para que todos los niños, niñas y adolescentes tengan acceso a este programa y no vean afectado su nivel de aprendizaje.

Asimismo, es importante tener en cuenta la sostenibilidad de esta modalidad mientras las escuelas permanezcan cerradas y su calidad en comparación con la instrucción en aulas.

Además, cada día de cierre de escuelas durante una crisis acrecienta el riesgo de abandono escolar, algo que empeora cuando hay reducción de ingresos familiares, como está sucediendo durante la pandemia.

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En el caso de México, en julio de 2020, el 71% de los hogares con niñas, niños y adolescentes sufrieron una reducción de ingresos según señala la encuesta ENCOVID-19 Infancia, realizada por UNICEF.

Lo que afectó su capacidad de cubrir costos asociados a la educación y otros gastos familiares y ha aumentado el riesgo de que niñas, niños y adolescentes sean puestos a trabajar para apoyar la economía familiar.

El cierre de escuelas afecta otras dimensiones del desarrollo también; por ejemplo, para los niños y niñas más pequeños, el cierre de los espacios físicos para educación inicial y prescolar ha restringido sus oportunidades de desarrollo.

El uso excesivo de pantallas para seguir clases en televisión o en línea y el confinamiento en casa pueden generar insuficiente actividad física y sedentarismo; aumentando el riesgo de sobrepeso y obesidad; así como de sueño irregular y otras consecuencias para la salud física y mental como irritabilidad, ansiedad y falta de concentración.

Hay también posibles impactos en cuanto a salud emocional ya que, con el distanciamiento social y la educación a distancia, las rutinas de niñas, niños y adolescentes y sus interacciones con amistades y compañeros de clase han cambiado drásticamente.

La UNICEF detalló que en comparación con otras regiones del mundo, Latinoamérica registra el cierre de escuelas más prolongado, situación que presenta amenazas serias para el presente y el futuro de las niñas, los niños y adolescentes en el país.

“Los rezagos de aprendizaje en niñas, niños y adolescentes se están viendo agudizados debido al cierre de las escuelas, especialmente entre aquellos que no pueden acceder a la educación a distancia o no de manera apropiada. Por ejemplo, los que viven en comunidades indígenas de alta marginación o no cuentan con internet o computadora en casa”, explicó Christian Skoog.

ebv

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