México
Música, vía de humanización: Hna. Arcelia Hernández, experta en estética y oficial de la Santa Sede
Ciudad de México.— A pesar del relativismo actual respecto a lo bello, bueno y útil en el ámbito musical contemporáneo, la experiencia humana junto a la música continúa siendo una vía para que el ser humano sea “más humano”, consideró la experta en filosofía de la música, ciencia, y la estética, Arcelia Hernández Elizondo, religiosa del Instituto de Hermanas Franciscanas Misioneras de los Pobres (FMVP), originaria de Xalapa, Veracruz, y que ha servido en distintos dicasterios a partir de 2004.
Durante el segundo encuentro virtual de la Primera Jornada de Formación de Agentes de Pastoral de Cultura, Educativa, Universitaria y del Deporte, organizada por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), la religiosa compartió su visión sobre la relevancia de la música en la vida humana y su papel en el servicio pastoral.
Destacó que, a pesar de la aparente irrelevancia de la música en el contexto actual debido a la postura relativista sobre la belleza y el arte, la música sigue siendo una vía fundamental para ayudar al hombre a ser más humano:
“La música, hay que señalarlo, es una vía para ayudar al hombre a ser más humano, lo cual, por supuesto, es importante para nuestro servicio pastoral”, afirmó. Recordó que para los griegos, la música representaba el ideal supremo de perfección y permitía al ser humano acercarse a lo divino: “La música sumerge al ser humano en la voz misma del universo hasta el punto de hacerle tomar conciencia de que él es una cosa en sí y, a su vez, lo es en el universo”, explicó.
Hernández Elizondo tiene estudios en Estética y Filosofía de la Música por la Facultad de Letras y Filosofía de la Universidad de Roma Due ‘Tor Vergarta’ y también estudios de posgrado en Ontología y Filosofía de la Ciencia por la Pontificia Universidad Lateranense de Roma. Desde el 2004 ofrece servicio como oficial para diversas congregaciones pontificias: Educación Católica, la Primera Sección de la Secretaría de Estado y en el Dicasterio para la Doctrina de la Fe. Además, realiza un trabajo pastoral a nivel parroquial en la iglesia de Santa Ana en la animación litúrgica y la dirección del coro local.
Para la hermana Arcelia, la actividad artística es “un bien para la humanidad y un privilegio que permite al hombre expresarse y desarrollarse a lo largo de la historia”. Enfatizó que la música tiene la capacidad de revelar un universo no perceptible y ayudar a las personas a descubrir sus propias causas a través de un conjunto ordenado de efectos.
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“El músico, con sus necesidades tanto sociales como morales, tiene la capacidad de escuchar la voz del cielo y de elevarse y de transformar la música celeste”, dijo e invitó a reflexionar sobre el papel histórico de la música en Europa y su contribución al desarrollo de las civilizaciones y la unidad del continente.
Además, subrayó el poder de la música como un lenguaje que Dios utiliza para elevar el alma y crear vínculos entre las personas. “La música es una forma admirable y sublime de comunicación humana, presente en todas las culturas. Es un medio de encuentro entre las personas y los pueblos”.
Música como herramienta de disciplina y encuentro espiritual
La religiosa además hizo hincapié en la importancia de la música no sólo como fuente de disfrute y placer, sino también como una herramienta de disciplina y crecimiento espiritual. Subrayó que el estudio y la práctica de la música pueden ser desafiantes, requiriendo esfuerzo, fortaleza y perseverancia.
Compartió que, en su Congregación Religiosa, el estudio de un instrumento musical es parte integral de la formación de las hermanas: “Se tiene que estudiar un instrumento musical, no sólo por placer, sino también para generar disciplina que a menudo incluye dolor, fortaleza y perseverancia”.
La hermana Arcelia Hernández, quien además toca el violín y ejecuta la música litúrgica en algunos momentos celebrativos en su comunidad y en la parroquia, enfatizó que el arte no siempre genera satisfacción inmediata, sino que también implica un servicio serio y a veces costoso: “El ejercicio musical exige una gran implicación y esfuerzo, pero vale la pena elevar el espíritu humano, como fruto de la unión entre la predicación evangélica y las artes”, confesó.
El arte, según Hernández Elizondo, es un medio para predicar el Evangelio y un espacio de encuentro entre lo finito y lo infinito, “es un lugar de preguntas y respuestas que permite adentrarse en los misterios de Dios”. En su experiencia personal, el arte ha sido un instrumento de diálogo y testimonio en su vida consagrada.
Ante la audiencia virtual del segundo sábado de actividades de la Jornada de Formación, la religiosa narró cómo, al llegar al convento, le dieron una flauta para tocar mientras las hermanas mayores realizaban ejercicios espirituales. Esta experiencia la llevó a convertirse en la violinista que anima las celebraciones eucarísticas y momentos fraternos; también esta formación le permitió poder dirigir al coro parroquial de Santa Ana en Roma.
El coro, formado por vecinos de la Casa de las Madres, incluye a mamás, hijas, maridos, amigos creyentes y no creyentes. Desde 2014, el grupo ha crecido en número y diversidad, aprendiendo cantos en nueve idiomas. La hermana Arcelia destacó cómo el coro ha ayudado a personas que no asistían a misa a iniciar un camino espiritual.
“Es urgente comprender que podemos enseñar o transmitir de nuevo la capacidad de entender que la belleza es capaz de llevar al ser humano a lo más alto”, dijo y concluyó con una reflexión sobre la importancia de la apreciación de lo bello, lo bueno y lo necesario en la música: “será trascendente si refleja la experiencia del amor, suscitando respuestas frente a las grandes preguntas y fomentando un nuevo entusiasmo que nos ayude a salir de la mediocridad y a tener una vida litúrgica más enfocada en transmitir el encuentro con Dios”.
Información original de VCNoticias
ebv