México
Se cumplen 49 años del halconazo a estudiantes
Tras la matanza de Tlatelolco en 1968, estudiantes habían vuelto a salir a las calles luego de que el gobernador de Nuevo León entonces Eduardo Elizondo promulgó una ley que suprimía la autonomía de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).
Jóvenes del IPN y de la UNAM salieron a marchar en apoyo a la UANL en la capital del país y se encontraron con una violenta respuesta del Estado; hubo muchos muertos y detenidos.
Fue un jueves de Corpus Cristi, por lo que también es conocido así ese lamentable episodio de la historia, recordó la Gaceta UNAM.
El gobierno de Nuevo León había reducido el presupuesto de la Universidad como “escarmiento” por la decisión de profesores y estudiantes de imponer un gobierno paritario a finales de 1970.
Ante el ataque, la comunidad universitaria inició una huelga y emitieron un llamado de solidaridad al resto de universidades del país.
Estudiantes respondieron al llamado y convocaron a una concentración que salió a manifestarse en solidaridad con los alumnos de la UANL, el 10 de junio de ese año, la primera después de que el 2 de octubre de 1968, el Ejército asesinara a cientos de jóvenes en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco.
¿Echeverría, el culpable?
Luis Echeverría Álvarez, presidente de México, había anunciado una apertura democrática de su gobierno, permitiendo el regreso de jóvenes dirigentes estudiantiles de 1968 orillados al exilio. También liberó a presos políticos, entre ellos José Revueltas y Heberto Castillo.
La marcha aglutinó a cerca de 10 mil personas según las crónicas de la época, comenzó en el Casco de Santo Tomás y recorrería las avenidas Carpio y de los Maestros para salir a la Calzada México-Tacuba para dirigirse al Zócalo.
Las calles que desembocan a Avenida de los Maestros estaban bloqueadas por granaderos y agentes policiacos, los cuales impidieron el paso de los estudiantes.
Había tanques antimotines sobre Melchor Ocampo junto con transportes del ejército, los cuales se ubicaban cerca del Colegio Militar y camiones con granaderos el cruce de las avenidas Melchor Ocampo y San Cosme.
Un grupo de choque entrenado por la Dirección Federal de Seguridad y la CIA, conocido como Los Halcones, todos ellos jóvenes de extracción militar, al grito de “¡Viva el Che Guevara!” descargó balas calibre 45 y carabinas 30 M-2 sobre los manifestantes.
Varas de bambú y palos de kendo
Atacaron a los estudiantes, venían armados con varas de bambú, palos de kendo y porras, y en un principio fueron fácilmente repelidos por los estudiantes.
En un contraataque, los Halcones agredieron a los manifestantes una vez más, ahora no sólo con sus garrotes, sino con armas de fuego.
Los estudiantes, por su parte, intentaron inútilmente esconderse de los jóvenes armados. La policía no intervino y fue simple espectadora.
El tiroteo se prolongó (fueron horas, se dijo años después) y algunos transportes daban apoyo logístico al grupo paramilitar, dotándolo con armas y transportes improvisados, como lo fueron automóviles privados, camionetas, patrullas policíacas e incluso una ambulancia de la Cruz Verde.
Los heridos fueron llevados al hospital Rubén Leñero, los Halcones llegaron al nosocomio y allí dieron remate a los jóvenes aún en los quirófanos, además de intimidar a los internos y al personal médico. El número de muertos fue cercano a 120.
Esa misma noche, el Ejército resguardo Palacio Nacional y el presidente Echeverría anunció una investigación sobre la matanza y afirmó que castigarían a los culpables.
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emc