México
‘PGR, institución con historia decepcionante’: Desde la fe
México.— En su editorial el semanario Desde la Fe, explica que quizá no se encuentre historia tan oscura en las instituciones gubernamentales como la de la Procuraduría General de la República (PGR).
Pues el impreso advierte que la renuncia de su titular la semana pasada, es resultado de infortunadas componendas, de estires y aflojes, de fobias resistencias, de aspiraciones y bajezas.
El órgano para la investigación de los delitos tuvo detrás la historia ideal de ser el principal órgano consejero jurídico de la Presidencia de la República.
Desde la Fe señala que el abogado de la nación, el Procurador era el principal ejecutor de la ley y de la gestión de asuntos de la Federación para la protección de sus intereses.
Por ello y bajo esos ideales, estaría aparejada la designación de los mejores hombres y mujeres, reputados juristas, abogados y especialistas destacados por su notable trayectoria ética y profesional.
Sin embargo, mientras la vida política del país se ampliaba haciéndose cada vez más compleja, la Procuraduría pasó a ser una institución con la más baja tasa de confianza entre la ciudadanía. Esto llevo a sus titulares a reconocer que el rostro de la PGR debería componerse de cara a los ciudadanos.
Renovarse o morir.
El semanario católico expresa que esta tarea no sería una cosa sencilla. Porque en el año 2015, su titular, ante Legisladores del Congreso de la Unión, diría que la recuperación pasaría por un tamiz del trabajo para arreglar y maquillar “el rostro de la PGR a partir de la procuración de la justicia eficaz, el respeto a los derechos humanos y la capacitación a los integrantes de la procuraduría”.
Dos años después, la tarea no se consolidó, quizá ni existió. Este sexenio va por el cuarto procurador, solamente superado por el presidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994). Nada más en 1994 alterno a cuatro procuradores.
En ese período, el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo fue asesinado (24 de mayo de 1993). Las conclusiones del procurador fueron, por decir lo menos, tristes y desafortunadas; terminaron en la retórica de la confusión, con lo que se lavó las manos.
Desde la Fe advierte que desde esa fecha hasta la actualidad, el crimen del cardenal no tiene una explicación satisfactoria con la consecuente injusticia y la falta del castigo de los verdaderos responsables del magnicidio.
Lo anterior es sólo un ejemplo de la descomposición progresiva de la PGR. Bajo sus siglas se intimidó a ciudadanos, y se protegió a amigos, compadres y allegados que vieron en la institución el instrumento perfecto para aspiraciones y bajezas.
Por ello dice, llegó un momento de su historia en el que mencionar el nombre del procurador era sinónimo de miedo y terror para los enemigos del régimen, pero también ese mismo nombre asoció los extremos del tráfico de influencias, clientelismo y apoltronamiento de funcionarios.
La urgencia de la procuración de la justicia llevó a la reforma constitucional del 10 de febrero del 2014 para renovar el aparato de la PGR; sin embargo, la transformación pasa la dura prueba de confianza que sume a la institución en la oscura ingnominia de la pérdida relación de nepotismo y compadrazgo como trampolín para asirse del poder.
Se ligó a su titular con la protección de intereses ilícitos, y hasta su reputación cayó cuando el vehículo de lujo de su propiedad fue emplazado bajo registro en domicilios fantasma para evadir la ley.
La Fiscalía General de la Nación, nace en el momento en que la ciudadanía requiere de justicia expedita, equidad incontrovertible y de un titular intocable por la corrupción, garante de los intereses de la nación. Entre las ruinas de la PGR están sepultados los procuradores que se valieron del miedo y la intimidación, de los fraudes y mentiras, del fastidio y cansancio, de fugas y simulación, de incapacidad y prepotencia. Lo peor que pudo pasar es haberlo asociado a la íntima relación, casi de hermanos, con el superior, el Presidente de la República.
El Fiscal General tendrá encima una pesada losa de la que no será fácil sacudirse. Sobre él pesará la historia más oscura y decepcionante que haya tenido cualquier institución de la Administración Pública Federal.