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¿Acaso usted es de los que piensa que la política la hacen los puros, los impolutos? ¿En serio, eso piensa? ¿En qué mundo vive?
Desde hace no pocos meses hemos visto, tanto en foros académicos y espacios mediáticos, como se fue gestando un movimiento ciudadano -por ponerle un nombre-, cuyo objetivo único es, dicen sus promotores, combatir la corrupción.
Campañas exitosas algunas y otras no tanto, fueron poco a poco dándole forma a esa Lucha contra la Corrupción; hoy, quizás por lo extendido en la sociedad mexicana del blanco de dicha campaña -La Corrupción-, y por el proceso electoral cuya segunda etapa -La elección- recién terminó, el interés que surgió en un principio, poco a poco ha empezado a ser cada vez menor.
Sin pensar que dicha tarea -Combatir la Corrupción- es algo poco práctico por decir lo menos, veo dicha campaña como algo inasible para millones de mexicanos.
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Para empezar, ninguno de los promotores de ese combate se ha tomado la molestia de aclarar, que La Corrupción -así, con mayúsculas-, no es un delito tipificado en la legislación vigente. La corrupción que sí se encuentra en la legislación penal debidamente tipificada, es la corrupción de menores.
¿Cómo entonces combatir algo, que la legislación penal no tiene incluido como delito?
¿Qué es pues, la corrupción, si bien sabemos que no es delito de acuerdo con el texto de toda nuestra legislación vigente? Para decirlo claro y pronto, la corrupción es una conducta moral; es algo propio del ámbito privado de la persona.
Lo que debe ser combatido sin tregua alguna, son las conductas delictivas debidamente tipificadas las cuales, abarcan tanto a las personas que son funcionarios y empleados públicos, como a quienes no forman parte de las estructuras del sector público en los tres órdenes de gobierno.
Si estuviéremos de acuerdo con lo dicho el párrafo anterior, ¿cuál es entonces, la utilidad de hacer a un lado la legislación vigente en lo que se refiere a prácticas indebidas que constituyen delitos, y construir una campaña tan genérica como ésa de El Combate a la Corrupción?
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¿Será acaso, porque exigir la aplicación de la ley vigente no es tan lucidor como aquello de El Combate a la Corrupción? Lo desconozco; además, los organizadores y promotores de ese combate, jamás -hasta donde yo sé-, han dado una explicación lógica al respecto.
Dejemos pues ese combate en manos de quienes, como afirmó uno de sus promotores, andan ahí porque su única tarea era servir al país o algo así de vago, y vayamos a una manifestación de lo que puede generar eso de El Combate a la Corrupción, cuando se lo pretende aplicar en actividades como la política.
Si quisiéremos encontrar una actividad realizada por impuros, por personas virtudes y defectos como todos o si lo prefiere, por pecadores promedio, ésa no es otra que la política.
Esta actividad, no es propia de personas puras e impolutas sino de quienes no tienen escrúpulo alguno para mentir o realizar actividades por encima de la ley cuando, por ejemplo, la seguridad nacional así lo exija.
Esta actividad tiene, en lo que se refiere a La Corrupción, tantas aristas o elementos que, pretender que a los gobiernos y sus estructuras deban llegar únicamente personas puras y honradas a carta cabal, no pasa de ser una posición de ingenuos quienes, por decir lo menos, carecen del menor conocimiento de lo que es en la realidad la actividad política.
De ahí que piense que, si en verdad aquellos promotores del combate -hoy empezado a ser relegado de los espacios mediáticos-, quisieren combatir conductas delictivas en el ejercicio del servicio público, mejor y más práctico sería, aplicar la ley vigente de manera estricta.
¿O usted piensa que la corrupción, así, en general, se puede combatir eficazmente con declaraciones 3 de 3 y otras por el estilo? ¿En verdad eso piensa?
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