Mundo
Cuidado con esa euforia desmedida
Aún falta un buen trecho por recorrer
El espectáculo está de nuevo, en este teatro de segunda que es nuestra política. Nada aprendimos de las exageraciones carentes de todo sustento de aquellos días cuando la Reforma energética era promovida, y luego aprobada.
Las decenas de miles de millones de dólares que llegarían al país, los cientos de miles de empleos directos que dichos recursos generarían y los recibos que se harían chiquitos quedaron, para decirlo sin maquillaje alguno, en la nada, en lo que eran, humo y manipulación burda de políticos ávidos de popularidad, frente a unas elecciones intermedias que se veían ya difíciles.
Hoy, lejos de privilegiar la prudencia y la mesura, caen otra vez en los excesos de ayer. Todo es digno de ser festejado y además, presentado como si fuere una segunda independencia.
Mejor sería una cierta dosis -por pequeña que fuere-, de objetividad; ¿por qué hasta hoy logramos lo que otros países hicieron hace algunos decenios? ¿No sería mejor reconocer los daños causados por esta visión aceda tan nuestra, que nos mantiene anclados en el pasado? ¿Y por qué no señalar a los responsables principales y casi únicos de dicho retraso y de los daños cuantiosísimos causados al país y a su economía?
Ahora resulta que los villanos de no hace mucho, son los héroes; ahora resulta, que los que hoy festinan lo alcanzado -anuncios simplemente-, ayer eran los más acérrimos (Intransigente, fanático, extremado) opositores de todo cambio en PEMEX y CFE.
No está de más tener en mente la recuperación y el impulso que ha prometido Donald Trump a la extracción de petróleo mediante el fracking en Estados Unidos. Eso y algunos otros elementos, abonan a la incertidumbre y a la volatilidad de los precios por lo que, deberíamos tener presente la posibilidad de precios muy bajos del barril de petróleo que harían de la extracción en aguas profundas, una actividad no rentable.
Por eso insisto, el optimismo ramplón de los funcionarios que durante años jamás expresaron una sola palabra en favor de la apertura del mercado de la energía en México, no debe obnubilar nuestra capacidad analítica.
Cuidado con las sirenas pues al margen de si cantan bien o mal, hacerle caso a su canto nos puede llevar a estrellar el barco, frágil ya de por sí.