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Educación y salud, exigen mujeres ante la OEA
Cancún, Q. R.— Organizaciones de mujeres de Las Américas demandaron aquí acceso efectivo y real a la educación y a servicios amplios de salud, como una prioridad para esta población, antes que pretender equidad de género.
Advirtieron que la llamada equidad de género sólo ha venido a invisibilizar a la mujer, pues ya nadie habla de ella sino de género, así, un término ambiguo que no las considera ni las involucra.
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“En aras de alcanzar la igualdad, primero necesitamos tener la oportunidad de acceso a la educación, ya que ésta es la verdadera forma de empoderar a la mujer”, dijo Rosy Loya, en nombre de la Coalición Mujer, Salud y Desarrollo.
Una mujer educada tendrá mayores oportunidades de trabajo, una mejor salud, como muestran los países con menores índices de mortalidad materna, pues será consciente de lo que significa cuidar de su cuerpo, señaló.
La mujer educada no permitirá fácilmente una situación de violencia en la que se le trate como una cosa y no como una persona, sostuvo Loya, en representación de una veintena de agrupaciones sociales, en el marco del “diálogo de los jefes de delegación, el secretario General, el Secretario General Adjunto y los Representantes de las Organizaciones de la Sociedad Civil”.
Ante los jefes de delegación de los Estados Miembros de la OEA, hizo un llamado a los países miembros, para que la salud materna y reproductiva tenga como foco prioritario el abatimiento de la morbi-mortalidad materna y no el reparto indiscriminado de métodos anticonceptivos, muchas veces impuesto y forzado, sin el consentimiento de las propias mujeres, especialmente de las indígenas y de las que viven en mayores condiciones de pobreza.
El compromiso de esta Organización y de sus instituciones, en especial de la Comisión Interamericana de Mujeres, agregó, deben ir más allá de un enfoque reduccionista de la mujer, en el que simplemente se habla de su aspecto reproductivo como algo negativo que debe ser eliminado.
En el marco del 47 Periodo Ordinario de Sesiones de la Organización de Estados Americanos, las organizaciones de mujeres expusieron que el valor de la mujer va mucho más allá de la maternidad, y esta vocación es asumida por la mayoría de las mujeres en el mundo, siendo también cada vez mayor el número de mujeres que se enfrentan al doble reto de aportar un ingreso considerable al sostenimiento de su hogar, así como a la crianza y educación de sus hijos.
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Sin embargo, plantearon “pareciera que los gobiernos y los sistemas laborales fueran completamente ajenos a esta realidad, pues no vemos políticas, ni leyes que favorezcan a la mujer en este doble rol, que es fundamental en el desarrollo de las familias y de las sociedades y que si no se atiende, además de perjudicar a la mujer, perjudicará sin duda el desarrollo y composición del tejido social”.
Por ello exigieron políticas efectivas que sancionen a las empresas que discriminen a la mujer embarazada, o dé beneficios fiscales a quienes fomenten horarios y puestos que promuevan la conciliación del trabajo y del hogar, mayores días de “discapacidad” para madres y padres, pues en la medida en que se responsabiliza y se hace partícipe a los hombres de su paternidad, también se fortalece a la mujer, la familia y el desarrollo de nuestras naciones.
“Los índices de pobreza y delincuencia son menores en sociedades donde las mujeres tienen más oportunidades y son partícipes en la toma de decisiones”, subrayó.
De ahí la necesidad de que los Estados inviertan en la educación de calidad de niñas y mujeres con la meta de reducir la pobreza de la familia, y aumentar los niveles de salud.
Violencia, un flagelo.
En la apertura del diálogo en el que participaron representantes de alrededor de 600 organizaciones sociales, agrupadas en una treintena de coaliciones, Rosy Loya habló de lo que definición “un flagelo que persigue a las mujeres de nuestro continente”: la constante espiral de violencia, sobre todo la violencia sexual.
En este marco exigieron firmeza la aplicación de leyes y políticas contra la pornografía, abolición de la prostitución y combate a la trata de personas.
El esfuerzo prioritario de nuestros países debe ser el compromiso por trabajar, para garantizar las condiciones de desarrollo y justicia necesarias, para que las mujeres y madres de familia, no se vean en la necesidad de abandonar sus países de origen, sus familias y sus hijos, muchas veces de forma permanente e indefinida. Nuestros países merecen familias unidas y no rotas, remató.
AGP