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Papa Francisco pide al G20 a no escatimar en la lucha contra el hambre
Pidió centrar la atención en la dignidad de la persona
Río de Janeiro.— El Papa Francisco llamó a los miembros del G20 a no escatimar esfuerzos en ayudar a las personas que viven en pobreza y padecen hambre.
Su Santidad afirmó a los líderes mundiales que “es de suma importancia” identificar “nuevas formas de lograr una paz estable y duradera”.
En un mensaje leído en la cumbre desarrollada en Río de Janeiro, explicó que las consecuencias de los conflictos trascienden las muertes y desplazados.
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El Papa Francisco advierte asimismo que las guerras “siguen” ejerciendo una presión considerable sobre las economías nacionales. “Especialmente debido a la exorbitante cantidad de dinero gastada en armas y más armas”.
En ese sentido, exhortó a los miembros de G20 a buscar “nuevos caminos para lograr una paz estable y duradera”.
Papa Francisco: hambre, una justicia escandalosa
En el mensaje del Papa, leído por el dignatario de la Santa Sede, se advierte que “la relación entre hambre y pobreza es inseparable”. Afirmó también que “está claro que se deben tomar medidas inmediatas y decisivas” para erradicar esos dos flagelos.
Determinó que es preocupante que la humanidad “no haya encontrado una manera de abordar la trágica situación de quienes enfrentan el hambre”.
La normalización del hambre por parte de la sociedad “es una injusticia escandalosa y una ofensa grave. No se deben escatimar esfuerzos para sacar a la gente de la pobreza y el hambre”, señaló.
El Papa Francisco identificó “una importante paradoja” en el acceso a los alimentos, cuando “más de 3 mil millones de personas no tienen acceso a alimentos nutritivos”, mientras que “casi 2 mil millones de personas tienen sobrepeso u obesidad”.
El obispo de Roma aseguró que el acceso a los bienes básicos y la distribución justa de los recursos “deben ser prioridades en todas las agendas políticas y sociales”.
En ese sentido, afirmó que hay comida suficiente para alimentar a todas las personas del mundo, pero el problema es su distribución desigual.
La Santa Sede, añadió Francisco, seguirá buscando “promover la dignidad humana y hacer su contribución específica al bien común”.
Lo anterior, ofreciendo la experiencia y el compromiso de las instituciones católicas de todo el mundo, y pidió que las comunidades locales y la riqueza cultural y tradicional de las personas no sean “ignoradas ni destruidas en nombre de un concepto estrecho y miope de progreso”.
JAHA