¿Qué le parecen a usted los candidatos a las tres gubernaturas?

Quizás debí haber preguntado, ¿los conoce? ¿Sabe cuál es su trayectoria, y los resultados obtenidos en sus anteriores encargos?¿Los considera, a cada uno de ellos, idóneos para el cargo de Gobernador Constitucional del Estado de ____________, entidad que piensan gobernar en caso de obtener la victoria este 4 de junio?

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Lo más probable -nada me gustaría más que estar totalmente equivocado, y que sus respuestas fueren todas positivas-, es que usted no sabría quiénes son los candidatos en su estado, cuál ha sido la trayectoria de todos ellos y, menos aún, cuáles han sido los resultados obtenidos en éste o aquel puesto antes de andar hoy pidiendo el voto de los ciudadanos de los Estados de Coahuila, Nayarit y el EDOMEX para ocupar el puesto de Gobernador.

Sin embargo, por encima de esta ignorancia que mina las bases mismas de la democracia, ¿qué explica esa apatía de nuestros ciudadanos por conocer a los candidatos y su trayectoria para, con base en esta información, emitir un voto debidamente razonado?

¿Será acaso responsabilidad única de la clase política, que busca -a veces de manera abierta y en otras no tanto-, esconder lo que han sido y son hoy sus son sus integrantes? ¿Tan fácil es el asunto, tan obvio?

¿No hay responsabilidad entonces en el ciudadano, en su importamadrismo?

¿Por qué, frente a las elecciones del año que viene, particularmente la que nos permitirá decidir a quién queremos como presidente de la República a partir del 1 de diciembre del año 2018, no hacemos en compromiso con nosotros mismos, de enterarnos quiénes son los candidatos, qué han hecho y cuáles son sus logros, tanto personales como en su calidad de funcionarios?

Y lo más importante de todo, ¿por qué no tratamos de hacernos una idea de la idoneidad de éste o de aquel candidato para ocupar la Presidencia, dadas las dificultades y problemas específicos que enfrentará México en los próximos seis años?

¿Cuáles serán los problemas y de qué índole que le tocaría enfrentar? ¿Tiene la preparación y conocimientos para ello? En su experiencia, ¿ha demostrado saber tomar decisiones difíciles e impopulares con la debida firmeza y tiene la voluntad política para que, llegado el caso, no le tiemble la mano?

En pocas palabras, ¿qué es lo que le planteo con este largo rosario de preguntas? Algo tan simple como es esto: Dadas las condiciones difíciles que enfrentará México durante los próximos años, por favor, no votemos a ciegas.

Dejemos nuestra proverbial (Muy notoria, conocida de siempre, consabida de todos) conducta en materia de otorgar nuestro voto a un candidato, que exhibe nuestra apatía en lo que se refiere a conocerlo, y saber de lo que podría ser capaz frente a las dificultades.

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Averigüemos, conozcamos y después decidamos a quién le entregaremos nuestro voto.

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