Mundo
¿Qué tanta validez le concedemos a lo jurídico?
Si fuere nula, ¿propondríamos reemplazar el actual arreglo constitucional?
Una de las cosas que menos respetamos en México es, sin duda, lo que decide y resuelve el Poder Judicial.
Una visión así, y la consecuente conducta expresada en la violación sistemática y permanente de la ley, no debería en modo alguno sorprendernos. Educados desde edad temprana en la noción de que violar la ley es algo bueno, que reditúa pingües beneficios, debe expresarse, tarde o temprano, en lo que se ha convertido en la característica más visible de nosotros los mexicanos: el desprecio de la ley.
Suelo decir, para resumir esto último, que la única ley que nos falta por violar, es la Ley de la Gravedad; sin embargo, por favor, ¡agárrese usted!, ya estamos tomando clases de levitación.
¿A qué viene todo esto? ¿Qué lo justifica y explica? A las marchas realizadas hace cuatro días en varias ciudades del país donde, ciudadanos y sus familias se manifestaron en contra de una decisión del Estado mexicano la cual, resulta evidente, no comparten.
(Antes de continuar, le manifiesto que no opinaré acerca de la justeza de aquéllas, menos aún de las cifras que algunos de sus organizadores han proporcionado. Pienso que, en todo movimiento, los responsables de él deben conducirse con estricto apego a ciertos valores éticos; por ejemplo, no mentir, y menos engañar a los que los siguen y confían en ellos. Si en este caso, los organizadores se han apegado o no a dichos valores, es algo que no me compete juzgar; son y serán los que salieron a las calles a marchar, los que deberán decidir al respecto).
Desconozco si los participantes en las marchas -me refiero en este caso a los adultos, no a los niños que fueron llevados por sus mayores a marchar-, están enterados de la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación la cual resolvió, que en lo que respecta al matrimonio civil, toda ley que lo defina como la unión de un hombre y una mujer, es anticonstitucional por que representa, esta definición, un acto de discriminación.
Además, al haber sido declarada la ejecutoria correspondiente por haber resuelto cinco amparos en el mismo sentido, debido al rechazo a casar a dos personas del mismo sexo por parte de una autoridad, dicha ejecutoria legaliza, de facto, el matrimonio civil entre personas del mismo sexo. En consecuencia, de acuerdo con nuestro andamiaje jurídico vigente, dicha jurisprudencia adquiere, en la práctica, el carácter de ley.
Hoy pues, toda pareja de personas del mismo sexo que intentare contraer matrimonio civil, y la solicitud respectiva les fuere negada por la autoridad dado que, la legislación en esa entidad federativa define el matrimonio civil como un contrato entre hombre y mujer, la pareja, si decidiere ampararse en contra de dicha negativa ante la autoridad judicial, obtendría el amparo y la autoridad judicial que se los hubiera concedido, ordenaría a la autoridad que proceda, casar a la pareja de personas del mismo sexo amparada.
Hasta aquí la ley; hasta aquí la decisión de la Suprema Corte de Justicia que es, en el arreglo constitucional que hemos decidido darnos, la instancia encargada de resolver de manera definitiva, este tipo de situaciones donde, para decirlo claro, hay interpretaciones diversas del texto constitucional.
Los que no están de acuerdo con esta resolución de la Suprema Corte, ¿qué proponen? Es más, preguntaría lo siguiente: ¿Qué podrían proponer? ¿Disolver la Suprema Corte, lo que significaría, en los hechos, un golpe de Estado al suprimir uno de los tres Poderes de la Unión?
Entiendo su rechazo, por las razones que fueren, a la iniciativa de Reforma Constitucional enviada por el Ejecutivo al Poder Legislativo; están en su derecho el cual, nadie puede conculcarles. Por otra parte, si no estuviere equivocado, tengo entendido que dicha iniciativa ha sido, como se dice coloquialmente, congelada por el Legislativo.
En consecuencia, ¿por qué o en contra de qué se marchó? ¿Por un nuevo arreglo constitucional? ¿O por modificaciones de la Constitución, al margen y en contra de los procedimientos que aquélla misma establece para reformarla?
¿Acaso están proponiendo un nuevo arreglo constitucional? ¿De qué tipo sería? ¿Acaso uno donde, toda modificación legal, constitucional o no, debería ser resultado de una decisión del poderoso en turno, no de la decisión de las dos terceras partes en cada Cámara del Congreso de la Unión, y de la mayoría de las legislaturas estatales?
Por eso pregunto, ¿qué se quiere lograr con esas marchas? ¿Qué cambios esperan produzcan dichas marchas? ¿Acaso los organizadores no han informado a los marchantes, que el matrimonio civil entre personas del mismo sexo es hoy, hasta donde la ley alcanza, una cosa prácticamente juzgada?
¿No les dieron a conocer a los miles de marchantes que hoy, toda pareja de personas del mismo sexo podría contraer matrimonio civil, si lo deseare?
Es más, ¿no les hicieron saber que, dada la jurisprudencia de la Suprema Corte, la misma autoridad que se negó a casar a la pareja la cual, ante la negativa de aquélla presentó el amparo correspondiente, podría ser obligada por la autoridad judicial a casar a los integrantes de la pareja?
Por último, ¿no les explicaron los organizadores de las marchas que hoy, en once entidades federativas del país, las leyes anteriores han sido modificadas para adecuarse a la jurisprudencia de la Suprema Corte por lo cual, ya no requieren del amparo arriba mencionado para que la autoridad oficie el matrimonio civil que decidieron?
Por eso pregunto, ¿qué esperan lograr los marchantes y sus organizadores? La verdad, reconozco mi ignorancia al respecto, pues a pesar de haber tratado de entender sus posturas, todavía hoy no lo he logrado.
Sin querer jugarle al asesor no solicitado, ¿por qué no explican de manera clara y detallada y el debido sustento jurídico pues se trata de una iniciativa de ley? Más aún, al ser aquélla una reforma de la Constitución, ¿qué esperarían lograr?
Pienso, además -espero no estar equivocado en esto-, al llevar a cabo lo anterior, quizás algunos de los que hoy los señalan negativamente podrían cambiar su rechazo por aceptación.
Por último, ¿piensan que con estas protestas y, dado que estamos ante una jurisprudencia, esperarían la definición de un nuevo arreglo constitucional?
Al final del día, llegamos al punto crucial de estas protestas y sus efectos: ¿Entiende usted, de haber llegado al final de la lectura, de qué se trata todo esto? ¿Y si no lo hubiese entendido, qué posición tomaría al respecto? ¿Indiferencia, o rechazo?
¿Por qué, un tema de esta importancia, no es posible discutirlo de manera civilizada, ofreciendo argumentos de ambas partes? ¿No estamos preparados o, preferimos vencer a convencer?
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