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“Se acabó la ingenuidad y las ambigüedades”, responde arzobispo francés ante revelaciones de abuso
París.— Tras la recepción del informe realizado por la Comisión Independiente Sobre los Abusos Sexuales en la Iglesia de Francia (CIASE, por sus siglas en francés), el arzobispo de Reims y presidente de la Conferencia de Obispos de Francia (CEF), Éric de Moulins-Beaufort, ha expresado su “vergüenza” por la prolongada actitud de ocultamiento de los pastores católicos.
El informe reveló preliminarmente que en los últimos setenta años, por lo menos tres mil ministros abusaron sexualmente a 330 mil personas vulnerables o menores de edad.
“Es verdaderamente insoportable que tantas vidas de niños y jóvenes se hayan podido dañar sin que casi nada haya sido alertado, sin que nadie denunciara, sin acompañamiento ni cuidado de esas víctimas”, confesó De Moulins.
Durante la presentación de este doloroso informe comisionado por la propia conferencia de obispos y la conferencia de religiosos de Francia, el arzobispo De Moulins hizo un reconocimiento a las víctimas que sí alzaron la voz por los abusos sufridos: “Incluso hoy, podemos ver la fuerza interior y el coraje necesarios para que las víctimas hablen contra la violencia y los ataques que han sufrido. Nos damos cuenta además de la inmensa cantidad de personas que no tuvieron oportunidad de hablar, a las que no pudieron o no quisieron hacerlo”.
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“[Por ello] a las personas que hayan sido víctimas de tales actos por parte de sacerdotes, religiosos y religiosas u otras personas de la Iglesia, les expreso mi vergüenza, mi espanto y mi determinación para actuar contra aquella negativa de ver y de escuchar o aquel deseo de ocultar o esconder los hechos, contra la renuencia a denunciar públicamente, quiero actuar para que estas actitudes desaparezcan de las autoridades eclesiales, de los sacerdotes y agentes de pastoral así como de todos los fieles. Creo hablar por todos los obispos en este sentido”, dijo De Moulins.
El informe presentado por XX, presidente de la CIASE, fue un largo trabajo de 30 meses en los que se indagaron reportes policiales, notas periodísticas, testimonios de víctimas y esencialmente los archivos eclesiásticos que, para este fin, fueron abiertos a los investigadores. “El reporte es duro, es severo. La escala del fenómeno de la violencia y la agresión sexual en la sociedad y en la Iglesia que describe es pasmosa”, reconoció el presidente de la CEF.
De Moulins hizo un reconocimiento a la CIASE y dijo que su trabajo no fue sencillo, no sólo por las diligencias de investigación sino “porque la realidad que debieron sacar a la luz superó con horror y tristeza lo que se podía esperar… La Iglesia católica en Francia les debe mucho a todos y cada uno”.
El arzobispo aseguró que el contenido del informe (de más de 2 mil 500 páginas) será materia de trabajo para la próxima Asamblea Plenaria de los Obispos de Francia en noviembre próximo: “Estudiaremos los análisis propuestos y las recomendaciones formuladas, la evaluación que se da de las medidas que ya hemos tomado”.
La Iglesia católica en Francia ha establecido un Consejo de Prevención y Lucha contra la Pedofilia, el cual se encuentra en permanente escucha de las víctimas a nivel de diócesis y congregaciones religiosas. Además de la escucha, los obispos franceses también han creado un Tribunal Penal Nacional Canónico con el que se trabaja con víctimas y expertos.
De Moulins reconoció que parte de la respuesta de la Iglesia francesa consistía en revisar el ministerio sacerdotal y episcopal; sin embargo, confesó que “el informe de la CIASE nos llama a ser aún más lúcidos. Se acabó el tiempo de la ingenuidad y las ambigüedades”.
El arzobispo presidente de la CEF invitó a todos los católicos y a la sociedad en general a leer el informe porque además de cuestionar seriamente a la Iglesia católica también aporta elementos de trabajo y reflexión para todas las estructuras y organizaciones sociales.
Finalmente, De Moulins-Beauford pidió a los obispos franceses, a los sacerdotes, a las religiosas y a los religiosos a “sacar del informe, la valentía y fuerza para comprometerse aún más y con más claridad”.
“La gran mayoría de ellos son buenos servidores. Han dado y están dando sus vidas para servir a aquellos a quienes son enviados por Cristo Jesús… Que algunos de nosotros hayamos desviado o desvíen su ministerio al servicio de sus impulsos nos abruma, nos desgarra el corazón. También nos obliga a examinarnos entre nosotros más que nunca para verificar el más pequeño de nuestros comportamientos”.
El arzobispo concluyó su alocución implorando a Dios su Gracia, su consuelo y su fuerza “para que dejemos entrar la luz en las zonas más oscuras”. Y ahondó: “Para que jamás renunciemos a la claridad, que jamás nos resignemos a la ambigüedad… aún ahora, como siempre, queremos servir a Cristo en su sacrificio: Él dio su vida para darnos la esperanza de que el mal y la violencia no prevalecerán al final de la historia; y, para recordarnos, que los más pequeños y olvidados serán los primeros en Su luz”.
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ebv