Análisis y Opinión
Narcotráfico a las puertas de la frontera y lejos de la justicia
Nigromante
Cuando el Departamento de Estado norteamericano triplicó la recompensa para dar con el paradero de Ismael El Mayo Zambada, líder del Cártel de Sinaloa, con la participación de los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán, se revivió la polémica por la impunidad que gozan éstos últimos en la imaginería popular. Y con la política del nuevo gobierno de la 4T en el combate al narcotráfico, es difícil siquiera imaginar que pudiera concluir la impunidad de estos criminales luego de 3 años en que no se ha visto nada espectacular en esta lucha.
El ofrecimiento del gobierno de Estados Unidos al subir de 5 a 15 millones de dólares la recompensa a quien ofrezca información para capturar a El Mayo despierta el interés por intensificar la guerra contra el narcotráfico, que hace 12 años contó con la incondicional ayuda del presidente rijoso Felipe Calderón Hinojosa, quien para ganar credibilidad retó al crimen organizado y declaró la guerra al narcotráfico sin antes haber volteado hacia las fuerzas armadas a las que utilizó a su antojo en una guerra sin sentido que al final fue una guerra perdida.
Ahora el gobierno de la 4T tiene otro punto de vista y aplica otros mecanismos basados en labores de inteligencia para combatir a los cárteles de los cuales tiene ubicados a 37 entre los más relevantes aunque entre algunos de ellos se trate de grupos que se desprendieron de organizaciones que se han expandido en todo el territorio. No hablamos de “abrazos no balazos”, porque esa es una postura que no explica nada, porque en esa ambigüedad no se entiende la estrategia.
Al ponerle precio a la cabeza de El Mayo Zambada, de quien la agencia antidrogas Drug Enforcement Administration (DEA) sólo tiene la última fotografía que el personaje se sacó junto a don Julio Scherer García y que fue la portada icónica del semanario Proceso, es uno de los pocos datos con que cuenta, por lo que ofrece la recompensa más alta que se haya ofrecido por tener información de cualquier otro capo mexicano. Está más abajo el precio que ofrece de 10 millones de dólares a cambio de información sobre Nemesio Rubén Oseguera Cervantes alias El Mencho.
En la DEA, donde tradicionalmente trabajan algunos encubiertos que en ocasiones se han convertido en agentes dobles que están dentro del narcotráfico y negocian la compra venta de narcóticos, como se ha demostrado en casos como el del legendario Enrique Camarena Salazar, sobre quien pesaron las sospechas de su complicidad con cabezas de los nacientes cárteles en los años setenta con Caro Quintero a la cabeza, a quien responsabilizan a la fecha en la DEA de haberlo victimado a mediados de 1984 en Guadalajara, Jalisco, y por lo cual estuvo preso por 28 años.
Según el Departamento de Estado, El Mencho, a la cabeza del Cártel de Jalisco Nueva Generación sería uno de los principales socios de la organización de Sinaloa, porque mantiene una sólida relación comercial con El Mayo Zambada, en el sucio negocio del embrutecimiento que ocasiona la muerte de 250 adictos cada día del otro lado de la frontera del principal país consumidor de drogas del mundo.
“Zambada García es socio comercial desde hace mucho tiempo del líder del Cartel de Sinaloa, el convicto Joaquín Guzmán Loera, también conocido como “El Chapo”. El aumento es acorde con su posición de liderazgo en el Cartel de Sinaloa”, señala un comunicado del Departamento de Estado.
Como es sabido, El Mayo Zambada fue el principal socio y hasta compadre de Joaquín Guzmán Loera, quien se convirtió en la sensación mediática de todos los tiempos y que ahora purga una condena de por vida en Nueva York.
Si, como dice todos los días el presidente Andrés Manuel López Obrador y repite a coro Rosa Icela Rodríguez, la titular de Seguridad, que no por los abrazos no balazos el gobierno está cruzado de brazos, falta ver que sea eficaz la política para conseguir la paz y no ganar la guerra; o los explosivos con mensajería privada –regalos de cumpleaños- pasarán a la normalidad con el riesgo de que Joe Biden llegue a donde no alcanzó a llegar el belicoso Donald Trump, quien buscó tipificar el narcotráfico con el terrorismo.
ebv