Análisis y Opinión
¿Qué explicarle a mis hijos sobre el vapeo?
Por Gerardo Rivadeneyra
Todos hemos visto últimamente a los jóvenes, a los amigos de nuestros hijos, o a ellos mismos usando unos productos electrónicos. Son aparatos que parecen USBs o cilindros de colores. Son el aparatito de moda, cómo negarlo. Sacan un montón de humo. Algunos tienen luces, otros son de colores. Hay de sabores: desde los clásicos hasta frutas, pastel y galletas. Los venden en las esquinas, en los altos, en máquinas en centros comerciales y nunca con control de edad.
Estos aparatos son cigarros electrónicos, aunque algunos les dicen “vapes”, y se supone que están prohibidos en el país. Sin embargo, cualquiera los puede conseguir sin mayor problema.
Como padres o familiares, obviamente estamos preocupados y por eso quise entender qué son y por qué no hay controles. Investigué y lo que encontré fue muy interesante:
Estos productos de los que hablo son ilegales. Los importan a escondidas y no tienen licencia sanitaria, ni pagan impuestos. Su venta es parte de un mercado negro que se ha creado por una prohibición a las alternativas al cigarro.
Resulta que hay un millón y medio de personas que usan estos dispositivos. Pero como están prohibidos, y no regulados, no hay reglas.
Las alternativas al cigarro son tres. Los vapeadores, que, como su nombre indican, hacen vapor. No contienen tabaco pero sí nicotina. Los cigarros electrónicos se parecen mucho, pero a diferencia de los vapeadores son desechables. Estos son los más comunes. Por último existen los calentadores de tabaco. Se parecen al cigarro pero no se encienden.
Ningún producto es libre de riesgo. Las autoridades de Estados Unidos tienen una categoría que llaman “riesgo modificado” y para entrar en ella debe entregarse mucha evidencia científica y verificarla. Que algo sea de riesgo modificado quiere decir que causa daño pero menos que un cigarro porque no generan combustión, que es donde sale la mayoría de las sustancias tóxicas.
Hay países donde las alternativas ya han sustituido al cigarro. En Japón, donde la gente fuma mucho, la aparición de alternativas ha disminuido el consumo del cigarro drásticamente. En Reino Unido los doctores del servicio nacional de salud, el NHS, están ofreciendo alternativas a los fumadores para que dejen de consumir cigarros.
La historia nos dice que la prohibición no funciona. En Estados Unidos prohibieron el alcohol hace un siglo y la mafia se hizo rica. Hoy pasa algo similar: fabricantes de productos ilegales, que quién sabe qué contienen, están aprovechando la cerrazón de las autoridades.
Como no hay regulación, nuestros hijos están desprotegidos. Nadie revisa nada, nadie se hace cargo. Por eso hay maquinitas en centros comerciales que les venden estos cigarros electrónicos sin control de edad, por eso hay tantos productos en todos lados. Ojo, no se trata de fomentar su consumo, pero con regulación este mercado se haría chiquito y nuestros niños estarían más protegidos.
También descubrí que nos hace falta mucha más información sobre cómo funcionan y qué riesgos tiene usarlos. Ojalá las autoridades hicieran la misma investigación y regularan estos aparatos. Creo que prohibir nunca lleva a nada bueno, pero tampoco está bien que no haya reglas y que se puedan comprar en puestos de periódicos o afuera de las escuelas como si nada.
Así que, como padre, les recomiendo hablar con sus hijos para que sepan que mientras que sean menores de edad, lo mejor será que no usen estos aparatos. Y cuando sean mayores de edad, lo mejor sea no usarlos pero que tengan información de qué son.
La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx