Análisis y Opinión
SOS por la minería
Conversando
Para nadie es un secreto que desde el inicio del sexenio del Presidente Andrés Manuel López Obrador muchas empresas en el país han tenido que sortear demasiadas dificultades, especialmente las mineras.
Y es que es bien sabido que el titular del Ejecutivo federal es más proclive a procurar el bienestar de los sectores vulnerables de la población que el generar condiciones de desarrollo para las industrias en el país; como él mismo ha repetido incansablemente desde su llegada al Palacio Nacional: “primero los pobres”.
Si esa política es buena o mala, no es tema de análisis en esta ocasión, pero lo que no se puede dejar de lado es que es imposible generar riqueza en un país o erradicar los niveles de pobreza sin la ayuda de la Iniciativa Privada (IP).
Y es aquí donde hay muchas dudas en torno a qué tanto existe en el Gobierno federal una estrategia integral que incluya la participación y esfuerzo de todos los sectores de la población encaminados a un fin común: el abatimiento de los índices de pobreza y el bienestar social generalizado.
Basta, por ejemplo, recordar que el Presidente ha tenido muchos roces con empresas de diversas industrias, como la de los alimentos, de generación de energía, farmacéuticas, cerveceras, telecomunicaciones, del sector servicios, etc.
Podríamos hacer varias entregas de esta columna contando particularidades de las ocasiones en las que el Presidente se ha ido en contra de la IP desde sus conferencias de prensa matutinas y todo este desgaste, desde luego que termina por impactar negativamente a la IP.
Pero el caso de la minería es especialmente emblemático por cómo se está atentando contra una industria que además de ser de suma importancia para las actividades de la vida diaria, contribuye enormemente al crecimiento de la economía… y vaya que México necesita en estos momentos echar mano de donde sea para hacer crecer la suya.
Pero veamos, desde que inició el sexenio de López Obrador dio muestras de no querer empatizar con la industria minera del país, pues en septiembre de 2018 soltó una frase de lo que ahora a la distancia se ve que ha sido prácticamente una política de Estado: restringir la minería a razón “del pueblo” (sí, justo lo que terminó por pasar con la millonaria inversión que se perdió en la planta de Constellation Brands, en Mexicali).
“Hay que atender a las comunidades donde se lleva a cabo la extracción de minerales porque se extraen los minerales, se causan daños y no se dejan beneficios en las comunidades mineras”, soltó López Obrador.
Por si fuera poco, en noviembre de ese mismo año legisladores de Morena presentaron una iniciativa que obligaba a las mineras a realizar estudios de impacto social de sus operaciones e incluso permitía la cancelación de concesiones en caso de conflictos en comunidades.
Como era de esperarse, ante el peligro de dejar de tener garantías para sus operaciones en México, empresarios comenzaron a sacar sus capitales, lo que ocasionó el desplome de acciones de las empresas mineras más importantes del país.
Y finalmente en agosto de 2019 llegó lo que muchos empresarios temían, el anunció del tabasqueño de la cancelación de nuevas concesiones mineras, afirmando que grandes franjas del país fueron entregadas a empresas mineras con demasiada facilidad por sus predecesores.
Además, en abril del 2020 vino un golpe muy duro para la industria, la paralización de la minería a consecuencia de la pandemia de Covid 19, al no ser considerada una actividad esencial, y no fue sino hasta dos meses después que la minería pudo volver a tener actividades al ser cambiado su estatus por las autoridades federales.
Y así, varios proyectos mineros han sido cancelados por la 4T bajo el argumento de daños al medioambiente, lo que contrasta enormemente con el rechazo sistemático de este gobierno a la generación de energías limpias y la construcción de una refinería contaminante pese a los Acuerdos de París suscritos por México desde 2016, en los que el país se compromete a reducir gradualmente sus emisiones para evitar más estragos al planeta por el calentamiento global.
La industria minera es de especial importancia para México, pues basta señalar que representó en 2021 el 8.6% del Producto Interno Bruto (PIB) industrial y el 2.5% del PIB Nacional de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
En materia de empleo, el IMSS reportó al cierre de 2021 un total de 406 mil 179 empleos directos generados por la industria, mismos que representan un aumento de 10.4% (38 mil 244 empleos) respecto a los registrados en 2020.
Por si fuera poco, de acuerdo con el Gobierno federal, México se ubica como principal productor de plata a nivel global por 13 años consecutivos y está entre las primeras 10 posiciones en la producción mundial de 17 minerales.
Con estas cifras y los antecedentes citados, cuesta trabajo entender cómo es que la 4T sigue empeñada en mermar una industria que es de vital importancia para el desarrollo del país y que además, sus resultados destacan a nivel mundial.
Dicho lo anterior, ¿no va siendo hora de lanzar un SOS por la minería en México?
Twitter: @campudia
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