Opinión
Ante lo que vemos y padecemos, ¿por qué nadie renuncia?
Se ha preguntado estos últimos meses -algunos dirán años-, ¿por qué en el sector púbico nadie se ha atrevido a renunciar ante los excesos en materia, por ejemplo, de corrupción?
¿Por qué ningún secretario ha osado decir no, ante las instrucciones de ir a apoyar a éste o aquel candidato presidiendo un acto patito? ¿A qué se debe que no pocos funcionarios, en vez de negarse a cometer un delito electoral, se convierten -en el mejor de los casos-, en cómplices por omisión?
Podríamos preguntar y preguntar, y el porqué permanecerá ahí; intocado e indestructible por la solidez adquirida a lo largo de decenios de corrupción, de uso indebido de recursos públicos por funcionarios de alto, mediano y bajo nivel de todos los partidos por igual.
¿Acaso nuestros funcionarios que ocupan las estructuras del sector público en cualquiera de los tres órdenes de gobierno son unos corruptos irredentos, o unos cobardes sin la menor dignidad y respeto por el apellido que llevan, y sin tomar en cuenta el ejemplo de rectitud y entrega en el sector público que les dieron sus padres?
¿Acaso el temor a perder el cheque, y los bonos y privilegios mil que van con el puesto que ocupan, puede más que la dignidad y la ética, que el pundonor y la vergüenza?
¿Qué tiene Brasil que no tengamos aquí? ¿Acaso nuestro Poder Judicial, nada tiene que aprenderle al brasileño que, hoy por hoy, es el pilar que sostiene al Estado brasileño? ¿Y al peruano, tampoco?
¿Acaso, como alguien afirmaría, la conducta exhibida por nuestro Poder Judicial es la mejor prueba de complicidad con los integrantes de los otros dos poderes?
Cuesta trabajo en verdad aceptar esto, pero ¿qué tal y sí es cierto? ¿Imagina usted el peligro que corre la estabilidad política y la gobernación misma, cuando los tres Poderes forman un todo, que vive por y para la corrupción y el saqueo de los recursos del erario, y el aprovechamiento corrupto de la posición ocupada con miras a enriquecerse ofensivamente en el menor tiempo posible?
Cuidado pues con llevar esta degradación al punto de no retorno. Las consecuencias serían inimaginables.
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