Columna Invitada
Ingrid y Mariana; inagotable la violencia contra las mujeres
En en 2020 hubo 940 víctimas de feminicidio en el país, dos mil 783 mujeres asesinadas dolosamente y un sinnúmero de agresiones ignoradas o no denunciadas.
¿Qué hace falta para que la denuncia de una mujer sea atendida?
La cifra de mujeres que nos hacen falta es aterradora: en 2020 hubo 940 víctimas de feminicidio en el país, dos mil 783 mujeres asesinadas dolosamente, y un sinnúmero de agresiones, violencia y denuncias sociales, ignoradas o no denunciadas.
Si las voces de alerta de muchas de estas mujeres hubieran sido atendidas durante su aviso o denuncia, hoy seguramente tendríamos otra historia.
El empoderamiento de la mujer y las acciones de equidad de género son vitales, pero es indispensable que el hombre sea parte de la redefinición de valores, porque de manera equivocada -genéricamente hablando-, piensa que es superior a las mujeres.
En los hechos no hay respeto, no hay jerarquías por el bienestar y la vida de las mujeres. Además, estamos atrapadas entre un sistema de seguridad y justicia incapaz de prevenir y distinguir cuando una mujer está en apremio.
De acuerdo con los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de los 940 feminicidios, el Estado de México registró 150 casos; seguido por Veracruz con 84; Nuevo León con 67; Jalisco con 66 y la Ciudad de México con 64.
Fue precisamente en CDMX hace exactamente un año que hubo un feminicidio que estremeció por su grado de violencia: la muerte de Ingrid Escamilla. Una joven nacida en Puebla, con 25 años de edad, asesinada en la alcaldía Gustavo A. Madero.
En contra del agresor había una denuncia que había sido presentada por su ex esposa. Precisamente a ella la llamó el homicida para contarle lo ocurrido y pedirle que fuera por su hijo -diagnosticado con autismo- quien presenció los hechos.
Ese hombre declaró que había actuado por celos y bajo el influjo de las drogas. Imágenes de Ingrid violentada, que formaban parte de la carpeta de investigación, fueron publicadas en algunos diarios, revictimizándola y mostrando la vulnerabilidad en la custodia de pruebas por parte del Ministerio Público.
El hecho en su conjunto provocó indignación nacional y fue motivo de múltiples protestas en la Ciudad de México.
Un año después, en febrero de 2021, un nuevo crimen ha generado sorpresa y frustración, ante la lamentable fatalidad de agresión y muerte de una joven estudiante de medicina.
Mariana fue enviada a cumplir servicio social en la Selva Lacandona de Chiapas, entidad donde había estudiado la carrera de médico cirujano.
En condiciones precarias tenía una habitación a la cual entraba por la fuerza un médico ebrio para acosarla. La queja por escrito la entregó Mariana a la directora de la clínica, que no dimensionó el hecho y ya ha sido detenida.
Tiempo después fue encontrada en su habitación sin vida. La rápida declaración de la Fiscalía para decretar que se trataba de un suicidio y la cremación del cuerpo 48 horas después, revelan la pésima investigación del caso.
Por protestas y presión social, la carpeta de investigación se reabrió para indagar sobre el movil de feminicidio, toda vez que hay dudas sobre la presunta mecánica del suicidio, no se tomó en cuenta el antecedente del acoso por parte del médico ni se explica la razón de cremar el cuerpo, enre otros elementos.
El desenlace de Ingrid y Mariana son parte de una historia lamentable, cruzada por una visión de dominio de los hombres hacia las mujeres; muestran relaciones disfuncionales que tienen a la violencia como constante en la que millones viven día a día, sean esposas, hijas, novias, mujeres en general.
Necesitamos más solidaridad y respeto absoluto. No dejemos de hablar del tema, es el primer paso para visibilizarlo y darle solución.