Columna Invitada

ÓDIAME MÁS

De cómo la oposición divide y agrede y se queja de que el gobierno divide y agrede

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Hace unos días puse este comentario en mis redes sociales, comentario que causó polémica y que incluso, me hizo perder algunos amigos que se retiraron de manera voluntaria de mi Facebook:

Los que antes fuimos oposición, aprendimos a adaptarnos, a criticar desde nuestra ideología, y sobrevivimos sin odio y en armonía. Parece que a la actual oposición, no le da la gana adaptarse, ni tener la estatura política de considerarse oposición, están acostumbrados al poder, a mandar sin obedecer.

Cada 6 años ganaba un candidato del PAN o del PRI y seguíamos con nuestra vida. En mi caso, incluso tengo entrañables amigos prianistas a quienes nunca insulté por su afinidad política ni por el sentido de su voto ni por nada, todo lo contrario, respeto absoluto.

Ahora encuentro innumerables demostraciones de vulgaridad de personas que parecían tener clase, estatura política y alto nivel cultural, mexicanos al fin de cuentas, insultando de manera muy baja y vulgar a otros 30 millones de mexicanos que votamos en 2018 por Morena. Ojalá que el odio no los haga perder para siempre el estilo y que no se queden eternamente con esas características tan corrientes como rupestres.

A casi tres años de que Andrés Manuel López Obrador ganara la elección como Presidente de la República, en un momento en donde se convirtió en el Presidente más votado de la historia, nos encontramos con aún más expresiones de desprecio, de linchamiento y de racismo en contra de todo lo que signifique Morena y su gobierno. Incluso, pareciera que odiar a Morena es un tema incluso de estatus.

Por supuesto que cada quien es libre de pensar y de criticar al actual gobierno y al partido político que quiera, pero siempre con bases sólidas de argumentación basadas en una serie de razones, argumentos, hechos, pruebas o datos  estructurados a través del razonamiento, no a través del insulto ni de la denostación.

Lo que seguimos viviendo a casi tres años de distancia es un desprecio clasista. Como los argumentos políticos les resultan insuficientes y se contrastan con las pésimas, corruptas y entreguistas administraciones pasadas prianistas a las que son afines, nos encontramos con indicadores psicológicos de desprecio.

Sin duda, nuestro Presidente es un personaje que tiene la capacidad de generar emociones. Alegría, enojo, coraje, tristeza, odio, amor, incluso fanatismo, pero nunca indiferencia. Esta capacidad lo convierte en un hombre aún más poderoso, porque puede sin ni siquiera proponérselo, manejar las emociones incluso de aquellos que lo desprecian, así que después de tres años sigo escuchando conversaciones de los comensales de la mesa de al lado en un restaurante sobre el mismo tema: Andrés Manuel López Obrador.

Sin duda que el descontento y la pluralidad social y política que tiene nuestro país generan una profunda intolerancia en los diferentes sectores, el tema de fondo del odio hacia Morena y el Presidente de México, es porque estos sectores han perdido los privilegios que el poder les ofrecía.

Por eso mencionaba que estas estrategias de ataque son sin duda, muy rústicas, a veces hasta inconscientes. El encono y el desprecio clasista hacia la figura de AMLO y Morena, también es consecuencia del coraje hacia las múltiples manifestaciones positivas que amplios sectores del pueblo de México tienen hacia él.

AMLO es una figura que mueve emociones y en las campañas políticas, el fanatismo y las pasiones afloran. Esa llamada élite quiere regresar a su esquema de privilegios a costa de lo que sea, incluso a costa de perder algo que ellos consideran sumamente importante, la clase, la cortesía y la educación. Algunas teorías sicológicas van más lejos: aquello que odiamos es una proyección de lo que somos o deseamos.

Es importante recordar que de las 15 gubernaturas que se decidirán el próximo 6 de junio, sólo una, Baja California, es gobernada por Morena. Las otras 14, están actualmente en manos de gobiernos panistas y priítas, por lo que si Morena gana en las urnas aunque sea dos gubernaturas, ya es una victoria, por lo tanto, resulta importante pedir que se serenen y que controlen su desesperación, si no lo hacen harán muchos corajes el próximo 6 de junio. Pugnemos por una sociedad ideológicamente plural pero tolerante y en armonía.

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