Columna Invitada

Política y posverdad

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Por Antonio Maza Pereda

Se dice que Winston Churchill, uno de los políticos más famosos del siglo XXI, decía que la verdad es un bien tan valioso que hay que protegerla con una escolta de engaños. Independientemente de si lo dijo o no, ese dicho acepta justificar la mentira por razones pragmáticas.

¿Qué va primero para un político: la verdad o el éxito de su causa? La triste respuesta es que la verdad sale perdiendo, cuando está en riesgo el éxito de una posición política. En todos los campos ocurre esto, pero sobre todo en el terreno de la vida pública. Aunque también, por supuesto se da, y mucho. en el fuero de lo privado.

Actualmente, se da como justificación el concepto de posverdad. Un tema del siglo XXI, que supone que no existe la verdad o, por lo menos, que no es posible encontrarla con certeza. Se piensa que siempre es posible ser sincero, aunque no estemos diciendo cosas ciertas, en lo que hay algo de razón. Se puede ser sincero, aun diciendo errores.

¿Cuántas personas, que actúan en la vida pública, están dispuestos a reconocer sus errores o falsedades a cambio de sostener siempre la verdad? Probablemente, muy pocos. El resultado, como es de esperarse, es una sociedad que ha caído en el cinismo, que es incrédula sobre cualquier cosa que diga un político. La aceptación del engaño por razones prácticas es desgraciadamente una parte importante de la vida pública del hoy.

¿Hay alguna salida? Probablemente, para muchos siempre será más aceptable decir que no existe la verdad, o que estamos en la época de la posverdad, que reconocer la deshonestidad. Siempre parecerá más fácil hablar de posverdad que hablar de engaño. Un político encontrará que es más difícil convencer y lograr seguidores, si no está dispuesto a faltar a la verdad.

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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