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¿Cuándo debes cambiar de empresa?

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Hace una semana platicaba con un cliente y me preguntaba la razón por la cual la gente permanece en un trabajo en el que los jefes tienen un estilo digamos “poco amable” para regañar y dar instrucciones a sus subordinados. Mi respuesta fue muy simple, el trabajo es como el matrimonio, no existe el trabajo perfecto con los jefes perfectos por la sencilla razón de que las organizaciones están conformadas por seres humanos que son imperfectos por naturaleza, por lo tanto la permanencia dependerá de la tolerancia que tenga el empleado con base en su nivel de necesidades y de su escala de valores individual.

Al igual que el matrimonio, cuando nos enamoramos lo hacemos de una persona con defectos y virtudes que ponemos en una balanza. Cuando las virtudes pesan más que sus defectos podemos permanecer con esa persona toda la vida, pero en el momento en que alguno de sus defectos pesa más que sus virtudes optamos por alejarnos. Bueno, en las empresas sucede lo mismo, y todo depende del nivel de necesidades que tengamos en ese momento y en nuestra escala de valores; eso es lo que nos hará calibrar nuestra báscula individual para pesar las cosas que la empresa nos ofrece, por lo tanto cada empleado tendrá su propia báscula, con su propia calibración y ninguna será igual que la otra.

Hablemos primero de las necesidades. Hace muchos años, cuenta la leyenda que existió un señor llamado Abraham Maslow que era psicólogo y que desarrollo un postulado que decía que las personas tenemos distintos niveles de necesidades que debemos cubrir antes que otras, y que en función a ellas es cómo establecemos nuestras prioridades en la vida. Pues bien, a casi 50 años de su muerte, su famosa pirámide a la que algunos le han agregado dos niveles de necesidades inferiores (La base ahora es “Batería” y la primera capa es “WiFi”), sigue explicándonos porque para unas personas su prioridad es mantener su trabajo, y para otros lo es el nivel del puesto que ocupa o las posibilidades de crecimiento y desarrollo que la organización le ofrece.

Ahora hablemos de la escala de valores que como individuos traemos resultado de la educación de nuestros padres, de nuestra escuela, de la influencia de nuestros seres cercanos, amigos y comunidad.  Si mi necesidad en este momento es contar con un trabajo para dar de comer a mis hijos y le sumo que en mi escala de valores, las groserías son algo común que no significa una ofensa, entonces en mi báscula individual, el que mi jefe me grite y me diga groserías, no tendrá mucho peso. Por el contrario, si mis necesidades ya no son mantener un trabajo y tienen que ver más por ejemplo con una auto realización, y por otro lado, en mi escala de valores las groserías representan una falta de respeto, seguramente en mi báscula individual, el que mi jefe me grite y me diga groserías tendrá un peso importante que necesitará de muchas cosas positivas para equilibrarse o de lo contrario terminará por pesar tanto, que hará insoportable mi permanencia en este trabajo y decidiré renunciar a él.

Tus necesidades van cambiando a lo largo de la vida al igual que tus valores, eso hace que en un principio puedas tener mayor grado de tolerancia a ciertas cosas y con el tiempo esa tolerancia se reduce. También es un hecho que la empresa y su cultura van evolucionando con el tiempo y las cosas que se colocan en cada extremo de tu balanza también y con ello su equilibrio.

Al igual que en el matrimonio no debes esperar que tu pareja algún día cambie, esperar que con el tiempo la empresa o los jefes cambien, puede ser una apuesta muy frustrante, además tú no tienes la verdad absoluta en cuanto a la correcta calibración que debe existir en una organización, solo puedes saber o sentir, si es la correcta para ti y nada más. No es que estés mal o bien, o que tu organización y sus dueños o jefes estén bien o mal, cada uno es como es y se junta con quién es compatible.

Muchas veces, nuestras necesidades y escala de valores no son tan claras para nosotros y es cuando debemos poner atención a nuestro cuerpo. De pronto ya no nos sentimos cómodos, nos enfermamos con frecuencia, nos enojamos fácilmente y entonces, es momento de tomar decisiones.

En mi opinión, no hay empresas buenas y malas para trabajar, simplemente que no todas las empresas son para ti, ni tú eres para todas las empresas, al menos en determinados momentos de tu vida.  La organización que para ti es la más incómoda, para otros puede ser la empresa ideal.

En el pasado pudo haberlo sido, ya que tu nivel de necesidades y tu escala de valores, daba la calibración exacta para que las cosas buenas y malas que ofrecía la organización en ese momento se mantuvieran en equilibrio. También puede ser que en el futuro esa situación pueda volver a coincidir, sin embargo si ahora la balanza se carga para el lado negativo, será momento de buscar otro camino.   No te preocupes por hacerlo consciente, solo haz caso a tu cuerpo. 

Por otro lado, aún y cuando la lógica te haga preguntarte, ¿por qué aguantas alguna determinada situación?, si tu cuerpo no te lo pide, seguramente en ese momento el nivel de tus necesidades en conjunto con tus valores le dan la calibración a tu balanza para que las cosas buenas tengan mayor peso que las cosas malas y te encuentras en equilibrio.

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