Opinión
De la corrupción e impunidad a la lucha por el poder
En México aun no concluye el sexenio de la corrupción e impunidad- lo que generó un alto desprestigio internacional para nuestro país- y partidos y líderes políticos; viejos y nuevos, con mala fama y sin ella, improvisados y experimentados, pero todos, antes de que termine la devastada administración con innumerables desaciertos, ya están en posición de “En sus marcas…” unos para ir por la Presidencia de la República, otros por gobiernos estatales, unos más por posiciones legislativas, pero todos en busca de poder y fortuna.
El Poder Judicial ni siquiera logra aún aprehender, enjuiciar y en su caso consignar a los 22 gobernadores que tan sólo este sexenio han desviado más de 258 mil millones de pesos, y sus fieles colaboradores que han aprendido muy bien el oficio de “Toma Todo”, ya afinan sus mejores planes para heredar la forma de hacerse ricos.
Existe otro tanto de funcionarios mexicanos prófugos de la justicia por su presunta comisión de actos como enriquecimiento ilícito, desvío de fondos con fines políticos, cohecho, falsificación y hasta robo sin justificación, sin importar si son hombres o mujeres, y ya se preparan para aspirar a un cargo que les dé esto y mucho más.
Entre algunos de los más recientes casos que han dejado muy mal parado al país destacan: Los ex gobernadores Cesar Horario Duarte, de Chihuahua, prófugo por evadir una orden de aprehensión por el delito de peculado; Javier Duarte, ex mandatario de Veracruz, quien cuenta con tres órdenes de aprehensión, por “Ladrón”, aunque en los juzgados de Guatemala rechazó con todo lujo de cinismo acusaciones que el mismo “sinvergüenza” consideró de burdas, irrisorias, vagas, imprecisas y ligeras.
Otros personajes que marcaron el sexenio de la corrupción e impunidad son: Rodrigo Medina, de Nuevo León; Andrés Granier Melo, de Tabasco; Miguel Alonso Reyes, de Zacatecas, y así, entre otros grupos de gente “bonita”, figuran casos como en Michoacán, Quintana Roo, Tabasco, Aguascalientes, más los que se acumulen antes de que concluya el sexenio 2012-2018.
Y en el afán de no quedar fuera del círculo político, de aspirantes con posibilidades de obtener el triunfo electoral en los comicios de 2018, hacen todo su intento, buscan sin cesar, estar, ser considerado, no quedar fuera, por lo que se disponen a vender hasta su conciencia.
Ejemplo más emblemático es el proyecto en marcha de fusionar al “Aceite con el Agua”, es decir partidos políticos que históricamente se han caracterizado por acérrimos enemigos, con principios filosóficos antagónicos. Nos referimos al PAN y PRD –a la izquierda con la ultra derecha-, cuyos Presidentes Nacionales: Ricardo Anaya Cortés y Alejandra Barrales, respectivamente, emprendieron la odisea de crear el Frente Amplio Opositor, cuyo anuncio dividió a tribus de Sol Azteca y a conservadores del albiazul.
Pero todo eso no importa. Tampoco importa el qué dirán, o si lo que se hizo en ciertos encargos se hizo mal o peor, lo importante es moverse, ser visible, para constituir figuras que ayuden a llegar. Y para llegar pues ahí está el llamado Frente Amplio Opositor, figura de competencia política creada con el único objetivo de llegar y no permitir que avance ni el viejo PRI ni el nuevo Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Y acelerado por sentirse y sentarse ya en la silla presidencia, figura Miguel Ángel Mancera Espinosa, quien sin perder un día más de ambiciones políticas, ya fue a hacer campaña al paradisiaco y devastado –por la delincuencia desbordada- Puerto de Acapulco, en el estado de Guerrero. Por su contra parte, el senador panista Roberto Gil, antepuso cualquier intento para advertir que nadie que no sea él, será quien presida este Frente. Pero en la frente se van a dar ambos, cuando el INE ponga candados o simplemente deseche esa figura de competencia política desleal. Ya lo veremos.
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