Opinión

La realidad, una vez más, termina por imponerse  

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La euforia desatada hace unas semanas por los más de veinte apuntados a obtener la candidatura más ansiada en los tiempos que corren, la presidencial -cómo fuere y con quien fuere-, parece haber cedido un poco en los espacios mediáticos.

¿Las razones de este recular? Podrían ser varias; sin embargo, la de más peso -desde mi punto de vista-, es que, de los veinte, únicamente cuatro o cinco tienen posibilidades de ser candidatos, fuere por la nominación de algún partido o la vía independiente. El resto, en el mejor de los casos, quedarían en calidad de fauna de acompañamiento.

La realidad pues, al recobrar las aguas su nivel, ha reclamado ser atendida como merece, más en la situación complicada que enfrenta el país en casi todos los terrenos de la vida nacional. ¿Qué decir pues, de esa señora fea y terca que es La Realidad, así, con mayúsculas?

Yo haría la pregunta de manera diferente, ¿qué no decir de La Realidad? ¿Qué podríamos esconder o al menos, tratar de ocultar, ante lo que desde hace tiempo es más que evidente? ¿La verdad? Nada, pues lo que nos estalla en la cara de manera cotidiana ya es imposible ocultar o maquillar siquiera.

Y de eso, ¿qué dicen los que quieren ser candidatos? Ocurrencias y generalidades unos, y francas tonterías alejadas de la realidad, otros. Dicho de otra manera, todos parecen temer a opinar en relación con los problemas estructurales del país porque, unos lo ignoran todo de dichos problemas, y otros temen decir lo que piensan porque, cobardes y oportunistas dicen a sus cercanos: Si digo la verdad de lo que pienso al respecto, nadie votaría por mí.

Esto último es interesante; más lo es todavía, por el desprecio que parece evidenciar un juicio así, de los electores.

¿Qué queda al final del día? Lo que no me cansaré de repetir: Faltan no pocos meses para que los partidos tomen la decisión y, en el caso de los independientes, hay todo un proceso que les va a exigir a los que decidan seguir con esa idea loca que traen en la cabeza, varios meses de trabajo y al final, no tienen asegurado el cumplimiento cabal de dichos requisitos.

De los que buscan ser candidatos independientes, a lo más dos satisfarían esos requisitos. El resto, simples sueños guajiros y egos gigantescos.

La Realidad pues, parece reclamar hoy lo que le pertenece casi de manera monopólica: Ser el centro de la agenda política nacional.

¿Qué viene para las próximas dos o tres semanas? La entrega del Paquete Económico por parte del Ejecutivo al Congreso, y la posterior discusión de la iniciativa de Ley de Ingresos y el Decreto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2018.

Una vez que termine este proceso -cuya fecha límite es el 15 de noviembre-, nada habría que detuviere la carrera por la candidatura en los dos partidos principales: PAN Y PRI.

A partir de ese momento, La Realidad volverá a estar friegue y friegue exigiendo la atención de la clase política. Pienso que antes del 1 de julio del año 2018, muy difícilmente lo va a lograr.

Esperemos que en esto último me equivoque completamente y, nada desearía más que sucediere, los funcionarios y el presidente Peña gobernaren responsablemente para tomar las decisiones correctas durante esos meses de campaña; impopulares y dolorosas, pero correctas, necesarias y urgentes.

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