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La sombra de la gran fractura en la 4T

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Ya son muchas las razones por las que se puede avistar una fractura de consideración al interior de la 4T y cada vez son más ‘pesos pesados’ los que protagonizan desencuentros en la actual administración.

Basta ver que el último gran choque se dio entre dos personajes fuertes al interior del equipo de trabajo de Andrés Manuel López Obrador. Se trata del Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, y el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda, Santiago Nieto Castillo, ni más ni menos.

Y es que no se necesita tener dos dedos de frente para saber que las declaraciones de Gertz Manero en contra de Nieto dejan ver que hay un serio malestar en el Fiscal. Cosa de ver que Gertz afirmó que Nieto “violó” la Constitución al congelar cuentas bancarias como parte de sus investigaciones y que parece estar más interesado en dar “show” mediático que dar resultados a la justicia. Si eso no deja en claro una división, difícilmente algo más lo hará.

Tan evidente fue, que el propio López Obrador llamó a los funcionarios a llegar a una conciliación y a trabajar en equipo porque ambos son personas “honestas, creíbles y profesionales”.

Que dos de los principales personajes que procuran justicia en este país no se puedan poner de acuerdo, o al menos exhiban sus divisiones de esa manera, no son buenas noticias para nadie.

Pero no son las únicas señales de que algo no anda bien al interior de la 4T. No olvidemos tampoco las acusaciones de hace unas semanas del académico favorito de Morena y también esposo de la Secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, John Ackerman, quien apuntó su dedo flamígero hacia el coordinador de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, al grado de decirle que es ¡el cáncer de Morena!

¿Ackerman forma parte de los colaboradores de López Obrador? No en la formalidad, pero los vínculos que ha extendido en el partido con su activismo a favor de la actual administración, parecen darle licencia para señalar de esa manera a Monreal, personaje que fue “castigado” por decidir dar una entrevista a Carlos Loret, quien a su vez se encargó de poner en duda el patrimonio de la familia Ackerman-Sandoval en una investigación periodística. Ese fue motivo suficiente para que Ackerman arremetiera contra el representante popular desde, insisto, esa extraña posición de influencia que tiene al interior de la 4T.

Pero las cuentas no terminan allí. En julio del año pasado acaeció la que parecía ser una bomba al interior de la administración de López Obrador: la renuncia de Carlos Urzúa como Secretario de Hacienda. Dicha separación se dio con una durísima carta en la que Urzúa acusaba al mismo Presidente de haber “tomado decisiones de política pública sin el suficiente sustento”.

Bueno, hasta de la imposición de funcionarios que no tienen conocimiento de la Hacienda Pública, acusó Urzúa a la actual administración en esa carta. No tardó mucho López Obrador en nombrar al hasta ese entonces subsecretario de Hacienda, Arturo Herrera, como sucesor de Urzúa, no sin antes argumentar que el funcionario saliente se negaba a cambiar las políticas económicas “neoliberales” heredadas de gobiernos anteriores. Esa fue una sacudida que soportó el gobierno del tabasqueño, en buena medida porque aún se encontraba en la “luna de miel” con la sociedad después de su triunfo electoral y su aprobación era alta, no como ha resultado en los estudios recientes. Desde ese entonces, Urzúa ha escrito varias cosas en contra de la 4T, todo bajo la misma tesitura: el mal manejo de la política pública hacendaria.

Es menester también mencionar cómo Tatiana Clouthier en su etapa de coordinadora de campaña de López Obrador era uno de los nombres más sonados para formar parte del gabinete del tabasqueño, y más de uno levantó las cejas al enterarse de que Clouthier decidió hacerse a un lado e ir por el camino del legislativo bajo las siglas de Morena. En términos de esta pandemia, podría decirse que la hoy diputada tomó “una sana distancia” con López Obrador, luego de haber sido una de sus cartas fuertes, muy fuertes, en campaña.

Es así que los desencuentros están registrados y seguramente vendrán más, pues son inherentes a los tiempos electorales, pero la pregunta es: ¿de qué está hecho Morena como para soportar más fisuras? Por lo pronto a su favor juega que para los comicios del año entrante, se topará con una oposición débil y desorganizada… Ya se verá.

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