Agustín Guerrero

Morena en crisis

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Morena, el partido/movimiento que sirvió de plataforma y acompañó al hoy presidente Andrés Manuel a ganar la presidencia de la república en el 2018, vive desde entonces en una profunda crisis de identidad, acrecentada por la ruptura en el grupo dirigente que quedó al frente y que tenía la responsabilidad de transitar a la transformación y diseño de un partido en el ejercicio del poder.

Eso no ocurrió. Incapaces de comprender que Morena es parte de un sistema de partidos que establece derechos y obligaciones, la primera de ellas contar con un padrón confiable, que le permita entre otras cosas, llevar adelante de manera estatutaria el proceso de renovación e integración de sus órganos directivos.

En este caos, la opinión de Andrés Manuel expresada en agosto de 2019 para realizar la renovación a través de una encuesta, cayó en terreno pantanoso. El grupo mayoritario nunca estuvo de acuerdo y se dedicó a “patear el bote” y a simular que tomaba medidas para implementarla. En realidad su objetivo fue “ahorcar los tiempos”, buscaban llegar al inicio del año electoral para argumentar que quisieron pero la pandemia no lo permitió y dejar a Alfonso Ramírez Cuéllar al frente del partido para la elección del 2021.

La decisión del Tribunal Electoral, en agosto del 2020, de ordenar al INE que organizará la encuesta abierta para elegir la presidencia y la secretaría general, arrebató al partido toda incidencia en el proceso. Y llevó al presidente López Obrador a comentar “… yo lo veo bien y tiene que haber autocrítica, porque no se pusieron de acuerdo al interior, y además por qué no, desde el principio se aceptó lo de la encuesta”.

El proceso de la encuesta merece una reflexión particular, por ahora solo comentaré que ha sido un ejercicio que ha exhibido su inutilidad para resolver democráticamente la elección de los dirigentes.

El INE emitió la Convocatoria el 10 de septiembre y se iniciaron los actos con el registro de candidatos, sin embargo un día antes de iniciar la “encuesta de reconocimiento” el Tribunal Electoral le ordenó al INE modificarla, condicionando la elección de la secretaría general al resultado en la presidencia. También estableció que habría paridad de género para la segunda fase de la encuesta. Solo participarían 6 candidatos para cada cargo, 3 mujeres y 3 hombres. Es decir, hubo cambio de reglas, cuando ya había iniciado la competencia, lo cual es totalmente ilegal.

Otra joya de lo absurdo e ilegal que ha sido este proceso, consistió en que para la segunda fase se integró una lista no de 6 candidatos a la presidencia como establece Convocatoria, sino de 5: 2 hombres y 3 mujeres. El argumento que dieron fue que hubo un empate múltiple de 6 candidatos en el tercer lugar de hombre y “que incluirlos a todos, llevaría a la distorsión de la encuesta”.

Para la secretaría general también se violó la disposición, ya que fueron 13 en total, 9 mujeres y 4 hombres. Ahí lo que argumentaron es que “al presentarse un múltiple empate en el segundo lugar de las mujeres y en el tercero de los hombres, lo mejor era incluirlos a todos”. El mundo al revés.

El resultado de lo que conocemos tanto de la primera como de la segunda fase, arroja datos que son imposibles de creer. El más extremo es el caso de la compañera Yeidckol Polevnsky, que en dos de tres encuestas levantadas para la presidencia se le coloca en el quinto lugar, debajo de dos compañeras totalmente desconocidas. Y nadie da una explicación.

Un tema del cual no podemos ser omisos, es el gasto de recursos sin mayor límite ni control. Al tratarse de un proceso electivo, tiene el INE la obligación de garantizar que se respeten y cumplan los principios constitucionales de equidad, transparencia y legalidad. No ha sido así. La desproporción en el gasto sin duda ha impactado en las preferencias de la encuesta.

También lo es el hecho de que hay candidatos, que ocupan un cargo de representación popular que no se separaron del mismo, y que constituye por si mismo una violación al Estatuto de Morena y una inequidad en la contienda. En fin, un conjunto de cosas sobre las que hay que tomar nota.

Lo que se está decidiendo no es un asunto menor. Es nada más la dirección del partido político que gobierna al país. A estas alturas nadie puede afirmar que ha sido correcto y que nos ha dotado de una dirección con legalidad y legitimidad

Habrá una tercera encuesta. Así estaba en las reglas, en caso de empate. Quien gane deberá ocuparse de inmediato en reconstruir la confianza interna. No será sencillo, pero sin Unidad todo proyecto está destinado al fracaso.

Termino proponiendo, que Morena debe realizar una AUDITORIA al proceso. Eso implica solicitarle al INE que todos los materiales utilizados se conserven y se resguarden. Este ejercicio ya no tendrá impacto en el resultado, pero debe despejar toda duda sobre el mismo. Los Protagonistas del Cambio Verdadero tenemos derecho a saber cuántos y quiénes son los que decidieron este proceso y si efectivamente sus respuestas se reflejaron en el resultado que se nos dio a conocer.

AGUSTIN GUERRERO CASTILLO
*Político

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