Análisis y Opinión

Pagar impuestos: derecho de los contribuyentes

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Querido lector, no se equivocó al leer. ¡Sí! Pagar impuestos es un derecho de los contribuyentes. La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que es obligación de los mexicanos contribuir al gasto público de la forma proporcional y equitativa que dispongan las leyes (Artículo 31, fracción IV, por si le interesa a los candidatos a dirigir la PRODECON).

Proporcional significa que debemos pagar impuestos en función de nuestra riqueza. Equidad significa que todos los contribuyentes que se encuentren en la misma situación jurídica deben pagar el mismo impuesto.

Una vertiente de la equidad, la equidad vertical, determina que quienes más tienen, deben pagar más, quienes tienen menos, deben pagar menos; hasta llegar a aquéllos que apenas y tienen lo suficiente para subsistir; ellos no deben pagar impuestos.

Entonces, ¿Qué pasa cuando un contribuyente incumple con su obligación de pagar impuestos? Rompe con estos principios constitucionales.

¿Quién es la víctima en este caso? ¿El gobierno que recauda? ¡No¡ El gobierno no es el dueño de las contribuciones que recauda, es un mero administrador de esa riqueza.

En los Estados Modernos, las contribuciones se deben destinar a sus tres elementos: territorio, población y gobierno; esto es, se deben usar para 1) la manutención del aparato gubernamental, 2) la defensa del territorio del Estado y 3) la satisfacción de las necesidades de la población.

Cuando alguien no paga sus impuestos, afecta al gobierno, a su territorio y al resto de la población. Cuando alguien no paga sus impuestos, hay menos recursos para la satisfacción de las necesidades de la población, menos recursos para el gasto público.

Entonces, querido lector ¡no celebre a su vecino que se ríe de no pagar impuestos!. Eso significa que hay menos dinero para gastar en usted, menos dinero para el mantenimiento del transporte público, de las calles, de la policía, del alumbrado.

Y no solo eso, en caso de que usted sea contribuyente, el impacto es doble, porque el gobierno necesita cubrir ese hueco que dejan los incumplidos, y la única manera es: asfixiando a los que sí cumplen (por ejemplo el IVA a las plataformas digitales de servicio de comida a domicilio).

En otras palabras, cuando una persona paga menos de lo que le corresponde, los demás contribuyentes somos obligados a cubrir esa falta.

Entonces, debemos celebrar la determinación del SAT de atrapar a los evasores de impuestos; por ejemplo, a las llamadas “empresas factureras”. Debemos celebrar la persecución a los contribuyentes morosos, y la recuperación de créditos fiscales. La autoridad hacendaria no está peleando por lo suyo, sino por lo nuestro.

PERO TAMBIÉN DEBEMOS EXIGIR. Hoy, la clase media, sobre todo los asalariados, son los que cargan en sus hombros la mayor parte de la recaudación de impuesto sobre la renta (también es importante resaltar que las empresas del hombre más acaudalado de México, son el contribuyente más grande en el país, refutando esa idea errónea de que los ricos no pagan impuestos).

Sin embargo, existe una economía informal que genera ingresos y que no paga impuesto sobre la renta. Ellos también deben pagar impuestos.

Y en esa economía informal no entra sólo el comercio ambulante; sino todo aquél que “solo acepta pago en efectivo y que no factura”, desde el consultorio médico hasta la fonda de la esquina.

Millones de pesos se dejan de recaudar por esas prácticas, y es obligación del fisco perseguirlas tanto como a las empresas factureras.

Consentir estas prácticas es transgredir los derechos de los contribuyentes, y esa transgresión no es justificable, ni siquiera porque el gobernante necesita de esos votos en las próximas elecciones. Perseguirlas en cambio, no solo protegería la proporcionalidad y la equidad en el pago de contribuciones, sino que además, dotaría de viabilidad financiera a los ambiciosos proyectos de esta administración.

Entonces, paguemos nuestros impuestos, apoyemos al fisco en su endurecimiento recaudatorio (siempre y cuando respete los derechos del contribuyente) y exijamos que extienda esa dureza a aquellos sectores de la población que al día de hoy viven en el completo desacato fiscal: la economía informal.

¡Ese es nuestro derecho como contribuyentes cumplidos! (también lo es: EXIGIR EL ADECUADO GASTO PÚBLICO, PERO DE ESO HABLAMOS EN LA SIGUIENTE COLUMNA).

EN EL ÁGORA: Los derechos más elementales de los contribuyentes están en la Constitución: proporcionalidad, equidad y legalidad tributaria. En las más de dos horas de sesión para la elección de Procurador para la PRODECON, únicamente un candidato intentó mencionar esos derechos…desafortunadamente se le olvidaron. Eso sí, como si fueran coro, los tres hablaron de ser más agresivos en la recaudación. Ojalá que quien resulte electo empiece por leer el artículo 31, fracción IV de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Ojalá que recuerden que los postularon para dirigir la Procuraduría de la Defensa del Contribuyente, no la Procuraduría Fiscal.

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