Opinión
Por favor, no se vaya con la finta; todavía falta mucho
La efervescencia parece haber comenzado ya; las encuestas hacen su aparición y aunque lo dude, han caído las primeras víctimas. Con cuadros de colores y pretendidas explicaciones -que confunden más que aclarar-, seducen a no pocos ingenuos.
En las pláticas de café o en las cantinas en torno a la conocida mesa del dominó, el comentario aparentemente docto de alguno de los especialistas ahí convocados, que tiene fama de estar bien informado, una vez que suelta el conocido grito de ¡Ahorcada la Mula de Seises!, suelta la bomba: ¡Margarita, ya es la candidata del PAN!
¿Quién te lo dijo?, pregunta el despistado, lo leí en tal cual medio y leí la encuesta de hoy en el periódico fulano.
Ante la solidez de tales argumentos, el otro de los informados le revira: ¡Pero El Peje le gana! Lo vi en esa misma encuesta que citas. Esto, con ligeras variantes, es repetido en miles de mesas de cantina o alrededor de la taza de café.
Cada uno de los que opinan, con la seguridad que únicamente la ignorancia es capaz de proporcionar, se muestran como los mejores y más calificados estrategas electorales. ¿Cuál es su argumento? Una o dos encuestas de las cuales, sólo alcanzan a distinguir los cuadritos de colores y las fotos de los nombrados en los mentideros políticos, cualquier cosa que esta expresión pudiere significar.
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La ignorancia que priva entre nosotros en materia estadística y muestreo, es de pronóstico reservado; aun así, nuestra capacidad para afirmar cosas las cuales, las más de las veces nada tienen que ver con lo que arroja la encuesta citada por aquellos expertos de Mesa de Dominó, roza lo infinito.
Hoy, en materia de las elecciones por la presidencia de la República a celebrase el año próximo, únicamente podría afirmarse que López será el candidato de la religión -que no partido-, de la cual él es el sumo sacerdote. Esto, evidentemente, si El Creador no decide llamarlo para que, sentado a su diestra, vea desde esas alturas, aquel proceso electoral mexicano.
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Ahora bien, ¿qué utilidad tienen las encuestas que ya empiezan a publicarse, para afirmar quién sería el ganador el 1 de julio del año 2018? ¿La verdad? Para usted y para mí y en general, para el ciudadano de a pie, ¡ninguna!
¿Por qué? Por la simple y sencilla razón, que a esta fecha no hay candidatos designados por los partidos o por los grupos de partidos que decidieren asociarse en una u otra modalidad, con miras a elevar sus probabilidades de triunfo.
Para explicarme, espero lograrlo, le doy este símil: Usted peleará en tres o cuatro meses contra el famoso boxeador John Smith, por el campeonato mundial.
En los entrenamientos, su manager le ordena subir al ring a hacer rounds de sombra. Usted, obediente, se lanza a destrozar al adversario invisible y, ante la destreza y fortaleza exhibida por usted, no falta el ignorante que afirma: ¡Estamos frente al próximo campeón del mundo!
Su entrenador, que tiene oído de tísico, voltea y le grita: ¡No diga tontejadas! ¡Fuera de aquí!
Con las encuestas de estos días y con las que vendrán antes de tener a todos los candidatos que competirán el año próximo por la Presidencia, es exactamente lo mismo que aquél que el manager corrió del entrenamiento.
Por eso le pido este favor; si no quiere que se aparezca alguien que sí le sabe a eso de las encuestas y para qué sirven, no diga tontejadas al respecto. Recuerde, cuando uno desconoce de un tema, ¡calladito se ve más bonito!
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