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Vanessa y Guerrero

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Por Javier Aguilar Álvarez

Durante la administración del presidente Luis Echeverría Álvarez se dio un debate en la Cámara de Diputados para determinar quién habría sido el consumador de la Independencia.

En el decreto emitido como consecuencia de esta “discusión” -la oposición era todavía muy raquítica-, se determinó, entre otras cosas, insertar en letras de oro, en un lugar muy destacado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, las cámaras del Congreso de la Unión y el Poder Ejecutivo, la frase dicha por Vicente Guerrero cuando se negó a aceptar el indulto, a conservar su título de general y otras prebendas que los españoles le ofrecían por conducto de su propio padre, Guerrero, como hablándole a la historia, se dirigió a sus soldados y les dijo: “Siempre he respetado a mi padre, pero… la Patria es primero”.

México tiene tres problemas profundos y graves:

  1. i) carencia de patriotismo de la clase gobernante,
  2. ii) carencia de ciudadanos, y
  3. iii) un débil estado de Derecho.

i)  Sus funcionarios y representantes pocas veces practican el patriotismo, es decir, no piensan en el bien superior del país, no siguen el ejemplo de Guerrero, quien ha sido considerado el insurgente más honrado -Juan Álvarez Hurtado se ponía de pie cada vez que pronunciaba su nombre como muestra de respeto a su honradez-. 

Vicente Guerrero ganó más de 900 combates en guerra de guerrillas y encabezó el más largo periodo en el proceso de la Independencia mexicana (1815 a 1821) y fue Agustín de Iturbide quien lo invitó a sumarse a las filas independentistas.  Así se pudo culminar la primera consumación de la Independencia, y a partir de entonces ya se empezó a actuar ajeno a los intereses de España.  No fue nada fácil este inicio, las finanzas estaban destruidas, al grado de que el famoso préstamo de Londres se tuvo que utilizar en parte para cubrir el gasto corriente y fue pagado hasta principios del siglo XX.

Iturbide murió fusilado y Guerrero fue asesinado por una traición, asesinato este último que dejó un hondo desprestigio a la vicepresidencia, al grado de que uno de los primeros postulados de la Constitución de 1917 fue su desaparición.  El nombre de Iturbide estuvo algunos años inscrito en la Cámara de Diputados, pero por una intervención del licenciado Antonio Díaz Soto y Gama fue retirado.

ii)  Ahora en España hay muchos partidos políticos que llevan en su nombre la palabra ciudadano, incluso hay un programa con ese nombre.  En México es un hecho la falta de ciudadanos, no en el sentido de figura jurídica constitucional formal, sino, por decirlo de una manera muy resumida y sólo ilustrativa, de personas comprometidas con el país, conscientes de sus deberes, que cumplan con sus obligaciones, no por mandato legal, sino para cooperar en el beneficio colectivo y el bien común.

iii)  Cada vez que un representante interviene en la tribuna, la inserción de la histórica frase de Guerrero queda en su espalda reducida a elemento ornamental. Y así, percibida como decoración, fue que seguramente pasó inadvertida para la senadora Vanessa Rubio Márquez, quien siendo una persona extremadamente empática, con un buen equilibrio en su vida personal, una voz autorizada para cuestionar a la 4T, una corta pero sólida trayectoria en la administración pública y destacada en el senado, pidió licencia por intereses totalmente legítimos, pero ajenos al patriotismo. Quien la suplió abandonó al PRI, con esto Morena tendrá en su haber 61 de 120 senadores y con sus aliados sumará 78, lo que le dará al partido mayoritario la totalidad y el control de las decisiones que no merecen una votación calificada.

Es imposible o muy difícil encontrar una persona como Vanessa, en quien se conjugan cualidades personales, familiares, características profesionales bien destacadas y la asunción, a pesar del corto plazo, de una destacada participación política, con una voz extremadamente calificada en la cámara alta del país. 

Su retiro no es el de uno cualquiera, es el de alguien importante, por eso es lamentable que en su decisión personal no haya pesado más el patriotismo y compromiso, no con su partido -lo que le interesa a los legisladores-, sino con el país.  Desafortunadamente, la falta de formación ciudadana y patriotismo, probablemente por un análisis insuficiente, han dejado al Congreso y al Senado sin una marca importante.

Ser oposición es algo semejante a la orfandad, pero quienes lo hacen con entereza y a cabalidad, suelen dejar huella.  En aquellas épocas en las cuales los opositores contaban con unas cuantas curules y en la discusión en torno de quién fue el consumador de la Independencia, la intervención del diputado panista Landerreche dejó ver su posición, porque, aun reconociendo todos los atributos de Guerrero, se negó a considerarlo el consumador de la Independencia, como se pretendía en aquella sesión.  Vanessa probablemente padeció el abandono de las minorías, por esa desbordada posición de la mayoría, pero tarde o temprano su voz se hará sentir y se recordará.

Habrá que esperar -ojalá no mucho tiempo- el regreso de Vanessa a la arena política, ya sea en el gobierno o en la oposición, pero que el tiempo no la desanime de ser oposición y que su voz sea un clamor en el desierto, porque personas como ella son las que hacen el puesto, son las que siendo diputados o senadores pueden representar cabalmente a la nación.

En suma, ciudadanos, patriotismo y estado de Derecho harán realidad las aspiraciones de Vicente Guerrero y Francisco I. Madero.

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