Opinión
¿Y ahora, qué tema ocupará a los políticamente correctos?
Todo parece indicar que el globito de Nieto Castillo se ha desinflado; sus mentiras y doble faz, lo han colocado en el lugar que merece.
La pregunta obligada -dado el desenlace esperado para quienes conocen el desempeño y trayectoria de Nieto Castillo-, ante la realidad que, además de exhibir al mentiroso contumaz de Nieto dejó como daño colateral un elevado número de nuestros políticamente correctos exhibidos y ridiculizados, sería ésta: ¿Cuál es el tema, causa o pretexto que utilizarán los exhibidos y ridiculizados a partir de ya, con miras a seguir bajo los reflectores y apareciendo cuanto templete se les atraviese?
Ya lo encontrarán, si no es que ya lo encontraron; además, como han venido haciendo desde hace años bien lo sabemos, sus objetivos no son enfrentar los problemas para que empecemos a resolverlos sino armar mitote para aparecer como los salvadores de la patria amenazada.
Fieles a esa conducta profundamente arraigada en ellos, cada nueva causa será, otra vez, el pretexto para armar un nuevo mitote el cual será magnificado por quienes, recurriendo a Lenin, se comportarán de la misma forma que aquéllos a los cuales, sin eufemismo alguno, llamó los idiotas útiles.
(Si le interesare otro ejemplo del uso en México de esta expresión, aquí lo encontraría: Lenin los llamó “idiotas útiles”; en realidad, son más útiles que idiotas. Ésta es la liga: http://www.dineroenimagen.com/2013-10-08/27054).
¿Qué impulsa a nuestros políticamente correctos ir, como las abejitas de flor en flor, de mitote en mitote? ¿Qué soporta esa conducta que, en los hechos, a nada concreto lleva, salvo ganar unos días bajo los reflectores?
Esa conducta de no pocos de nuestros intelectuales y buena parte de la comentocracia, ¿es útil para el desarrollo político del país? ¿Qué vemos de quienes, rasgándose las vestiduras hacen de cada tema un casus belli? Por desgracia, puro exhibicionismo.
¿Cuántos de ellos que no tienen templete aborrecido y abrazan cuanta causa les permita estar bajo los reflectores -así fuere unos cuantos días-, estarían dispuestos a incorporarse a un partido y desde ahí, impulsar lo que consideran justo o necesario para la modernización del país?
Otra vez la verdad: ninguno. Prácticamente todos ellos, dada su pureza e inteligencia muy por encima de los simples mortales, deben diseminar sus hallazgos y propuestas las cuales, de seguirlas, llegaríamos sin obstáculo alguno al paraíso terrenal.
Ellos no están para militar en partido alguno, menos aún para manchar su blanco e impoluto plumaje; lo de ellos, es iluminar el camino que debe recorrer al país y la sociedad.
El problema para ellos es que no dan una; su alejamiento de la realidad hace que la clase política se ría de ellos, y de sus sesudos planteamientos y recomendaciones.
¿Qué le podría decir ante lo que vemos y escuchamos de ese numeroso ejército de los políticamente correctos? Simplemente ignorarlos; dada su nula influencia en el mundo de la política real, de nada nos perderíamos.
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