Opinión
¿Y el dinero de Javier Duarte?
Las cifras que se han manejado mediáticamente como desviadas por algunos gobernadores hoy en desgracia como Javier Duarte, mandan un mensaje a quienes hoy están en funciones: Se debe robar mucho para poder repartir y salir impunemente del problema, con una pena mínima.
Este paradigma parece estar hoy activo en el inconsciente colectivo.
Si para cualquier funcionario público llega a ser rentable robar, si es que le dejan quedarse con el dinero en caso de que llegasen a acusarlo de desfalco y robo, entonces veremos crecer la corrupción al amparo de la impunidad.
Si pasar diez años en la cárcel y saber que después el sujeto culpado podrá irse a vivir al extranjero a disfrutar de lo robado, entonces la corrupción desde el gobierno se vuelve el negocio más rentable imaginable.
Por tanto, el tema del destino final del dinero, en el caso de los gobernadores que tienen acusaciones de enriquecimiento ilícito, es fundamental para reprimir la corrupción o estimularla.
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¿Dónde irá a parar el dinero que se convierte en el cuerpo del delito?. Ese es el punto fundamental, porque lo que está en juego con este juicio al exgobernador Javier Duarte y los que siguen es ¿Cuál va a ser el precedente que este caso va a fijar como una referencia jurídica?
Hasta hoy lo que parece ser prioritario para la sociedad y para las autoridades, según los indicadores que nos da el juicio a Javier Duarte, está en saber si al final se le declara culpable y merecedor de ser recluido en prisión durante el tiempo que el juez le fije de sentencia.
Llama la atención que el monto que hoy se le finca como responsabilidad, es una cantidad mínima respecto a lo que se estimó que sería el dinero que desapareció de las arcas de Veracruz, al fin de su administración como gobernador.
En redes sociales circula el video de un diputado local del Congreso de Nuevo León de nombre Samuel García Sepúlveda, quien asegura que él llevó documentada, a la Corte Internacional de Justicia, ubicada desde 1945 en la ciudad de La Haya, Holanda, pruebas del desvío de recursos por 35 mil millones de pesos en contra de Javier Duarte. Incluso está promoviendo en redes sociales la recolección de firmas de ciudadanos a partir de la plataforma change.org, para exigir que se le juzgue por el desvío de este monto.
Simplemente el mismo Javier Duarte siendo gobernador reconoció una deuda de 44 mil 470.8 millones de pesos a instituciones bancarias y organismos financieros públicos y privados por préstamos diversos.
Si recordamos que el gobernador Miguel Alemán dejó solo una deuda de 3 mil millones de pesos, que era el monto acumulado entre todos los anteriores gobernadores incluyéndolo a él, entonces quiere decir que, en doce años entre los dos gobernadores siguientes, o sea Fidel Herrera Beltrán y el mismo Duarte, gastaron más de 41 mil millones de pesos sin que haya obras que justifiquen esta erogación.
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Además, debemos añadir las deudas con contratistas y prestadores de servicios radicados en el Estado de Veracruz y deudas con el Instituto de Pensiones del Estado. Añadamos 2 mil millones de pesos que nunca entregó a la Universidad Veracruzana, todo esto en el sexenio de Duarte. Así la deuda se incrementa a más de los 44 mil millones de pesos.
Consideremos también que Duarte fue el secretario de finanzas del gobernador Herrera Beltrán, con lo cual su responsabilidad en esta deuda multimillonaria se incrementa.
Sin embargo, después de todo lo hablado, debe preocuparnos que la PGR solo tiene documentada una parte ínfima.
¿Dónde está el equipo de inteligencia financiera del gobierno federal?.
Concediendo que los sistemas federales de control no se hayan dado cuenta de lo que sucedía con las finanzas del Estado de Veracruz durante el gobierno anterior, han tenido muchos meses para haber logrado ubicar las transacciones que al inicio fueron cuestionadas apenas Javier Duarte dejó el poder. De repente los montos cuestionados han bajado drásticamente.
¿Cómo pueden desaparecer miles de millones de pesos sin dejar rastro?… ¿Los guardó en su casa o hizo transferencias rastreables por medio de la banca electrónica?. Seguramente lo segundo.
Cuando el gobierno federal quiere encontrar algo, lo encuentra y cuando no quiere entonces hacen cortinas de humo.
¿Por qué es tan importante seguir la pista del dinero que inicialmente se le acreditó a Javier Duarte haber desviado de las arcas del gobierno estatal hacia cuentas personales?.
Simplemente porque con el poco control que ha demostrado tener el gobierno federal sobre el buen uso de las finanzas estatales, este caso personificado en Javier Duarte podría inaugurar una nueva industria multimillonaria de corrupción gubernamental. Por ello el gobierno federal debe acreditar a través de todas las secretarías de estado que puedan estar involucradas, dónde quedó el dinero y delimitar si hubo abuso y robo y si así fue, de cuánto es el monto.
No olvidemos que casi la totalidad de los recursos que reciben los gobiernos estatales corresponden a participaciones federales que se entregan etiquetadas para rubros específicos. Por eso el gobierno federal tiene todo el derecho y la obligación de auditar en qué se gastó.
Si no hay control, podríamos suponer que unos hacen el trabajo sucio de robar desde altos puestos de gobierno y otros los dejan hacerlo, para luego apañarlos y limpiamente, en lo oscurito y sin riesgos, despojarlos de parte del botín a cambio de irles eliminando cargos.
Este caso judicial muestra cómo a la fiera que perseguía a Javier Duarte empiezan a caérsele los colmillos y empieza a amansarse. ¿Será casualidad?.
A su vez mientras la opinión pública se preocupa y se distrae con odio sobre la persona del inculpado, exigiendo cárcel, otros podrían estarle despojando de parte de su fortuna aprovechando la furia distractora de la venganza popular.
El Gobierno del Estado de Veracruz necesita que el gobierno federal le reintegre hasta el último peso de lo que pudiera haberse desfalcado, para poder sanear las finanzas públicas hoy deterioradas.
Viene el fin de un sexenio en 2018 y lo que hoy suceda con el juicio a Javier Duarte en el ámbito de la justicia sentará un precedente. Si hay impunidad y la fortuna que algunas autoridades inicialmente habían mencionado como desviada desaparece, entonces abrirá el camino a que suceda lo mismo con el gobernador Borge, con César Duarte y los que se acumulen en 2019.
Debe haber un juicio justo para Javier Duarte, pero sin simulaciones y evitando negociaciones en lo oscurito.
¿Y usted cómo lo ve?
Ricardo Homs
@homsricardo