Y no quieren entrarle al problema de las pensiones    

Las cifras que el Paquete Económico proporciona, por encima de las fanfarrias de los panegiristas oficiales y oficiosos, no son para echar las campanas al vuelo.

Por el contrario, si fuéremos objetivos, deberíamos en verdad estar preocupados. El panorama que dejan ver hoy las finanzas públicas, al menos para los próximos 15 meses, no pinta bien.

Por encima de la complejidad que la presentación del Proyecto de Decreto del Presupuesto de Egresos de la Federación se encarga de hacer mayor, siempre es posible encontrar dos o tres elementos que generan la preocupación señalada arriba.

Esta vez no es la excepción. Dos son los conceptos los cuales, por su monto e impacto en el Presupuesto Total proyectado, deberían haber llevado a la SHCP a encender, desde hace tiempo, los focos rojos. Ellos son el monto destinado a Pensiones y al Costo Financiero y Comisiones de la Deuda Pública.

De acuerdo siempre con las cifras que apareen en los documentos correspondientes que integran el Paquete Económico, el primer concepto -para el año 2018- será del orden de los $793.7 mil millones de pesos y el segundo, únicamente $663. 5 mil millones de pesos.

Si sumáremos esas dos cantidades, el monto sería del orden de $1.457 billones de pesos.

Ahora, simplemente para tratar de determinar el impacto -creciente cada año- en el Presupuesto Total proyectado ($5.236 billones de pesos), diremos que representa, nada menos que el 27.8%. Dicho de otra manera, de cada $100 pesos del Presupuesto Total proyectado, 28 de ellos se destinarían a apoyar las pensiones y el servicio de la Deuda del Sector Público Federal.

Ahora, por favor, dígame usted: ¿Quién en su sano juicio y con dos dedos de frente diría que lo contenido en el Paquete Económico da tranquilidad? ¿Cómo es posible que el actual Secretario de Hacienda que ya se ve como candidato y después como presidente de la República, ante las cifras y el porcentaje que doy arriba, afirme que el Presupuesto es la gran maravilla?

Le pediría a usted, sin el menor ánimo de negativismo, que tome con pinzas las declaraciones triunfalistas, tanto del Secretario de Hacienda como de sus subsecretarios (Rubio y Mesmacher), pues las cosas debemos verlas con obligada objetividad y desterrar, por el peligro que representa una visión así, todo subjetivismo y ese triunfalismo ramplón que lo único que intenta -sin lograrlo-, es ocultar la realidad que subyace a las cifras del Paquete Económico.

Ya veremos que es lo que en definitiva aprueba el Congreso, de aquí al 15 de noviembre.

Piense por un momento, que éste es el último Paquete Económico que le tocará al presidente Peña. El próximo, a entregar el 15 de diciembre del año próximo, será responsabilidad del nuevo equipo alrededor del ganador de la elección presidencial del 1 de julio.

Por eso debemos estar más atentos que en los años anteriores, a las cifras que apruebe el Congreso, tanto en la Ley de Ingresos (ambas Cámaras), como lo que apruebe en el Presupuesto la Cámara de Diputados.

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