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Nadar con delfines en libertad, aventura extrema en Puerto Vallarta

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Puerto Vallarta.— Parques acuáticos ofrecen nadar con delfines, pero resulta más increíble hacerlo sin que estén en cautiverio, es decir acompañar a los cetáceos en mar abierto en completa libertad, lo que también representa una experiencia impredecible para cada persona.

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En este punto del estado de Jalisco Wildlife Connection ofrece al turismo el “Tour nado con delfines en libertad”, en el que un biólogo certificado acompaña a los visitantes en ese viaje por Bahía de Banderas, pero antes ofrece una plática sobre esos mamíferos, para conocer sus características y evolución.

La bióloga María Eugenia Rodríguez, conocida como Maru, explicó a la agencia Notimex que el recorrido dura unas tres horas, ya que al ser animales silvestres puede tomar poco tiempo encontrarlos o un periodo largo, lo que varía cada día, aunque está garantizado su avistamiento, pero se requiere paciencia.

Los visitantes se alistan en una pequeña embarcación que hace más ágil el desplazamiento desde la Marina de Vallarta. Por lo regular son grupos de 10 los que pueden viajar. La misión: encontrar delfines nariz de botella (tursiops truncatus), también denominados toninos, y nadar junto a ellos.

“Tenemos familias residentes dentro de la bahía, estimamos que hay tres familias y nosotros nos enfocamos en uno de esos grupos y como están dentro de la bahía todo el año se les puede encontrar en todo un territorio y haciendo diferente actividad”, adelanta.

Maru, quien mencionó que ese proyecto lleva desde 1998, indicó que son animales curiosos y juguetones, y cambian de actividad durante el día, por lo que puede encontrársele comiendo, brincando, jugando o hasta peleando.

Para saber que son los mismos delfines de una familia se usa un proyecto de investigación, para lo cual se les toma fotos de la espina dorsal, ya que cada una es diferente, tiene forma, cicatrices y líneas causadas por los mismos delfines al interactuar y agarrarse con el hocico, por lo que los dientes les dejan las marcas, superficiales o profundas.

También van perdiendo parte de las orillas y en el catálogo los tienen con número, aunque Maru reveló que a algunos les dan nombre por alguna característica o en honor a alguien, como una bióloga que nombró a uno “Charlie” en honor a su papá, pero meses después apareció con una cría, es decir, no era macho sino hembra.

Fue el caso de uno de los grupos que se ven durante el recorrido, donde al aproximarse se puede apreciar a las crías, por lo que se optó por no descender, ya que de acuerdo con la bióloga las madres se tornan protectoras y aunque no atacan a coletazos, ellas mismas se alejan; sin embargo, resulta conmovedor ver a la familia.

Además, en la charla previa, indicó que la principal regla para los participantes del tour es no tocar a los delfines, porque siguen siendo animales salvajes, y podrían recibir tanto una respuesta amigable como agresiva, por lo cual lo mejor es mantener la distancia.

“Nadar con ellos afuera no es como en un delfinario, que uno tiene el pescado y el silbato que lo hace venir a nosotros, son animales libres y tenemos que encontrar el grupo perfecto en el momento perfecto. Lo mejor es encontrar a los grupos de delfines juveniles, pero que no estén moviéndose muy rápido”, señaló.

Hubo algunos intentos en falso de acercarnos a los delfines, Maru indicaba el momento exacto para saltar de la embarcación, ya preparados con aletas, chaleco salvavidas y snorkel que ahí te prestan para poder movilizarte mejor, pero ya en el agua, aunque parecían estar cerca, las brazadas se hacen pesadas y el avance lento, lo que hacía imposible perseguir a los veloces delfines.

“Tenemos que encontrarlos descansando en cierta zona o interactuando en cierta zona, y es cuando podemos meternos al agua. También nosotros estamos identificando la conducta que tienen ya que al igual que las personas o cualquier animal, hay algunos amigables y algunos son ‘payasos’”, confesó.

Por lo regular las personas se introducen al mar en grupo de dos y hasta cuatro, para no ser invasivos con los animales. Además, la guía contó que la experiencia es variable, porque puede depender incluso de la vibra de la gente, así como te pasa con los perros que uno con una persona se acerca y con otra no, porque algo ve o siente.

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“Puede haber alguna persona que se mete y se van todos los delfines porque quién sabe qué mala vibra trae y hay con quienes se van a quedar. Mi hija desde los dos años, ahorita tiene nueve, se mete a nadar y la conocen, por lo que están con ella”, compartió.

Estar dentro del mar puede derivar en algo de ansiedad y al estar nadando tras los delfines, uno sorprendió al equipo de Notimex al dar un salto cerca y salpicar; incluso llegaron a pasar por debajo, como escabulléndose de las cámaras, por lo que lo único que se pudo captar fue el movimiento de agua de una sombra desplazándose.

Debido a que los delfines de la zona ya conocen a la bióloga y se quedan, de ser necesario ella se mete a nadar junto con los participantes del tour para atraerlos, pero primero les da la oportunidad de verlos, por lo que antes de finalizar el recorrido decidió darse un chapuzón y atraer más a los cetáceos para contemplarlos.

Los precios del tour, como la mayoría de los que se ofrecen en Vallarta, están en dólares, porque el turismo principal es el extranjero, aunado a que baja y sube constantemente, y es de entre 80 y 85 dólares por adulto y de 50 a 56 dólares por niño.

JAHA

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