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Declaran venerable a madre que renunció a quimioterapia para salvar a su hijo
Italia.— El Papa Francisco autorizó este 30 de agosto la promulgación del decreto de la Congregación para las Causas de los Santos que reconoce las virtudes heroicas de la Sierva de Dios italiana María Cristina Cella Mocellin, madre de tres hijos, quien murió a los 26 años.
María Cristina Cella Mocellin, una madre de familia italiana que falleció en 1995. Cuando estaba embarazada le diagnosticaron un cáncer, pero renunció a la quimioterapia para no dañar al bebé.
Es un caso similar al de Chiara Corbella, que falleció a los 28 años en circunstancias muy similares y está en proceso de beatificación.
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¿QUIÉN ES MARÍA CRISTINA CELLA MOCELLIN?
María Cristina Cella Mocellin nació el 18 de agosto de 1969 en Cinisello Balsamo (Italia) y falleció en Bassano del Grappa (Italia) el 22 de octubre de 1995.
María Cristina nació en el seno de una familia de sólidos principios cristianos. Desde muy joven fue al oratorio parroquial, donde recibió las bases de la fe católica, y recibió el catecismo de las Hermanas de la Caridad de Santa Juana Antida Thouret.
En el verano de 1987, cuando acababa de cumplir 18 años, le apareció un sarcoma en la pierna izquierda y fue operada por primera vez.
A pesar de los largos meses de quimioterapia, aprobó brillantemente sus exámenes de bachillerato e ingresó a la Facultad de Lenguas de la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Milán.
El 2 de febrero de 1991, Maria Cristina se casó con Carlo Mocellin. Después de tener dos hijos, en otoño de 1993 quedó embarazada por tercera ocasión y le detectaron un nuevo sarcoma en la misma pierna que ponía en riesgo su embarazo.
Decidió someterse a un tratamiento médico que no pusiera en peligro la vida del niño y le hicieron una operación local; sólo después de dar a luz comenzó con el nuevo tratamiento contra el tumor.
Murió el 22 de octubre de 1995 en Bassano del Grappa, Italia, a la edad de 26 años.
EXPERIENCIA HEROICA
Según relata la biografía difundida por la Congregación para las Causas de los Santos, María Cristina “dio siempre un testimonio de fe fuerte y segura, que se tradujo en el compromiso de vivir la voluntad de Dios”.
“Basó su vida en la fidelidad al Señor, en la escucha de su Palabra y en la comprensión hacia todas las personas. Su experiencia heroica de fe la llevó también a experimentar el sufrimiento en un confiado abandono al amor de Dios”.
Además, “vivió la esperanza como una sólida confianza en Dios y en su presencia” y estuvo “segura del amor de Dios por cada persona, al igual que estaba segura de la meta final, el paraíso, al que podía mirar con serenidad”.
CARTA A SU HIJO
Antes de morir, María Cristina escribió una carta a su tercer hijo, donde demuestra el testimonio heroico de sus virtudes humanas.
“Querido Ricardo, debes saber que no estás aquí por casualidad. El Señor quiso que nacieras a pesar de todos los problemas que había. Padre y madre, como se puede comprender, no estaban muy contentos con la idea de esperar otro hijo, ya que Francesco y Lucía eran muy jóvenes. Pero cuando supimos que estabas ahí, te quisimos y te deseamos con todas nuestras fuerzas. Recuerdo el día en que el médico me dijo que seguía diagnosticando un tumor en la ingle. Mi reacción fue repetir varias veces ‘¡estoy embarazada! ¡Estoy embarazada! Pero estoy embarazada, doctor’. Para hacer frente a los temores de ese momento, se nos dio una fuerza de voluntad ilimitada para tenerte. Me resistí a entregarte con todas mis fuerzas, tanto que el médico lo entendió todo y no dijo nada más. Ricardo, eres un regalo para nosotros. Fue esa noche, en el coche de regreso del hospital, cuando te moviste por primera vez. Parecía como si estuvieras diciendo: ‘¡gracias mamá por quererme!’. ¿Y cómo no te vamos a querer? Eres precioso, y cuando te miro y te veo tan bonito, despierto, simpático, pienso que no hay sufrimiento en el mundo que no merezca la pena soportar por un niño. El Señor ha querido llenarnos de alegría: tenemos tres hijos maravillosos, que, si Él quiere, con su gracia, podrán crecer como Él quiere. Sólo puedo dar gracias a Dios, porque ha querido darnos este gran regalo que son nuestros hijos. Sólo Él sabe cómo nos gustarían más, pero por ahora es realmente imposible. Gracias Señor”.
Información de ACI Prensa
ebv