Vida y Familia

Denuncian que Planned Parenthood entrega hormonas “como dulces” para cambio de sexo

Criticaron que no ofrezcan un adecuado “consentimiento informado” que explique todos los efectos negativos del tratamiento.

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Estados Unidos.- El portal de noticias católico ACI Prensa publicó que  organizaciones y un grupo de personas transgénero denunciaron que Planned Parenthood, la multinacional del aborto más grande del mundo, está distribuyendo hormonas para el “cambio de sexo” como si fueran “dulces”.

Planned Parenthood es considerada uno de los más grandes proveedores de hormonas para el mal llamado “cambio de sexo” en Estados Unidos.

El centro empezó a dar este tratamiento a 16 estados en 2015 y en la actualidad, lo ofrece a más de 35 mil personas en sus más de 200 sedes ubicadas en 41 estados del país.

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Los críticos e incluso los defensores de la ideología de género denunciaron a Planned Parenthood por dar estos tratamientos a adolescentes y jóvenes que lo solicitan sin una adecuada evaluación de su salud y pese a las posibles graves consecuencias a futuro.

Criticaron que no ofrezcan un adecuado “consentimiento informado” que explique todos los efectos negativos del tratamiento.

Además, señalaron que se empieza a medicar desde el primer día de la cita de consulta, excluyendo el historial médico y psicológico de la persona, así como el requisito de tener una terapia previa con un profesional de salud mental.

Entre las sedes que brindan estos servicios se encuentran Mar Monte (San José, California), Washington DC, Sur de Texas, y Pensilvania occidental.

Las sedes de Great Northwest, Hawái, Alaska, Indiana, Kentucky indican que es opcional presentar una carta de un médico para “cirugía de afirmación de género”.

La sede de Upper Hudson indica explícitamente que se puede dar hormonas a “adolescentes transgénero” que “desean evitar los cambios irreversibles e indeseables” de la pubertad, pero precisa que “se requiere el permiso de los padres”.

Jennifer Lahl, presidenta del Center for Bioethics and Culture Network, dijo a National Catholic Register que el documental “The Detransition Diaries”, que será publicado el 19 de septiembre, narra tres casos de mujeres que se arrepintieron de recibir este tratamiento.

Cat Cattinson y Helena Kerschner, dos de las protagonistas, recibieron hormonas masculinas en Planned Parenthood a los 27 y 18 años, respectivamente.

Hoy en día denuncian que se entreguen hormonas a otros jóvenes que luchan contra la disforia de género.

Cat denunció que un médico de la multinacional le indicó inyectarse testosterona en su primera cita, pese a que esta consistió en una llamada telefónica de 30 min donde ni siquiera se evaluó su historial clínico, que incluía un trastorno alimenticio e intentos de suicidio.

Relató que en otra cita de 45 minutos, otro médico de otra sede de Planned Parenthood le autorizó extirparse ambos senos.

Kerschner denunció sufrir daños en su salud luego de que en su primera cita médica, que duró casi una hora, le indicaron iniciar el tratamiento hormonal sin siquiera pedirle la habitual toma de muestra de sangre, porque venía de “tan lejos y parecía ‘muy segura’” de su decisión.

Dijo además que al inicio del proceso la enfermera le indicó inyectarse 25 miligramos de testosterona, y que luego aceptó subir la dosis a 100 miligramos, solo porque ella se lo pidió, argumentando que lo necesitaba porque sus “caderas son grandes”.

“La testosterona y los ataques de ira fueron tan intensos que terminé lastimándome. Así que tuve que ser hospitalizada dos veces por estas razones”, recordó.

La personalidad de YouTube Ryan Barnes, una mujer que apoya a los que deciden “cambiar de sexo” y que se sometió a un tratamiento hormonal en Planned Parenthood, y que luego revirtió su proceso de transición, criticó a la multinacional porque no le hicieron una adecuada evaluación antes de iniciar su tratamiento, sino que le recetaron altas dosis de testosterona.

“Con Planned Parenthood simplemente se les entregan hormonas como dulces a cualquiera que entre por la puerta, independientemente de si realmente eres transgénero o no, o simplemente estás confundido o no”, subrayó.

“Si no fuera tan fácil como entrar y firmar un formulario para algo que cambia permanentemente tu cuerpo por el resto de tu vida en algunos aspectos”, dijo, “no creo que probablemente hubiera hecho la transición”, porque un mayor tiempo para pensarlo “podría haber influido en mi transición”.

Erin Brewer, que fundó Advocates Protecting Children, dijo al Register que la multinacional explica de forma limitada “las consecuencias a largo plazo de estas hormonas”, y advirtió que muchas personas que inician el tratamiento y luego se arrepienten, le dijeron que firman el consentimiento informado solo “porque quieren los medicamentos”.

Basada en su experiencia personal, Brewer critica a los activistas que afirman que si un niño insiste en que es del otro sexo debe hacer la transición. Relató que cuando era niña, dos hombres la agredieron sexualmente frente a su hermano, pero a él no le hicieron daño. “Así que, como un mecanismo creativo de afrontamiento, en mi mente solo iba a ser un niño”, dijo.

También criticó a Planned Parenthood por recomendar a los padres que optan por acudir a un terapeuta, antes del tratamiento hormonal de sus hijos, que se aseguren que este especialista “apoye las identidades LGTB”.

En diálogo con el Register, Quentin Van Meter, endocrinólogo pediátrico y presidente del Colegio Estadounidense de Pediatras, criticó a Planned Parenthood por comenzar a recetar hormonas luego de una “cita de 45 minutos”.

El médico explicó que “la permanencia y la gravedad de los cambios y los efectos secundarios” de un tratamiento hormonal, exigen que el paciente pase por un “examen psicológico extenso” antes de iniciar la medicación.

Advirtió que según un estudio científico, medicar inyecciones de testosterona a mujeres jóvenes puede causarles un aumento anormal y nocivo de su hemoglobina, y que los hombres que se inyectan estrógenos tienen una mayor probabilidad de sufrir “riesgo de trastornos de la coagulación y accidente cerebrovascular”.

ARH

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