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Inaceptable morir por actos médicos deliberados como el aborto: Simón Castellví
El aborto provocado es una ofensa a Dios, a las madres, los hijos y a la Medicina. Nunca puede ser aceptado ni promovido.
España.- El Dr. José María Simón Castellví, Presidente emérito de la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas (FIAMC) alerta sobre la deriva de la PAV: “se nombraron y se siguen nombrando académicos abortistas, defensores de la eutanasia en algún grado o detractores de la Humanae vitae”, expresó.
“No es lo mismo morirse a que te maten. Nos moriremos por enfermedad o vejez, quizá por guerra, pero no deberíamos morir nunca por un acto médico deliberado”, precisó.
Simón Castellví, añadió que justo era lo contrario de lo que deseaba San Juan Pablo II y de lo que es razonable para el bien de la Iglesia peregrinante en esta tierra.
Se acerca la Fiesta de San Juan Pablo II, en muchos sentidos llamado también el Papa de la Vida y de la Familia.
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Él creó la Pontificia Academia para la Vida con el fin de estudiar en profundidad maneras de defender la vida humana y su transmisión desde la concepción hasta la muerte natural.
La FIAMC colaboró muchas veces con la Academia y organizamos congresos en común de un altísimo nivel científico. También publicamos en revistas científicas de impacto. Eran tiempos en los que, dejando aparte legítimas discusiones académicas u organizativas, tanto sus presidentes como todos sus miembros defendían la vida humana como Dios les daba a entender.
Hubo presidentes que sabían lo que era el ADN, la buena obstetricia y la comunicación de los aspectos seguros de la Doctrina y de las leyes de la naturaleza.
Sin embargo -hecho insólito bajo el sol- bajo la actual presidencia se expulsó a todos los académicos y posteriormente se nombró a los nuevos, incluidos algunos de los antiguos.
Así, se nombraron y se siguen nombrando académicos abortistas, defensores de la eutanasia en algún grado o detractores de la Humanae vitae, justo lo contrario de lo que deseaba Juan Pablo II y de lo que es razonable para el bien de la Iglesia peregrinante en esta tierra.
“Y se dejaron de lado a valiosos científicos defensores de la Vida” agregó.
Aunque el Dr. Simón Castellví no menciona nombres en su artículo, los más recientes nombramientos del Papa Francisco para la Pontificia Academia para la Vida se realizaron el sábado 15 de octubre de este año, e incluyeron a la economista atea y pro aborto Mariana Mazzucato, así como a Mons. Philippe Bordeyne, un teólogo crítico de la encíclica Humanae Vitae de San Pablo VI, que recoge y explica la posición de la Iglesia Católica sobre el uso de anticonceptivos.
El Dr. Simón Castellví recordó en su artículo que se acerca la fiesta de San Juan Pablo II, el 22 de octubre, “en muchos sentidos llamado también el Papa de la Vida y de la Familia”.
El aborto provocado es una ofensa a Dios, a las madres, a los hijos y a la Medicina. Es la anti-Medicina. Nunca puede ser aceptado ni promovido.
En este sentido la revocación de la sentencia Roe versus Wade es una puerta abierta a la protección de la Vida en un país occidental muy importante desde diversos puntos de vista y creo que nos ayudará con el tiempo a revertir la lacra del aborto, le pese al lobby que le pese.
Comprendo que hay que intentar dialogar con aquellos que son favorables a destruir la vida intrauterina y atraerlos a la causa de la Cultura de la Vida. Pero no se les puede ofrecer púlpitos para que difundan sus planteamientos. Ya tienen demasiados en el mundo civil y con una mayoría abrumadora.
Pablo VI pedía a los médicos y personal sanitario que nos hiciéramos con toda la ciencia necesaria para, respecto a la transmisión de la vida, dar a los esposos de nos consultan sabios consejos y directrices sanas que de nosotros esperan con todo derecho. Así, en lugar de perder el tiempo y la salud con los anticonceptivos o con discusiones que no sirven, deberíamos ayudar a las madres con problemas y a los esposos que necesitan espaciar un nacimiento por razones graves.
No quiero olvidar aquí poner por escrito una antigua oración en favor del Santo Padre y de sus colaboradores. Los cristianos tenemos que hablar, pero también hay que orar: “el Señor lo proteja, lo bendiga y lo guarde, lo haga feliz en la Tierra y no lo entregue a la saña de sus enemigos”.
Además, señaló, “el final de la Vida debería estar siempre acompañado por la familia, un ministro religioso y unos buenos cuidados paliativos”.
ARH