Cobertura especial coronavirus

Enfermera vive en camioneta para evitar contagiar a su familia

Le impresiona cómo los pacientes se van deteriorando hasta morir, jóvenes o ancianos

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Ciudad de México.- Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad dio a conocer el caso de la enfermera Silvia Rosas quien trabaja en el Hospital General de Tijuana en “el área negra”, así se le conoce al tercer piso de dicho nosocomio, en donde se ubican los pacientes con Covid-19.

En su día normal, Silvia llega al hospital y se despoja de su ropa, se lava escrupulosamente las manos, se coloca unos guantes quirúrgicos que le llegan al antebrazo y se viste con un overol impermeable blanco, de esos que recuerdan las películas de ficción.

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Ella se pone los lentes protectores de plástico que se adhieren con silicón en sus pómulos, se recoge el cabello en un gorro quirúrgico y encima se ajusta una careta que asemeja una visera con plástico colgante que cubre su rostro y le llega al cuello.

Silvia está lista para empezar el día en “la zona contaminada”, como le llaman: revisa las bombas de infusión, bolsas de plástico que van directo a la vena y por donde pasan los medicamentos. Mide la cantidad de oxígeno del paciente, se asegura que esté ventilando bien y si no, viene la parte terrible del día.

“El paciente comienza a ponerse azul por la falta de oxígeno, batalla para respirar, la verdad es impactante”, narra la enfermera a Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI).

Entonces hay que auxiliar al médico en el proceso de intubación: meter un tubo de plástico que va directo hasta la garganta y se conecta a un ventilador para ayudarle a respirar y lo mantiene con vida.

Amo mi trabajo y al ver a mis compañeros como tenían una carga tan grande de trabajo me pidieron apoyó y por supuesto que acepté, expresó.

Ella se coloca junto al médico que hace las maniobras para deslizar el tubo hasta la tráquea. Silvia aspira con una manguera las secreciones espumosas que expulsan los pacientes con COVID-19.

Le impresiona cómo los pacientes se van deteriorando hasta morir, jóvenes o ancianos, con enfermedades crónicas o sanos.

El coronavirus no respeta a nadie, dice. Tiene miedo todo el tiempo, no lo niega, aunque admite que es lo que escogió, por eso es enfermera desde hace 14 años.

Sin embargo, no está dispuesta a poner en riesgo a sus cuatro hijos y a su marido: acondicionó su camioneta Voyager blanca 1994 para vivir en ella cuando esté de turno y la cual estaciona en los márgenes del hospital.

“Mi esposo me la acondicionó, le quitó asientos, le puso un colchón, metimos lo mínimo indispensable para estar ahí. Cobijas, almohadas, zapatos, ropa de civil”.

Finalmente, la enfermera de Baja California hizo un llamado a la población a quedarse en casa para no convertirse en una estadística más para los servicios de salud a causa de la pandemia de COVID-19.

Texto original https://contralacorrupcion.mx/enfermera-camioneta-familia-covid-19/

ARH

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